Se trata de dos hitos empujados por la evidencia que arrojó la plataforma de ARN mensajero: una vacuna personalizada contra el tipo de cáncer de piel más grave, el melanoma, y un fármaco inhalado para tratar la fibrosis quística. Desde Miami, en diálogo con Infobae Rolando Pajón, director científico para América Latina de la biotecnológica oriunda de Massachusetts, Estados Unidos, explicó lo que se viene
La estelaridad qué logró el descubrimiento y luego la evidencia científica que logró la plataforma ARN mensajero dejó en claro desde el minuto cero que su aporte no se iba a limitar sólo a ser la base de las vacunas más eficaces y seguras contra el COVID-19. Sino que iba a ir por más.
ARNm. Esta plataforma de origen genético y que le imprimió velocidad, flexibilidad e innovación a la investigación científica había comenzado su camino original en la investigación aplicada a la cura del cáncer. Pero la irrupción intempestiva de la pandemia global de coronavirus cambió su destino y le añadió nuevas responsabilidades en un plazo muy corto de existencia.
Desde el laboratorio norteamericano Moderna ya le pusieron nombre y apellido a las primeras dos enfermedades en esa lista de innovaciones pendientes propulsadas por la tecnología ARNm: una vacuna personalizada contra el tipo de cáncer de piel más grave, el melanoma; y un fármaco inhalado contra la fibrosis quística, un trastorno hereditario genético y progresivo que causa daños graves en los pulmones, el sistema digestivo y otros órganos del cuerpo.
En el caso del desarrollo de la vacuna contra el cáncer más severo, melanoma, se trata de la asociación entre Moderna y Merck – fuera de USA conocida como MSD- con su medicamento ya aprobado a base de la droga Pembrolizumab (Keytruda®). En el otro proyecto, Moderna se asocia con la farmacéutica estadounidense Vertex, ambas oriundas de Boston, para desarrollar un medicamento inhalado contra la fibrosis quística. Ambos proyectos son un claro ejemplo del sinergismo que dejó en marcha el trabajo científico durante la pandemia por el virus SARS-COV-2 entre los “tanques” del sector pharma.
Para ahondar en lo que serán los dos hitos de la ciencia de los próximos años -una vacuna contra el cáncer y un medicamento inhalado contra la fibrosis quística- Infobae dialogó nuevamente en exclusiva con el doctor Rolando Pajón, director médico del laboratorio Moderna y doctorado en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de la Habana, Cuba. Pajón cuenta con más de 27 años de experiencia como investigador en temas de proteínas de adhesión, ingeniería de antígenos, biomarcadores y vacunas. El experto atendió a Infobae desde Miami, donde reside.
—Usted es un científico que sabe interpretar los contexto de la ciencia, ¿cómo analiza esta idea de que una plataforma como la de ARN mensajero, que fue disruptiva para el COVID-19, ahora sea el nodo contra otras enfermedades, en estos casos contra melanoma y fibrosis quística?
—Rolando Pajón: Así es, recientemente hubo dos anuncios importantísimos sobre dos aplicaciones diferentes de la plataforma ARNm a innovaciones científicas en los que Moderna está involucrado. El primero es una colaboración de Moderna con la compañía Vertex -ambos laboratorios vecinos de Boston, Massachusetts, Estados Unidos- para producir una medicina inhalada para el tratamiento contra la fibrosis quística, sobre la que Vertex ya logró la autorización de la reguladora FDA en su aplicación inicial para comenzar los estudios clínicos.
Algo fundamental porque lo nuevo que aquí estamos hablando es de una aplicación inhalada, o sea el ARNm no será transformado es este caso en una vacuna inyectable. Con las nanopartículas se convertirá en una medicina que el paciente inhalará; y provocará que el epitelio del pulmón pueda producir una proteína que en estos pacientes es normalmente defectuosa.
El desarrollo completamente nuevo que aportará Moderna es una composición de nanopartículas que permitirá hacer el aerosol, ya que no es inyectado, y que ese aerosol entonces trasnfecte al epitelio pulmonar eficientemente. Es un desarrollo completamente nuevo en colaboración con Vertex.
—Ahora por favor explíquenos el segundo hito, la plataforma de ARN mensajero aplicada a una vacuna personalizada de cáncer de piel…
—En Moderna ya teníamos desarrollado el proceso de producción de una vacuna personalizada de cáncer y cuando vino la pandemia por COVID, ese desarrollo fue el que usamos para COVID, no fue al revés, fíjate qué cosa tan interesante. ¡Y esa es justamente la maravilla!
Estamos hablando de que nosotros tomamos, en el caso de la vacuna personalizada contra cáncer, una muestra de sangre del paciente, tomamos biopsias de las lesiones; hacemos luego una secuenciación profunda en esas muestras y entonces las comparamos. La que está en sangre asumimos que es una muestra normal y la del cáncer viene con mutación, porque en todos nuestros cánceres tenemos mutaciones.
