Hablamos con Eva San Martín, primera española acreditada como experta en Comportamiento Felino Profesional por International Cat Care.
De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC) en España hay 30 millones de mascotas. De ellos, casi 7 millones son gatos, bastante más, casi 3 millones más, que el número de menores de 10 años. Pero, ¿cuánto sabemos de los gatos en realidad? Según Eva San Martín, primera española acreditada como Experta en Comportamiento Felino Profesional por la asociación International Cat Care, “la ciencia nos demuestra que la vida emocional de los gatos es mucho más compleja de lo que pensábamos”.
Ese probablemente sea uno de los mitos más arraigados: los gatos son muy suyos, los gatos no nos necesitan, son independientes… En parte, esto tiene que ver con la comparación que hacemos constantemente con los perros, animales sociales por naturaleza, pero los felinos tienen un camino evolutivo muy distinto.
“Los gatos no son ni ariscos ni vengativos ni tan independientes – explica Eva San Martín en conversación telefónica -. Son ideas falsas, agua pasada. La ciencia del comportamiento felino nos demuestra que las vidas emocionales y sociales son mucho más complejas de lo que pensábamos. Es verdad que solemos compararlos con los perros, pero los gatos no son menos cariñosos. Sabemos que nos quieren. Sabemos que, si les damos elegir entre su comida, su juguete o su humano favorito, nos eligen a nosotros. Es verdad que son menos expresivos, son más tímidos, pero expresan su cariño a través del ronroneo, a través del parpadeo lento, que es una versión de un beso gatuno”.
La ciencia confirma lo que señala San Martín. Un estudio de la Universidad de Oregón fue el que descubrió que nos eligen a menudo por encima de sus pertenencias favoritas, mientras que otro estudio desmonta su supuesta indiferencia. En 2020, la bióloga Daiana de Souza, demostró que los gatos pueden pasarlo mal cuando salimos de casa e incluso sufrir ansiedad por separación cuando no estamos, una emoción negativa que hasta ahora se creía exclusiva de los perros.
“Los gatos expresan su amor a través de una de las formas más puras: buscar nuestra compañía – añade San Martín, autora del libro Al gato lo que es del gato -. No confundamos indiferencia con independencia. Los gatos nos echan de menos, no solamente lo pasan mal. También sufren el síndrome de ansiedad por separación. Dejarles nuestra ropa o nuestro olor les calma, los hace sentirse más seguros. Hay que asegurarse de proveerlos con un entorno rico y estimulante. Una ventana a un parque es como una tele para los gatos”.
Otro aspecto que siempre ha llamado la atención, si lo comparamos con sus “némesis” los perros, es el lenguaje felino. Mientras es muy obvio que un perro está feliz o quiere jugar o nos echa de menos, pensamos que los gatos no dan señales claras.
Los gatos tienen un lenguaje propio y tienen su forma de transmitir lo que necesitan – subraya esta experta en comportamiento felino -. El maullido es una vocalización típicamente infantil que usan los cachorros y las madres para comunicarse. Luego lo pierden si viven fuera de casa o en refugios, pero los gatos caseros lo conservan muy bien. Los seres humanos estamos diseñados para responder a los sonidos y los gatos se dan cuenta de que es efectivo para comunicarse con nosotros. Hay una cadena de maullidos que es un reclamo, un pedido. El ronroneo es el sonido del amor y del bienestar gatuno. Lo comienzan a hacer de muy pequeños y lo hacen cuando están muy a gusto. Pero además hay un lenguaje corporal a través de sus bigotes, sus orejas, la posición de sus patas”.
Hay que tener en cuenta, a la hora de relacionarnos con los felinos, que la domesticación de los gatos es mucho más reciente que la de los perros: estos últimos comenzaron a acercarse a los humanos hace más de 20.000 años, mientras que nuestro vínculo con los gatos no llega a la mitad. Estamos en los inicios por así decirlo. También influye que los perros vienen de animales sociales, mientras que los felinos son solitarios.
“Los gatos, si tienen que vivir en la naturaleza, son cazadores solitarios porque cazan presas pequeñas que no pueden compartir, si lo hicieran se quedarían con hambre – añade San Martín -. Otros animales más grandes cazan en manada porque cobran piezas más grandes que comparten. Y esto de ser cazadores independientes, es lo que les ha dado la fama de solitarios. Pero sí son capaces de establecer vínculos sólidos”.
Un consejo, sorprendente por lo contraintuitivo, de Eva San Martín es que, si queremos adoptar un gato, adoptemos dos. Pese a que no son animales gregarios, sí valoran la compañía. “Aunque parezca contradictorio aprenden a jugar juntos, se hacen compañía. Si son dos gatos adultos también”, concluye esta experta.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA
