El autócrata bielorruso bromeó con la posibilidad de que otros Estados pudieran recibir armas atómicas en una eventual coalición con el Kremlin
El hombre fuerte de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, respondió en una entrevista con la cadena de televisión estatal rusa que, si a alguien le preocupa su estrecha relación con Vladimir Putin, “la solución es sencilla: unirse al Estado de la Unión entre Bielorrusia y Rusia”, un acuerdo fechado en 1999 que sienta las bases jurídicas de una extensa colaboración de Gobierno que se mantiene en la actualidad. “Eso es todo”, insistió en tono cómico un Lukashenko desatado, que llegó a prometer “armas nucleares para todos” los que aceptaran formar parte de la alianza con Rusia.
Las declaraciones del autócrata coinciden con el traslado de armas nucleares tácticas desde Rusia hasta territorio bielorruso. Una decisión adoptada por el Kremlin para blindar a su principal aliado en Europa, al que utilizó como plataforma para capturar Kyiv en los primeros compases de la invasión de Ucrania. Así, Bielorrusia acogerá el primer despliegue de este tipo de cabezas nucleares fuera de Rusia desde la caída de la Unión Soviética en 1991, cuando Minsk decidió deshacerse de todas las armas de destrucción masiva de la era soviética para certificar su independencia.