La guía gastronómica Taste Atlas destacó postres icónicos y tradicionales de Polonia, Suecia y República Checa. Un solo postre latinoamericano se ubicó en el top 10
Las tortas, con sus innumerables variantes en todo el mundo, se han convertido en una delicia universal que atraviesa culturas y fronteras. Y ahora, para develar cuáles son las mejores, Taste Atlas, la reconocida guía gastronómica ―definida como una “enciclopedia de sabores”―publicó la lista de las 100 mejores tortas del planeta. Y entre las 10 mejores hay una que es latinoamericana.
Taste Atlas busca las comidas típicas y emblemáticas, y ya catalogó alrededor de 10.000 alimentos y bebidas de todo el mundo. El sitio online se nutre de los comentarios diarios de profesionales de la gastronomía y de los comensales, y lanza distintos tipos de rankings mensualmente.
Esta vez, publicó el ranking “Las 100 mejores tortas del mundo”, en la que destacan los sabores tradicionales, pasteles clásicos y emblemáticos que destacan por sabores únicos. Algunos, además, con origenes curiosos.
Aquí, las elegidas:
Una por una, las 15 mejores tortas del mundo, según Taste Atlas
1. Sernik
El sernik es una tarta de queso tradicional de Polonia, cuya historia se remonta al siglo XVII. Esta receta se cree que fue introducida por el rey Jan III Sobieski después de la batalla de Viena, y se elabora principalmente con twaróg, un tipo de requesón utilizado en la cocina polaca desde hace siglos. Además, se añaden ingredientes como huevos y azúcar, de acuerdo a antiguas tradiciones tanto cristianas como judías.
Actualmente, el sernik se presenta en múltiples versiones, incluyendo algunas que se hornean y otras que no. La receta tradicionalmente incluye una base de bizcocho desmenuzable y puede llevar adiciones como pasas, salsa de chocolate o frutas.
Una de las variaciones más queridas de este postre está cubierta con gelatina y frutas frescas sobre la base de bizcocho, lo que la convierte en un favorito en celebraciones y festividades.
2. Kladdkaka
El kladdkaka es un postre icónico en Suecia, que seduce con su textura densa y su centro siempre húmedo bajo una capa exterior crujiente. Este pastel se prepara con ingredientes como cacao o chocolate, huevos, mantequilla, azúcar y harina.
Es conocido por su intensidad de sabor, que se realza con una capa de azúcar en polvo y se acompaña frecuentemente de helado o crema batida. Este postre es un elemento esencial durante la fika, la tradicional pausa para café en ese país, donde se celebra la cocina local y los momentos de descanso.
3. Frål de Valašský
El Valašský frgál es un pastel tradicional de la región de Valaquia en Moravia, al sureste de la República Checa, conocido localmente como vdolek, pecák o lopaták.
Este pastel redondo, que mide aproximadamente 30 centímetros de diámetro, se hornea hasta alcanzar un color dorado y se sirve tradicionalmente con una capa de migajas en la parte superior, lo que le agrega una textura crujiente y aromática.
Este dulce tradicional se caracteriza por su cobertura generosa que ocupa entre el 42% y el 48% de su composición, cuyas variedades de cobertura incluyen desde peras secas ―la más popular― hasta mermelada, frutas variadas, requesón, semillas de amapola, nueces, repollo, colinabo y zanahorias, presentando una superficie espolvoreada con azúcar, canela y migas de pan de jengibre, o rociada con mantequilla.
4. Medovik
El Medovik, un exquisito pastel de miel originario de Rusia, se compone de varias capas de bizcochos que combinan la textura de la galleta con el dulzor de la miel, unidos por una suave crema. Tradicionalmente, esta crema se elabora a partir de crema batida o una mezcla de leche condensada y mantequilla, aunque existen variaciones modernas que incorporan ingredientes como bayas o chocolate.
