En los países fronterizos con Ucrania, desde Moldavia hasta Polonia, la gente observa con ansiedad la escalada en la zona de guerra. ¿Existe el peligro de una contaminación nuclear y de un ataque nuclear desde Moscú?
El presidente ruso Vladimir Putin ha amenazado con utilizar armas nucleares en la guerra contra Ucrania. Al mismo tiempo, sus tropas han ocupado la central nuclear ucraniana de Zaporiyia. Esto ha provocado temores y preocupaciones en Occidente. ¿Cómo afrontan la amenaza los habitantes de los países vecinos de Ucrania? Hemos consultado a los corresponsales de DW en algunos de los países vecinos.
Moldavia
Solo hay 500 kilómetros entre la ciudad ucraniana de Zaporiyia y Moldavia. En caso de un accidente nuclear, los 2,5 millones de ciudadanos del pequeño país situado entre Ucrania y Rumania estarían probablemente expuestos a la lluvia radiactiva. En el verano de 2022, la vecina Rumania encargó y entregó un millón de pastillas de yodo a Moldavia. Tomar yodo en dosis elevadas, se supone que protegen contra el cáncer de tiroides en caso de contaminación nuclear.
Casi no hay búnkeres o refugios en Moldavia. Ni siquiera en la capital, Chisinau, donde viven cerca de un millón de personas: esta tiene un solo refugio antiaéreo. Los búnkeres que quedan de la época soviética han sido vendidos por los gobiernos anteriores a empresas. Ahora se utilizan como depósito o se han abandonado.
Rumania
La vecina Rumania también se está preparando para una emergencia adquiriendo pastillas de yodo. El Ministerio de Sanidad ha encargado 30 millones de pastillas de yodo, por valor de seis millones de euros. Los comprimidos se pusieron a disposición de las farmacias de todo el país. Todos los ciudadanos pueden obtenerlas gratuitamente con una recomendación de su médico de cabecera. En total, se abastecerá a siete millones de habitantes. Pero hasta ahora solo 500.000 han mostrado interés en adquirirlas.
Hungría
En Hungría, la demanda de pastillas de yodo no ha aumentado hasta ahora. La posibilidad de una catástrofe nuclear en la vecina Ucrania se ha debatido relativamente poco en la opinión pública. Y el gobierno tampoco parece interesarse por las amenazas nucleares de Moscú. El primer ministro, Viktor Orbán, no oculta su cercanía al jefe de Estado ruso, Vladimir Putin.
En agosto, el gobierno húngaro incluso anunció que mantenía la construcción prevista de dos nuevos reactores nucleares, con la ayuda de la empresa rusa Rosatom. En la actualidad, la energía nuclear sigue siendo indispensable para Hungría: el porcentaje de energía nuclear en la producción energética es superior al 44 por ciento.
Eslovaquia
En Eslovaquia, ya en marzo de 2022, poco después del estallido de la guerra, se extendió el pánico ante la posibilidad de una guerra nuclear, o de un accidente nuclear en Ucrania. En ese momento, los eslovacos compraron todas las pastillas de yodo en las farmacias. Pero el miedo ahora ha disminuido. Actualmente, el uso de armas nucleares no se considera un escenario realista. El gobierno de Bratislava confía principalmente en sus aliados de la OTAN, en primer lugar, en Estados Unidos, para evitar de manera efectiva que Rusia emplee armas nucleares.
Polonia
Hasta ahora, la sociedad polaca ha reaccionado con relativa calma a las amenazas de Putin. Según una encuesta, algo menos de la mitad de la población teme un ataque nuclear ruso. Pero el interés por las pastillas de yodo ha aumentado recientemente, según informan los medios de comunicación polacos.
También se están preparando refugios antiaéreos en ese país. El lunes (10.10.2022), el viceministro del Interior, Maciej Wasik, anunció la inspección de todos los búnkeres y refugios de Polonia. Se dice que, en total, hay más de 62.000 instalaciones de este tipo en Polonia. Ofrecen protección a 1,3 millones de personas, el 3,5 por ciento de la población. Pero la mayoría de ellos se remontan a la época de la Guerra Fría, y es cuestionable que puedan proteger eficazmente a las personas de la radiación nuclear. Según expertos, solo unas 3.500 instalaciones cumplen los criterios de los refugios nucleares de alta calidad.
Fuente: DW