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Caso Yhurayma: lo que se sabe del secuestro y asesinato de la niña cuyo caso conmociona a Bolivia

El delito de infanticidio se sanciona con privación de libertad de 30 años, sin derecho a indulto, según el artículo 258 del Código Penal de Bolivia.

Yhurayma C.C. fue secuestrada el lunes 10 de abril de su hogar. Una mujer se la llevó. 13 horas después, la madrugada del 11 de abril, su cuerpo sin vida apareció con huellas de tortura y violencia en medio de unos arbustos de Auquisamaña, comunidad perteneciente a Coripata, Nor Yungas del departamento de La Paz.

Tenía siete años. La niña fue estrangulada con una cuerda y, antes del hallazgo de su cuerpecito, una mujer fue detenida: Elizabeth Mamani Calle. La mujer (de 25 años), sobrina lejana del papá de la pequeña, estaba siendo señalada como sospechosa de haber cometido la “sustracción ilegal” de la menor de edad y posterior asesinato.

Se sintió acorralada y terminó confesando el crimen. Mamani purgará condena de 30 años por el infanticidio de Yhurayma, por lo que dejaría la cárcel de Miraflores a sus 55 años en abril de 2053.

La detención de Elizabeth Mamani ha arrojado luz sobre el crimen que indigna a Bolivia. La Policía y la Fiscalía manejan dos posibles móviles; económico y vendetta.

Elizabeth sabía que Gonzalo y Verónica, padres de Yhurayma, salieron a trabajar. La niña estaba jugando con sus hermanos (de 8 y 12 años) y su primo cuando Mamani Calle, la mujer a la que conocía como su “tía”, se acercó a su casa. Le dijo que había ido por ella y que su mamá estaba esperándolas en el pueblo. La niña no dudó de su versión y la siguió. Su primo, que también recibió la invitación de la infanticida, prefirió quedarse en la vivienda. Eso ocurrió al promediar las 15:00.

La pequeña comenzó a sospechar que algo andaba mal cuando su tía no la llevaba al encuentro con su madre y le impedía volver a su hogar. Elizabeth la puso a ver videos en el celular, pero ella ya quería retornar a su domicilio.

13 HORAS DE BÚSQUEDA

“Tienes 12 horas para juntar 70 mil bolivianos, sino tu hija va a morir”. Ese era el mensaje que Elizabeth envió, desde el número que habilitó una semana antes, al WhatsApp de Verónica C., al promediar las 16:45. El teléfono estaba en manos de Gonzalo porque el suyo se arruinó y, de inmediato, se comunicó con su esposa para preguntarle dónde estaba y hacerle conocer el contenido del texto recibido. Creyó que se trataba de una broma.

Verónica estaba en el terreno de su cuñada, cumpliendo un ayni (retribución). La llamada la dejó inquieta, por lo que se dirigió rápidamente a su hogar, donde encontró a sus dos hijos y a su sobrino. Yhurayma no estaba.

Los niños le dijeron que una mujer que tenía el rostro cubierto llamó a su hermanita y luego se la llevó. El sobrino logró identificarla. “Era Eli. Quería llevarnos a los dos, pero no quise”, contó.

La mamá de la niña corrió a la casa de su padre porque Yhurayma, que era la nieta consentida, solía visitar a su abuelo. Su pequeña estaba desaparecida.

Verónica se comunicó con el número que envió el mensaje, donde le exigían como rescate la suma de 70 mil bolivianos. Pidió pruebas de que su hija estaba en sus manos y, en respuesta, recibió una fotografía y videos de su niña, pero de espaldas. Suplicó para que le hicieran una llamada y pudiese escuchar la voz de su niña, pero le dijeron que ella “no estaba en posición de dar órdenes”.

Las fotos que recibió por la noche fueron tomadas durante el día; había luz natural. Llamó a ese número telefónico en reiteradas oportunidades, pero sin éxito. La noticia del secuestro de Yhurayma ya se había regado por el pueblo. La gente dejó sus quehaceres y se organizó para buscar a la niña.

Según el fiscal departamental de La Paz, William Alave, Yhurayma habría sido asesinada cuando su madre, junto a otras personas, estaba cerca de ella. La pequeña escuchó las voces y pegó un grito, pero su secuestradora la amordazó y luego la asfixió hasta la muerte con una cuerda.

Los papás no tenían el dinero. Y, pese a las advertencias de no acudir a la Policía, tuvieron que buscar ayuda en la Jefatura Policial de Coripata.