Este postre tiene sus raíces en la década de 1820, cuando se dice que fue creado para deleitar a la esposa de Alejandro I de Rusia. La popular adición de leche condensada surgió durante la era soviética, dando lugar a las múltiples versiones que hoy se disfrutan. Las adaptaciones contemporáneas a menudo exploran nuevos sabores, manteniendo la esencia del tradicional Medovik.
5. Torta Caprese
La torta Caprese, un exquisito pastel italiano originario de la isla de Capri, se destaca por estar compuesto exclusivamente de chocolate negro, almendras molidas, huevos, azúcar y mantequilla, sin utilizar harina. Este pastel es famoso por su rica y densa textura, generalmente coronado con una capa de azúcar en polvo para realzar su sabor.
La torta Caprese se la suele adornar con frutas frescas como fresas o frambuesas, y en los restaurantes, se sirve acompañado de una bola de helado de vainilla.
Su creación, según cuenta la tradición, fue fruto de un error en el que un cocinero olvidó añadir harina a la receta, dando lugar a este delicioso accidente culinario.
6. Pan de Ló de Ovar
El Pan de Ló de Ovar es un emblemático pastel de Portugal, originario del siglo XVIII y estrechamente vinculado a las tradiciones religiosas y culinarias de los conventos de la época. La documentación más antigua que menciona este bizcocho data de 1781, describiéndolo como un obsequio para los sacerdotes durante las procesiones de Semana Santa, según el libro Irmandade dos Passos.
Hoy en día, este bizcocho, compuesto sencillamente de huevos, azúcar y harina, es un habitual en ferias gastronómicas portuguesas, extendiendo su popularidad más allá de su lugar de origen, Ovar. Se celebra por su textura cremosa y es un dulce representativo en toda la nación.
7. Torta Tenerina
A principios del siglo XX, los reposteros de Ferrara idearon la torta Tenerina para homenajear a Elena Petrovich, reina de Montenegro y esposa del rey Vittorio Emanuele III de Italia. El nombre de la torta, que significa “torta tierna”, refleja su suave textura; esta se elabora con solo cinco ingredientes: chocolate, mantequilla, huevos, azúcar y maicena, sin incluir harina.
Caracterizada por su corteza ligera, semejante al merengue, la torta Tenerina encierra un corazón de chocolate intenso y a la vez aireado. Este postre, emblemático de Ferrara, es un estandarte en las pastelerías locales con gran popularidad a lo largo de Italia.
8. Tarta de queso al estilo neoyorquino
La tarta de queso al estilo neoyorquino, reconocida por su textura densa y suave, se diferencia de otras variantes por un equilibrio entre lo dulce y lo ácido, y evita sabores cítricos o texturas masticables. Se atribuye a la tienda Junior’s, en la década de 1950, la creación de la primera tarta de queso de este estilo.
En cuanto a su composición, la tarta neoyorquina típicamente incluye queso crema, crema espesa, huevos y vainilla, con la opción de agregar crema agria. La base se hace generalmente de bizcocho o de galleta graham triturada, lo que hace una base firme y crujiente.
9. Bolo de brigadier
El bolo de brigadeiro, un pastel brasileño esencial en celebraciones de cumpleaños, se distingue por sus tres capas de bizcocho de chocolate suave y húmedo, complementadas con un relleno y cobertura de brigadeiro. ¿Cómo se preparan?
Este clásico dulce de Brasil se hace con leche condensada, crema de leche, margarina, chocolate en polvo, leche entera y maicena, aportando una textura rica y cremosa al pastel.
La estructura del pastel se forma con ingredientes tradicionales como azúcar, mantequilla, aceite, huevos y vainilla, además de harina, cacao, levadura y bicarbonato de sodio. Una vez montado y cubierto con su característico glaseado de brigadeiro, se decora con chispas de chocolate y, ocasionalmente, con bolas de brigadeiro sobre la superficie, añadiendo un toque final decadente a este clásico dulce.
10. Tarta de queso japonesa
En Japón, la tarta de queso ―conocida como “soufflé cheesecake” o “cotton cheesecake” fuera de sus fronteras― se caracteriza por su textura ligera y aireada.
