Estudios indican que estar pendientes constantemente del móvil puede llevar a síntomas severos de ansiedad, problemas de atención y trastornos del sueño. Los expertos instan a tomar medidas y a buscar estrategias para resguardar la salud mental de los jóvenes
Las redes sociales se han integrado definitivamente en la vida cotidiana de las personas, en consecuencia se ha creado una mayor dependencia a estas plataformas para mantenerse conectado con el mundo.
Para tener una idea de este fenómeno tan solo cuatro horas diarias de uso del celular (lo cual es bastante típico) equivalen a poco más de 60 días completos cada año según estadísticas de Reviews.org.
Uno de los fenómenos asociados con este uso excesivo es el “miedo a perderse algo”, o FOMO (por sus siglas en inglés, Fear Of Missing Out). Es el temor relacionado con “quedarse afuera” de salidas o eventos sociales, oportunidades laborales, relaciones o, incluso, cuestiones de la vida en general.
Un equipo de psicólogos británicos, definió al concepto como “la aprehensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las que uno está ausente”.
La Licenciada Gabriela Martínez Castro (MN 18627), directora del Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explicó a Infobae: “Desde hace algunos años existe un diagnóstico llamado FOMO o temor a quedar desconectado o fuera de circulación en las redes sociales. Se asocia con trastornos de ansiedad generalizada y fobia social”.
El mes pasado, el director general de Sanidad de Estados Unidos, doctor Vivek Murthy, pidió una “acción inmediata” para proteger la salud mental de los niños y adolescentes en las redes sociales. Incluso, la ciudad de Nueva York demandó a cinco redes sociales, TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat y YouTube, argumentando que fomentan la adicción, promueven comportamientos perjudiciales entre los menores y son una “amenaza para la salud mental”.
Las trampas de las redes
Los argumentos de los representantes de la metrópoli se sustentaron en evidencias que apuntan hacia prácticas problemáticas de los creadores de las redes, tales como el uso deliberado de algoritmos diseñados para fomentar el consumo compulsivo y la implementación de mecánicas adictivas similares a las de los juegos con características que incluyen:
- Usar algoritmos para generar feeds que mantengan a los usuarios en las plataformas por más tiempo y fomenten el uso compulsivo.
- Usar mecanismos similares a los juegos de azar en el diseño de aplicaciones, que permiten la anticipación y el anhelo de “me gusta” y “corazones”, y también proporcionan flujos continuos y personalizados de contenido y anuncios.
- Manipular a los usuarios a través de la reciprocidad: “Estas plataformas aprovechan la reciprocidad, por ejemplo, informando automáticamente al remitente cuándo se vio su mensaje o enviando notificaciones cuando se entregó un mensaje, alentando a los adolescentes a regresar a la plataforma una y otra vez y perpetuando la participación en línea y las respuestas inmediatas”, describió el documento.
Los expertos explican que las aplicaciones atrapan la atención imitando las técnicas utilizadas por las máquinas tragamonedas, consideradas uno de los artefactos más adictivos jamás inventados. Esto se debe a que están diseñadas para desencadenar la liberación de dopamina, que es un neurotransmisor que, entre otras funciones, ayuda al cerebro a registrar cuándo vale la pena repetir un comportamiento y luego nos motiva a repetirlo, según explican en la entidad sin fines de lucro Consejo de Juego Responsable (Responsible Gambling Council, RGC).
Las recompensas también son grandes desencadenantes de este neurotransmisor. En el caso de las máquinas tragamonedas, la recompensa potencial es obviamente dinero. En los celulares, las más comunes son la aprobación social en las redes, como un “me gusta” o un comentario en una publicación. Esta es la razón por la que es tan fácil quedar atrapado en aplicaciones como las redes sociales, los juegos y las compras: son las que tienen más disparadores de dopamina.
Todos estos elementos son el caldo de cultivo para el FOMO y otros trastornos de salud mental que amenazan a todos, pero en especial a los jóvenes.
Síntomas y consecuencias
Según un estudio publicado en la revista científica World Journal of Clinical Cases, el FOMO incluye dos procesos: “En primer lugar, la percepción de perderse de algo, seguido de un comportamiento compulsivo para mantener estas conexiones sociales”.
En un artículo publicado en la Fundación UNAM, Universidad Autónoma de México, Jennifer Lira Mandujano, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI), advierte sobre cómo la adicción a las redes sociales afecta las relaciones personales y afectivas de los jóvenes por su uso desmedido y sin control.
La experta considera que mantener una conexión excesiva en redes sociales se convierte en una adicción conductual, con indicadores similares a los del consumo de sustancias adictivas como el tabaco o el alcohol.
“Aun sabiendo que todos tenemos muchas cosas que hacer, vamos aplazando este tipo de actividades para estar más tiempo conectados a las redes sociales en las que, además, se han desarrollado una serie de algoritmos informáticos que, no sólo invaden nuestra privacidad, sino que además identifican nuestros gustos, intereses y necesidades de información, para atraparnos y mantenernos más tiempo en las redes y no podamos desconectarnos tan fácil”, explicó.
