Por: Waldo Vargas Reyes
(RK 93 KOLLASUYO) “Regresé un poco tarde a la casa. Mi esposa y mis hijos ya dormían. Abrí la nevera para tomar un poco de agua y noté lo poco que teníamos para pasar estos días. Caminé hacia mi vieja silla de descanso y allí me desplomé casi de forma automática. Mi mirada se detuvo en el calendario.
¡Parece mentira que ya estamos en Navidad! me dije con tono recriminatorio…
Nunca la palabra Navidad había sonado tan seca y vacía como ahora. Eran tiempos muy duros. Por primera vez mis hijos no tendrían juguetes ni ropa nueva. Por primera vez no tendríamos una buena cena con toda la familia ni haríamos nuestro acostumbrado intercambio de regalos.
… al tiempo que me dirigía a mi cuarto. noté que mi esposa había colocado sobre la mesa de la sala, el viejo pesebre, con el que solía decorar en esos días. Antes ni me había percatado, pero había un gesto de júbilo en las pequeñas figuras… Allí estaban María y José, al lado del Niño Jesús. El artesano había plasmado en ellos una mezcla de gozo y tierna contemplación, estaban los ángeles, los pastores y los reyes magos, sus rostros reflejaban la alegría. Hasta los animales del establo se veían felices.
Para los protagonistas de la Navidad no fueron aquellos mejores tiempos que los míos. Había escasez, pobreza, inseguridad, malos tratos de parte de las autoridades y muchas limitaciones….
Fue entonces cuando comprendí que el pesebre de Belén era el símbolo más perfecto de lo que significa el Gozo de la Navidad. La pobreza y suciedad de aquel establo, en lugar de traer depresión y frustración, fueron el escenario donde estalló la Esperanza, la alegría y el gozo, no por el lugar o las circunstancias sino por la persona que había nacido allí, JESÚS, el Salvador
Reconocí que mi tristeza surgía de ver mis circunstancias. Me estaba fijando en lo que no tenía en lugar de ver lo que ya tenía (vida, salud, mi familia, mis hijos, mi esposa, mi hogar, fe, esperanzas y fuerzas para seguir adelante) y concluí que tenía poderosas razones para estar feliz y no permitiré que el pesebre de mis necesidades, de mis problemas y circunstancias me roben ese gozo.
Al entrar al cuarto, mi esposa se despertó y, aún dormida, me preguntó: ¿Cómo te fue? Le respondí: Muy bien, hoy recuperé el Gozo de la Navidad. Ella sin entender preguntó: ¿Qué significa eso mi amor? Tomé su mano con ternura y le murmuré: “Duerme, cariño, mañana te explico con calma”.
¡Feliz Navidad para todos! y a pesar de los problemas, vivamos a plenitud el verdadero significado de la Navidad.
Pueblos del Sur, 22 de diciembre de 2022.