Cochabamba sería el epicentro. El último terremoto que azotó a Cercado se dio en 1972, por lo que el viceministro Calvimontes advirtió que se está en un ‘período de recurrencia’.
La idea dista de generar alarma o psicosis colectiva, pero es que lo que existe en el horizonte es un fenómeno natural “inminente”, según el mensaje emanado desde las entrañas del Gobierno boliviano. No hay fecha, hora ni intensidad previstas en cuanto al terremoto avizorado que tendría su epicentro en Cochabamba. Lo que estiman las autoridades es que habrá daño.
Pese a las aclaraciones en torno a la no intención de conjugar los factores para sembrar el temor, los cálculos de los expertos hacen que el termómetro social no tienda, precisamente, hacia el sosiego.
Sucede que ya el aviso ha sido dado. El domingo 21 del mes en curso fue lanzada la primera advertencia. Y salió de la boca ni más ni menos que del viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, quien se sentó frente a los micrófonos para compartir, muy probablemente, una de las previsiones más complejas que le ha tocado ofrecer como funcionario.
Entonces, sorprendió al anoticiar a todos con el siguiente vaticinio: “En Bolivia existen grandes probabilidades de que pueda generarse un terremoto en algunas regiones del país. Los estudios de San Calixto y alguna información han determinado que uno de los departamentos con mayor incidencia o epicentro va a ser Cochabamba (…)”.
A partir de entonces, notas de recuentos históricos y consejos sobre qué hacer ante posibles sismos (estando en las casas o edificios) han sido la constante en la coyuntura mediática semanal.
Pero lo cierto es que han surgido nuevos datos no alentadores con relación a las zonas “rojas y sensibles” en las que podría haber incidencia en Cochabamba, la procedencia (externa) del posible terremoto y los tres parámetros importantes que le imprimen fuerza a la hipótesis de un eventual sismo, entre otros. A continuación, todos los detalles.
LA COSTA DEL PACÍFICO, CLAVE El hipotético terremoto en nuestro país, más precisamente en la Llajta, al parecer, según los vaticinios del Ejecutivo y San Calixto, podría tener su origen desde fuera.
El viceministro Calvimontes explicó, el viernes pasado, que la costa del océano Pacífico estaría muy ligada con el fenómeno.
“El terremoto, en caso de que se dé en Bolivia, no es un fenómeno que va a nacer en Bolivia. Lo estamos sintiendo como réplica de lo que está pasando en la costa del Pacífico, especialmente en el norte de Chile y el sur del Perú”, puntualizó la autoridad, en nota con Poder, Medios y Miedos, con respecto a dos de los países limítrofes con mayor movimiento telúrico de la región debido a la presencia de fallas tectónicas.
En consecuencia, prevé que Cochabamba sea el departamento con mayor incidencia, mientras que las probables réplicas alcanzarían a cinco departamentos: La Paz, Santa Cruz, Chuquisaca, Potosí y parte de Oruro.
ATENCIÓN AL CRECIMIENTO URBANO El Gobierno toma nota de tres factores para llegar a la conclusión de un factible sismo de magnitud. Uno de ellos es el crecimiento de la población en el área urbana. Calvimontes explicó que tanto Cochabamba como La Paz han mostrado crecimiento “hacia arriba”, es decir, uno que tiende a la construcción de edificaciones en sus ciudades.
Lo llamativo es que casi el 90% de los edificios no presenta parámetros antisísmicos, “de manera que es un riesgo que se puede correr” en construcciones que escapan a la norma.
PERÍODO DE RECURRENCIA El último terremoto que sacudió a la ciudad de Cochabamba se registró el 12 de mayo de 1972, cuando viviendas materializadas con adobe sufrieron las consecuencias mayores. Desde entonces transcurrieron 52 años hasta el día de la fecha. De ahí que las previsiones apunten a que ya se ha cumplido el denominado “período de recurrencia” en la Llajta, tomando en cuenta que los terremotos, según Calvimontes, suelen darse en lapsos entre los 30 y 50 años.
“Del 72 a la fecha estamos en un período de recurrencia. (Es) entre los 30 y 50 años que estos fenómenos se repiten. En el caso de Aiquile, el primer terremoto que afectó a la región de Aiquile fue en 1925, el segundo, en 1958, el siguiente, en 1976, y el más devastador fue en 1998, que llegó a 6.6 grados y destruyo prácticamente a Aiquile, Totora y Mizque. Tuvo una irradiación a La Paz, Oruro, Santa Cruz y Chuquisaca”.
El período de recurrencia representa el segundo parámetro que consideran los conocedores en torno a los sismos. El primero apunta, en el caso de Bolivia, a los seguimientos y monitoreos efectuados por organizaciones especializadas en este tipo de fenómenos, como es el caso del Observatorio San Calixto.
ZONAS “ROJAS Y SENSIBLES” Si bien el Gobierno se esmera en aclarar que su ánimo no es generar temor anticipado, sí hace énfasis en volcar la información que dispone para que la población cuente con ella y los municipios actúen en consecuencia.
Es por ello que ha identificado las posibles zonas “rojas y sensibles” tanto en Cochabamba como en Santa Cruz.
En el primer caso, Defensa Civil estima que el epicentro sea el departamento de Cochabamba, con los municipios cercanos a Aiquile, Totora y Mizque, junto con réplicas en el municipio de Cercado.
En cuanto a la ciudad, se prevé que los sitios más “sensibles” sean la falda del Tunari y las edificaciones que han sido materializadas sin tener en cuenta la norma antisísmica.
En lo que refiere a Santa Cruz, se calcula que Samaipata y los municipios de los valles podrían sentir mayor intensidad.
ENERO, MES CON MÁS SISMOS Según el reporte de San Calixto, enero ha sido el mes con mayor actividad sísmica del primer semestre de 2024. Bolivia registró 164 sismos, siendo Potosí el departamento con más número (122), seguido por Cochabamba (25).
Le sigue mayo, con 144 movimientos telúricos (Potosí tuvo 115 y Cochabamba, 14). Junio cerró con 131 sismos (Potosi, con 107 y Cochabamba, con 13). De momento, no han sido actualizados los datos de julio.
Fuente: OPINIÓN
