Marset tiene tatuada en su mano derecha la sigla PCU y se vinculó con el clan Insfrán de Paraguay y el PCC de Brasil para comprar droga en Bolivia y venderla en Europa, según informes de inteligencia
El uruguayo Sebastián Enrique Marset Cabrera, de 32 años, desde joven pintaba para crack, pero no en el ámbito futbolístico, sino para el tráfico de drogas internacional, puesto que creó el Primer Cartel Uruguayo (PCU), la primera organización criminal dedicada al tráfico de drogas y de armas, al estilo del Primer Comando de la Capital (PCC), la banda delincuencial más grande Brasil.
¿Y porque ‘pintó para grande’? En el año 2012 en su país natal, Marset y con tan solo 20 años, ya había sido procesado por el delito de receptación de objetos robados. Un año después, en septiembre, fue procesado por estupefacientes y en octubre fue detenido por traficar 450 kilogramos de marihuana con ayuda de Juan Domingo Viveros Cartes, tío del ex presidente paraguayo, Horacio Cartes.
Estuvo recluido hasta 2018 en el Penal de Libertad, y en ese tiempo se puso en contacto con diversos narcotraficantes uruguayos y extranjeros que habían caído a causa de investigaciones anteriores. Esos vínculos le permitieron subir de nivel, obtener conocimientos y contactos en varias organizaciones regionales e internacionales y dejó de estar relacionado con el tráfico de marihuana para pasar al de cocaína y pasta base, según publicó el diario El Observador de Uruguay.
Fue en esa misma cárcel que Marset empezó a exponer su interés por concretar el Primer Cartel Uruguayo (PCU), una copia del Primer Comando de la Capital (PCC) de Brasil, organización con la que se asoció para traficar drogas, armas y compartir rutas para sacar la sustancia hacia África y Europa, según la Fiscalía y Policía uruguaya.
Marset cumplió condena en la cárcel de Uruguay hasta abril del 2018, cuando fue liberado y luego viajó a Paraguay y Bolivia con la identidad falsa de Gabriel De Souza Beumer, de nacionalidad boliviana, buscando expandir el imperio criminal del PCU, según información de la Unidad de Inteligencia (SIU) de Paraguay, a la que tuvo acceso EL DEBER.
En Paraguay, Marset se asoció con un miembro del PCC conocido como “Beiño”, un narco brasileño que operaba en Foz do Iguaçu y que estaba encargado de tratar con los productores bolivianos de cocaína y coordinar la llegada de la droga a suelo paraguayo.
La operación Smart, una investigación conjunta de Brasil, Paraguay y Argentina, permitió identificar que Marset, Beiño y otro narcotraficante llamado Lindomar Reges Furtado, que supuestamente se encuentra en Bolivia y tiene 37 procesos penales en su país. Se reunieron en un restaurante de Asunción en mayo de 2021, antes de que Marset viaje a Dubai y quede detenido.
Sin embargo, la primera señal de la existencia del PCU, sigla que Marset tiene tatuada en su mano derecha, data de agosto de 2019, cuando en la Operación Varsovia los investigadores obtuvieron una fotografía del grupo con Marset en la que todos los integrantes tienen un medallón que simboliza la identificación al PCU. En este procedimiento se incautaron 872 kilos de cocaína en una casa de Parque del Plata y fueron procesadas tres personas, según público El Observador.
La Policía y Fiscalía uruguaya acusa Marset y al PCU como responsables de al menos cinco grandes cargamentos de cocaína y pasta base que fueron incautados entre 2018 y 2020 junto a miles de dólares, armas, vehículos y hasta una lancha. También lo investiga por la amenaza a la fiscal de Estupefacientes, Mónica Ferrero, y el ataque a la brigada antidrogas
De hecho, el viceministro de Régimen Interior y Policía de Bolivia, Jhonny Aguilera, reveló que el narcotraficante uruguayo Marset es protegido por un grupo paramilitar que usa armas de guerra, del cual es líder y creador.
“Estamos en la certeza de que existe un grupo paramilitar con armas de guerra encargado de su protección. Esta organización criminal es el Primer Cartel Uruguayo”, dijo Aguilera. Agregó que, es un “narcotraficante de alto valor”, debido a que es buscado internacionalmente por Brasil, Uruguay, Paraguay y agencias como la DEA, Interpol y Europol.
Pero eso no es todo, luego de recobrar su libertad en Dubai, regresó a Bolivia en abril de este año usando tres identidades para evitar ser localizado por la Policía. Para ampliar los tentáculos del PCU, Marset se alió al clan Insfrán y fue el jefe financiero, pues se encargaba de enviar cocaína, acopiada en Paraguay, a Europa y recibir los pagos.
Su socio era Miguel Ángel Insfrán Galeano, alias Tío Rico, que actualmente está preso en Paraguay. Tío Rico era el jefe logístico de la organización, es decir, el que organizaba la compra de la droga en Bolivia, la cual era llevada en avionetas al chaco paraguayo, según información de la SIU.
Fue en este clan que Marset conoció al paraguayo José Alberto Insfrán Galeano, el otro pez gordo que supuestamente reside en Bolivia, de acuerdo a la información del ministro ministro de Paraguay, Federico Alberto Gonzáles Franco.
Fuente: EL DEBER