Por: Waldo Vargas Reyes
(Radio kollasuyo RK 93) Las y los bolivianos iniciaran este martes el mes dedicado a la “Pachamama” o Madre Tierra, con rituales ancestrales y ofrendas para agradecer los bienes logrados en el último año y pedir una renovada prosperidad. Agosto, es el mes elegido para las ofrendas porque concluye la primera temporada agrícola en el mundo andino, amazónico y del Chaco.
De acuerdo a la cultura andina amazónica del Abya Ayala (ahora América latina), se preparan las mesas de ofrendas para alimentar a la “Pachamama” que se despierta con mucha hambre y para agradecer por los favores concedidos de manera individual y colectiva. A cambio de estas ofrendas, la “Pachamama” en base a la ética de la reciprocidad brinda a sus hijos: mayor prosperidad, salud, paz, trabajo, negocio, estabilidad matrimonial, estudio, entre otros.
Es a partir de esa cosmovisión multicultural que muchas personas hacen filas inmensas para conseguir una mesa y ofrendar a la “Pachamama” en ceremonias familiares o en comunidad, donde se escucha las voces de los “yatiris” o “amautas” o sabios indígenas como de las señoras que preparan las mesas en los mercados señalando que: “Vas a colocar canelita caserita, azúcar, 12 hojas de coca, un par de cigarrito, vino, alcohol y miel para atraer la suerte en el negocio”, o las recomendaciones: “Háganlo con fe, póngalo sullito (feto de llama), para atraer más la plata, salud y trabajo”. Luego con mucho cuidado y delicadeza envolver en una hoja de papel periódico e introducir dulces, nueces, koa y lanas de colores.
Por ello se dice que la wajt’a (ofrenda donde se prepara las maderas, carbón, el alcohol y brasero) es para que se alimente la “Pachamama” como dijimos que se levanta hambrienta y devora lo que le ofrecen; es decir que, su boca se abre más que en otros meses y si le das lo que le gusta, te complace en tus requerimientos.
“Pachamama” (Madre Tierra) o Mama Pacha, es una diosa totémica de los Incas representado por el planeta Tierra, al que se brindaban presentes. La ofrenda era con ella en las ceremonias agrícolas y ganaderas; las que aún se estilan, actualmente, en el mundo andino, amazónico y chaqueño.
Es el núcleo del sistema de creencias de actuación ecológico-social entre los pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del Sur.
La “Pachamama”, más las deidades Mallku y Amaru, conforman la trilogía de la percepción aimara – sociedad – naturaleza; y sus cultos son las formas más antiguas de celebración que los aimaras y quechuas realizan en la actualidad. Con la invasión de los españoles y la persecución de las religiones nativas (llamada en esa época «extirpación de idolatrías»), la deidad Pachamama, producto del sincretismo, comenzó también a ser muchas veces a través de la Virgen María.
Actualmente se mantiene y conserva el sistema de creencias y rituales relacionados con la “Pachamama”, practicada principalmente por las comunidades quechuas, aimaras, y otros grupos étnicos que han recibido la influencia quechua-aimara, en las áreas andinas de Bolivia, Ecuador y Perú, pero también en el norte de Chile, y en el norte de Argentina. A través de los migrantes, se ha hecho conocida en otros lugares, y se ha expandido a numerosas ciudades y grandes metrópolis modernas de américa latina antes Abya Ayala.
En base a este contexto el 15 de octubre del 2012, se promulgó la Ley Nº 300 “Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien” que tiene por objeto establecer la visión y los fundamentos del desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra para “Vivir Bien”, garantizando la continuidad de la capacidad de regeneración de los componentes y sistemas de vida de la Madre Tierra, recuperando y fortaleciendo los saberes locales y conocimientos ancestrales, en el marco de la complementariedad de derechos, obligaciones y deberes; así como los objetivos del desarrollo integral como medio para lograr el “vivir bien”, las bases para la planificación, gestión pública e inversiones y el marco institucional estratégico para su implementación.
Por eso es importante hacer la ofrenda con fe y creer en que se recibirá lo que se está pidiendo y que todas esas enfermedades o espíritus malos se alejen.
Pueblos del Sur, 1 de agosto de 2023