“Estoy al frente, te estoy viendo. Mejor diles (a los policías) que es una broma, que no ha pasado nada. De lo contrario, tu hija se muere”, decía el mensaje que le llegó a Verónica, mientras se encontraba en dependencias policiales.

Salió del lugar para ver si podía identificar al secuestrador. Elizabeth estaba caminando a metros de distancia. A una hora y media de haberse puesto la denuncia, la mujer que rondaba la zona fue arrestada. Tenía dos celulares en su cartera; uno con el chip usado para pedir el rescate.

Mamani Calle se negaba a hablar. La gente del pueblo enardecida estaba dispuesta a todo. Planeaban sacarla de la Policía para hacer “justicia con mano propia”, pese a que eso se constituiría en un asesinato.

La infanticida estaba acorralada. Decidió declarar el 11 de abril, a las 02:30, y confesó el crimen. A las 04:00, el cuerpecito de la niña fue localizado, en presencia de la asesina, cerca de un hotel de Auquisamaña.

LA SUBEN AL BALCÓN

La gente amaneció en puertas de la Jefatura Policial de Coripata, donde estaba aprehendida la infanticida. En esa calle que dirige a la plaza principal no solo están las oficinas policiales, sino una iglesia y el monumento del icono futbolero de la región.

Coripata, considerada el “semillero del fútbol”, se enlutó con el macabro crimen de la pequeña Yhurayma. Los pobladores querían ver el rostro de la mujer que fue capaz de quitarle la vida a un angelito.

La Policía temía ser rebasada por la gente que exigía que la autora sea presentada públicamente. No iban a permitir su traslado a La Paz, por lo que la sacaron unos minutos a la puerta de la Jefatura Policial y luego la subieron al balcón para que sea observada por todos los comunarios, quienes indignados la insultaban.

Finalmente, la mujer fue conducida a la ciudad de La Paz, al igual que el cuerpo de la niña victimada para su autopsia. Al día siguiente, Yhurayma fue velada en su escuela, donde cursaba el segundo curso de primaria. La jornada que debía ser de festejo, por el Día del Niño Boliviano, terminó en llanto y pedidos de justicia.

¿DEUDAS O VENDETTA?

La suerte de Yhurayma ya estaba echada. Su “tía” tenía planificado su secuestro y asesinato.

“No entiendo por qué apagó su luz, su vida”. Es lo que se pregunta la mamá de la pequeña. La Policía y la Fiscalía manejan dos hipótesis.

La infanticida fue presentada por el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, durante una conferencia realizada el miércoles 12 de abril en La Paz. En esa oportunidad, la autoridad manifestó que el móvil del crimen fue económico. La autora tenía deudas, de más de 120 mil bolivianos, con distintas entidades financieras y, por ese motivo, habría secuestrado a su sobrina y, ante la falta de una respuesta positiva, acabó con su vida.

Sin embargo, la mujer antes de ser retirada de la escena lanzó una frase que dejó incógnitas. “¿Los que queman gente tienen que estar sueltos? ¿Los que queman a jóvenes inocentes tienen que estar sueltos?”.

Más tarde, Elizabeth, interceptada por un medio de comunicación cuando era trasladada a celdas policiales, acusó a los papás de la niña Yhurayma de proteger a la persona que quemó a su hermano. También sugirió que investiguen la actividad del narcotráfico en Coripata.

La ahora sentenciada sabía que los padres de la pequeña no tenían el monto que ella exigía como rescate, por lo que una presunta venganza cobra más fuerza como móvil del infanticidio.

CASA EN LLAMAS

La vivienda de la familia Calle Mamani se incendió el 15 de junio de 2022 en la comunidad de Tabacal, Coripata. Limberth Mamani C. (26) y su amigo Maycol fueron trasladados con quemaduras de segundo y tercer grado a hospitales de La Paz. Los jóvenes no resistieron y perdieron la vida unos días después, el 22 y 28 de junio.

Todo apuntaba a un accidente. En ese entonces, la familia hizo conocer que en la planta baja del inmueble había garrafas y un bidón de gasolina, por lo que una chispa o alguna situación pudo haber derivado en el incendio, no obstante, las causas se encontraban en investigación.

Por el testimonio de Elizabeth, la familia concluyó que ese hecho fue provocado.

Al respecto, el fiscal de La Paz, William Alave, dijo que, si bien la autora ya ha sido sentenciada por el infanticidio, sigue abierta la investigación para esclarecer los móviles del crimen y la posible participación de cómplices en el secuestro.

La niña Yhurayma ya descansa en el Cementerio General de Coripata, donde fue despedida el jueves 13 de abril por sus familiares, profesores, compañeros y pobladores.

Fuente: OPINION

 

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