Esta vez con Ismael Rescalvo en la banca, volviendo a asumir sus funciones como entrenador, luego de estar ausente por una semana, The Strongest ganó por 1-0, que para lo único que sirvió fue para adornar el historial, pero a nivel general dejó una sensación de disconformidad y enojo en la hincha por la manera en la cual se maneja el equipo y la institución.
Los atigrados asfixiaron a Peñarol con los ataques en el primer tiempo, teniendo a Enrique Triverio como el hombre más peligro; sin embargo, el más movedizo fue Abdiel Ayarza, quien tuvo una clara ocasiones de abrir la cuenta con un centro al ras que no pudo conectar en el palo contrario.
Una mano de Leo Coelho fue revisada con el VAR, dando como determinación que el árbitro Cristian Garay (Chile) castigue con un penal. Triverio convirtió con un 1-0, a los 44´, con un remate al centro, engañando a Washington Aguerre. Este tanto representaba esperanza en el lado de los atigrados.
Sin embargo, en la segunda mitad jamás llegó la ampliación de la cuenta. Peñarol se encerró en su lado del campo, consiguiendo cortar el juego y soportar estoico los intentos del dueño de casa. El visitante en ningún momento se interesó por anotar un gol, estaba enfocado en evitar la goleada, dejando a un lado una propuesta ofensiva.
El Tigre siguió con su ataque, dentro de sus limitaciones y su falta de liderazgo en el campo. Los centros fueron su único argumento, uno de estos servicios fue conectado de taco por Bruno Miranda, enviando la pelota a estrellarse en la base del palo. En los minutos finales, Triverio sacó un remate desviado dentro del área.
La frustración de la afición de la curva sur fue incontrolable, porque desde ese sector se lanzaron petardos contra Aguerre. Esta acción irresponsable traerá como consecuencia un castigo drástico contra la institución atigrada de parte de la CONMEBOL.
APG/MR