Este postre se elabora al batir claras de huevo y mezclarlas con huevos, leche, azúcar y queso crema, para luego cocinar la masa a baño María, resultando en un pastel esponjoso y delicado.
El soufflé cheesecake es mucho más esponjoso que las versiones tradicionales de tarta de queso. Aunque a veces se consume frío, es preferido caliente, justo salido del horno, donde su textura se vuelve casi fundente. Su origen se atribuye a Tomotaro Kuzuno, un chef japonés que se inspiró en el käsekuchen alemán durante su estancia en Alemania en los años 60.
11. Dacquoise
La dacquoise, una tarta francesa de textura a la vez crujiente y cremosa, se elabora tradicionalmente con bizcocho de merengue de almendras o avellanas y capas intercaladas de crema batida o crema de mantequilla.
Su nombre proviene de “dacquois”, que significa de Dax, una ciudad en el suroeste de Francia, aunque hoy el término se aplica a cualquier postre que lleve capas de bizcocho de merengue de frutos secos.
Se cree que este pastel se originó en el siglo XVII como un postre de lujo para la corte francesa. Con el tiempo, ganó popularidad en Inglaterra, especialmente después de que chefs franceses se trasladaran allí para servir a la clase alta. Su éxito dio lugar a variantes como la marjolaine, una dacquoise rectangular con crema de mantequilla de chocolate, considerada una de las cumbres de la repostería francesa.
12. Kouign-amann
El kouign-amann, nacido en el siglo XIX en la región francesa de Bretaña, recibe su nombre de las palabras bretonas para “pastel” (kouign) y “mantequilla” (amann). Este pastel se caracteriza por su masa amarilla y hojaldrada que contiene generosas cantidades de mantequilla y azúcar, formando capas ricas y decadentes.
Popularmente descrito por los bretones como “el pastel más graso del mundo”, el origen del kouign-amann se atribuye a un accidente en una panadería de Douarnenez. Un panadero intentó salvar una masa que había fallado añadiendo mantequilla y azúcar, dando vida accidentalmente a este icónico postre francés.
13. Karpatka o Cárpatos
Este postre polaco popularmente conocido como karpatka, se compone de dos capas de pâte à choux y una abundante capa de crema pastelera de vainilla. En algunas variaciones, la base puede ser de masa quebrada, pero la capa superior es siempre de pâte à choux.
La superficie irregular del pastel, espolvoreada con azúcar glaseada, evoca las montañas nevadas de los Cárpatos, de ahí su nombre.
Aunque se sabe poco sobre su origen, el primer registro de karpatka data de 1972. Este pastel, emparentado con el kremówka más conocido, es un plato fundamental en las pastelerías polacas y también se prepara con frecuencia en los hogares.
14. Kue putu
Este pastel al vapor, habitualmente vendido por vendedores ambulantes en Indonesia, se prepara con harina de arroz glutinoso aromatizada y coloreada con hojas de pandan. Tradicionalmente, la mezcla se cocina al vapor en tubos de bambú y se rellena en el centro con azúcar de palma.
Durante la cocción al vapor, al pastel se le suele añadir coco rallado fresco por encima. Conocido como kue putu, este snack verde también es popular en Malasia y Filipinas, y algunos creen que podría estar inspirado en el puttu, un bocadillo similar de origen indio.
15. Tarta de queso vasca
En el corazón de San Sebastián, el bar La Viña ha hecho de su tarta de queso, conocida en euskera como gazta tarta, una celebridad local. Esta versión, famosa por su textura increíblemente cremosa, se distingue por su sencillez, compuesta únicamente de ingredientes básicos como queso crema, huevos, nata y azúcar, pero sin la tradicional base de galleta.
Al hornearse a alta temperatura, la tarta adquiere una corteza exterior oscura y algo quemada, mientras que el interior se mantiene suave y pegajoso. Aunque su origen está firmemente arraigado en La Viña, la popularidad de la tarta de queso vasca ha trascendido fronteras, encontrándose variantes de este postre en pastelerías alrededor del mundo.
Fuente: INFOBAE