El gran reto de las vacunas de cáncer, históricamente, es que cada cáncer y cada persona tiene sus propias mutaciones, entonces hay un elemento personalizado, o sea nosotros para el paciente “A” secuenciamos las mutaciones de su cáncer específico, identificamos hasta 34 mutaciones diferentes, que son específicas de ese paciente y de su cáncer. Entonces utilizando un algoritmo bioinformático propietario, generamos una molécula de ARNm que codifica para los fragmentos mutados a ese ARN; ahí trabajamos de la misma manera que con la vacuna de COVID, lo colocamos dentro de la nanopartícula, y ¡esa es mi vacuna!, sólo que esa vacuna es para ese paciente A.
La belleza de nuestra plataforma está en que, primero, la misma fábrica que utilizamos para hacer la vacuna de COVID, y que utilizamos para hacer cualquier otra, es la misma fábrica que vamos a usar para nuestro proyecto de vacuna personalizada de cáncer.
Y, segundo, otra maravilla de la plataforma es esa adaptabilidad, o sea viene el paciente A, hacemos una vacuna para el paciente A, viene el paciente B hacemos una vacuna para el paciente B, y viene el paciente C y seguimos. Es decir, en ese nivel de personalización en el mundo de las vacunas, la tecnología es la única que puede hacerlo en el tiempo necesario. El tiempo es un enemigo para el paciente con cáncer.
¿Cómo es la nueva vacuna contra el melanoma?
El melanoma, la forma más grave de cáncer de piel, se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células productoras de pigmento. Las tasas de melanoma han aumentado en las últimas décadas, con más de 325.000 casos nuevos diagnosticados en todo el mundo en 2020. En Estados Unidos, es uno de los tipos de cáncer más comunes diagnosticados y representa la gran mayoría de las muertes por cáncer de piel. Las tasas de supervivencia a cinco años se estiman en 60,3% para el estadio III y 16,2% para el estadio IV de la enfermedad.
En este contexto, aún poco alentador, se inscribe el proyecto vacunal de Moderna que cree puede aprovechar para personalizar tratamientos contra el cáncer. En este caso, la vacuna se ha combinado con pembrolizumab, un exitoso medicamento desarrollado por Merck/MSD para tratar el cáncer y que ya está aprobado por las reguladoras del mundo más importantes.
Esta vacuna experimental mostró los primeros resultados prometedores contra el cáncer de piel en combinación con pembrolizumab para la reducción del riesgo de recurrencia del cáncer de piel (melanoma) en comparación con la monoterapia con este último fármaco, en pacientes con melanoma en estadio III/IV con alto riesgo de recurrencia después de una resección completa.
En las pruebas clínicas de etapa intermedia se comparó los resultados de la combinación de la vacuna de ARNm -producida por Moderna- con el anticuerpo monoclonal pembrolizumab de Merck ; este último como único fármaco, en 157 pacientes. El grupo de enfermos que recibió la vacuna en potencia + el anticuerpo monoclonal experimentó una reducción del 44% de riesgo de muerte o de retorno del cáncer, publicó el laboratorio en diciembre último.
Moderna y Merck/MSD esperan iniciar la tercera fase del estudio de la combinación (vacuna ARNm + el anticuerpo monoclonal pembrolizumab) este 2023. La vacuna potencial de Moderna busca “enseñar” al sistema inmunitario del enfermo a reconocer y responder específicamente a mutaciones en su propio tumor. Mientras que el pembrolizumab prepara al sistema inmunitario para detectar y combatir a las células tumorales.
“Los resultados de hoy son muy alentadores para el campo del tratamiento del cáncer. El ARNm ha sido transformador para la enfermedad COVID-19 y ahora, por primera vez, hemos demostrado el potencial del ARNm para tener un impacto en los resultados en un ensayo clínico aleatorizado en melanoma”, señaló el mismísimo Stéphane Bancel, director ejecutivo de Moderna. “La compañía va a proceder con un estudio más amplio para confirmar estos datos y con otros ensayos sobre melanomas y distintos tipos de cáncer”, anunció.
Según los laboratorios, en los ensayos en los que participaron 157 pacientes, aún cuando el éxito fue claro para esa etapa al mostrar una baja del 44% en el riesgo de morir o de que retorne el cáncer; un 14,4% sufrieron efectos adversos serios vinculados al tratamiento con los dos fármacos combinados, frente a un 10% en el caso de los que solo recibieron el anticuerpo monoclonal pembrolizumab.
Buenas noticias para la fibrosis quística
La segunda alianza de Moderna es con Vertex, también oriunda de Boston, Massachusetts, como Moderna, que había desarrollado una nueva terapia para la fibrosis quística que mejoró drásticamente la función pulmonar de los pacientes y mostró signos claros de centrarse en la raíz genética de la enfermedad, en lugar de limitarse a aliviar los síntomas.
La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad crónica y progresiva, de origen genético. Existen descritas más de 1700 mutaciones del gen que provoca la enfermedad siendo la mutación más prevalente a nivel mundial la Delta F508 (85%).