La licenciada María Cecilia Palozzo (MN 34964), del staff del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) explicó a Infobae en una nota reciente que el abuso de la tecnología se traduce en una cantidad de sensaciones desagradables y síntomas, como los siguientes:
- Ansiedad: “Comienza a ser marcada, definida, persistente, genera una necesidad urgente por chequear en el celular o la tablet, una y otra vez en cortos periodos de tiempo, o utilizar una determinada app, por ejemplo, un juego”, comentó la psicóloga.
Un estudio del International Journal of Environmental Research and Public Health, confirmó que el uso excesivo del teléfono celular produce niveles más altos de ansiedad, depresión y soledad.
- Sentir malestar intenso, angustia e irritabilidad si no se logra conectar o acceder a la app deseada o se corta la conexión.
- Problemas de salud como irritabilidad en los ojos, malas posturas, contracturas severas, dolor de espalda y de cabeza.
- Efectos en el sueño: Estudios han demostrado que el FOMO puede afectar negativamente la calidad del sueño, relacionándose con ansiedad, miedo y falta de descanso.
- Problemas de atención. La doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga, psiquiatra y psicoanalista especializada en enfermedades psicosomáticas, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la misma institución internacional (IPA) y docente de la Universidad de Buenos Aires, explicó a Infobae que el uso excesivo de celulares puede ser una de las causas de la llamada “mente de mono”.
“Esta es una forma de pensamiento que tiene que ver con el movimiento de estos animales, de ir saltando de un lado a otro; de liana en liana. Eso ocurre cuando nuestros pensamientos van cambiando sin focalizar en uno en especial, sino pasando de un tema al otro. Esto tiene que ver con la dispersión y la cantidad de estímulos de información de los celulares, estos aparatos ‘malditos’, que llevamos siempre con nosotros”.
- Fomenta el vamping: es el hábito de quedarse despierto hasta altas horas de la noche utilizando el celular y otros dispositivos electrónicos. Florencia Alfie, licenciada en Psicología UBA (MN 47.873) explicó a Infobae que este término proviene del inglés vampire (vampiro) y texting (envío de mensajes).
El doctor Fernando Burgos, médico pediatra, miembro de la subcomisión de Medios y Comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (MN 81.759), manifestó a Infobae que este término no incluye solamente al envío de mensajes por vía whatsapp o por cualquier red social que utilizan los adolescentes, sino también que se extiende a niños prepúberes porque tienen teléfonos en edades muy tempranas.
“En el adolescente se da mucho más fácil porque es el momento cuando la familia no puede controlar el uso de un dispositivo o de una pantalla, que es durante la noche y sobre todo en las vacaciones. Si sucede cuando el adolescente está en una etapa escolar o universitaria aparecen consecuencias complicadas en la atención, el cansancio y, por supuesto, los trastornos físicos que puede traer el vamping”, afirmó el médico.
Cómo frenar el uso excesivo del móvil y evitar el FOMO
La licenciada Alfie brindó las siguientes recomendaciones:
- Establecer límites: Desconectar de las pantallas al menos una hora antes de ir a la cama. Los padres pueden establecer horarios para el uso de dispositivos electrónicos y fomentar actividades que no involucren pantallas durante las horas previas al sueño.
- A la hora de dormir, llevar el celular a otro espacio y “no dejarlo en la mesa de luz, ya que fácilmente podríamos caer en la tentación de ‘entrar 5 minutos a echar un vistazo’ y quedar atrapados por horas”, dijo Alfie.
- Crear un ambiente propicio para el sueño: “Es importante que los padres fomenten un entorno tranquilo y relajante en la habitación de sus hijos, evitando la presencia de dispositivos electrónicos durante la noche para prevenir el vamping. Mantener las luces apagadas, evitar ruidos y tener una temperatura agradable”.
Para superar el miedo a perderse de algo, Arash Emamzadeh posgrado en psicología clínica y neuropsicología en Estados Unidos, consideró las siguientes sugerencias en un artículo en Psychology Today:
- Toma nota del tipo de redes sociales que usas regularmente (Instagram, Facebook, WhatsApp, Snapchat, Reddit, Pinterest, YouTube), así como la duración y la frecuencia de uso. ¿Ves un patrón?
- Sé consciente de tus metas. Pregúntate a ti mismo, “¿por qué estoy en las redes sociales en este momento?”
- Sé consciente de cómo las redes sociales te afectan emocionalmente. ¿Te sientes mejor o peor después de usar las redes sociales?
- Limita tu tiempo en las redes sociales, especialmente durante las actividades diarias (por ejemplo, mientras comes, te preparas para dormir).
- Trata de conocer a la gente cara a cara y trabajar en la construcción de relaciones más ricas de la vida real. Esto probablemente reducirá tus sentimientos de soledad y aislamiento.
Fuente: INFOBAE