La terapia de Vertex es una combinación de tres medicamentos, cuyo hallazgo fue posible cuando los científicos de Vertex pudieron desentrañar la biología básica de la enfermedad. La nueva terapia de combinación incluye un medicamento que corrige la proteína mal plegada y dos que activan la proteína correctamente plegada cuando llega al punto correcto de la célula.
La reguladora FDA aprobó en 2019 la combinación de tres medicamentos (Trikafta) de Vertex que podría beneficiar al 90% de los pacientes con la enfermedad. La FQ causa daños graves en los pulmones, el sistema digestivo y otros órganos del cuerpo. Este mal afecta a las células que producen moco, sudor y jugos digestivos; y se extiende a unos 70.000 niños y adultos en todo el mundo.
El estudio clínico entre Moderna y Vertex -todavía pequeño- sobre el medicamento experimental para la fibrosis quística mostró que dos semanas de tratamiento mejoraban significativamente el funcionamiento pulmonar del paciente, y que podría convertir una enfermedad progresiva y mortal en una condición manejable.
—¿Cómo continúa el timeline científico en el caso de la vacuna personalizada contra el melanoma?
—El estudio de seguridad y eficacia es grande (el Fase III), pero en Moderna tomamos una ventaja e hicimos un estudio Fase II B, que es más grande que un estudio dos A o un estudio de Fase II solamente. Lo hicimos precisamente para poder calcular la eficacia y, como usted ha leído, es del 44% superior en el grupo que recibe la droga pembrolizumab (Keytruda) y la vacuna, comparado con el que recibe solo el primer fármaco. Es un momento tremendo.
Ahora específicamente, yendo a los timelines, tenemos que hacer un Fase III y ese trabajo puede ser que demore un par de años, tranquilamente. En Moderna, ya estamos hablando con las autoridades regulatorias, porque el 44% es tan grande, es un salto tan grande en las terapias combinadas de cáncer, que estamos trabajando con la agencia regulatoria para encontrar cuál es el camino más expedito para lograr llegar a esa aprobación.
El estudio de Fase III, por supuesto, será un estudio que va a ser mucho más grande, diverso y global, que el de Fase II; y es un estudio que queremos empezar lo antes posible. Definitivamente va a tener en cuenta la diversidad. Allí, tenemos los mismos retos de diagnóstico que tienen otras minorías, entonces nosotros pondremos especial interés en que nuestro estudio clínico de Fase III sea diverso.
—Es interesante su análisis sobre la velocidad en los tiempos de investigación que dejó el COVID. La industria pharma prácticamente ya no podrá prescindir de esa velocidad porque, como usted señaló, teniendo un estudio Fase IIB con un 44% de buen pronóstico para pacientes con melanoma, acceder a ese tratamiento – en este caso una vacuna combinada con un anticuerpo monoclonal- es la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Cómo cree que se van a saldar estas cuestiones?
—La velocidad aplicada a la investigación científica cambió todo de una manera dramática y profunda. Esto cambia, no sólo lo que ahora tenemos, o la confianza de lo que podemos hacer como industria; sino también la expectativa que creamos en torno a eso. La expectativa viene asociada con algo muy tangible que es cuánto tiempo podré vivir disfrutando de los míos, desde la perspectiva del paciente.
Yo mismo soy un paciente de cáncer, soy paciente de cáncer de piel, no es melanoma, pero siento este tema muy cercano y le puedo decir que esto lo cambia todo, creo que estamos trayendo una expectativa a la industria, a la sociedad, y un compromiso de nuestro laboratorio.
Antes de que llegara la pandemia por COVID. Nosotros en Moderna ya queríamos desarrollar vacunas en tiempo récord, en más o menos cuatro años. Cuando llega COVID, lo hicimos en nueve meses. Cuando cambiamos y producimos la bivalente, en las conversaciones con la FDA, lo hicimos en ocho semanas, sesenta días. Con nuestra vacuna de cáncer, una vez que esté finalizada la Fase III y avanzadas las aprobaciones nos tendremos que mover más rápido.
—¿Por qué usted, doctor Pajón, repite que esta innovación de la vacuna personalizada contra el melanoma y más adelante contra otros tipos de cáncer lo cambia todo?
—Una parte importante en mi visión y mi comprensión de por qué la noticia de la vacuna personalizada de cáncer lo cambia todo, es precisamente su conexión con el acceso. Muchas terapias actuales relacionadas con quimioterapia y otras, no son tan accesibles porque estamos hablando de transporte, exportación, permisos de sustancias que son inherentemente tóxicas.
Es verdad que en el mundo hemos desarrollado un sistema, una maquinaria regulatoria, de vigilancia y de calidad que permiten mover estas medicinas a lo largo del planeta, pero sigue siendo un reto. Nuestro proyecto de vacuna personalizada no es tóxica, no es peligrosa, no es un agente que venga acompañado con una peligrosidad inherente, como si lo es una quimioterapia.
Está en el espíritu de Moderna poder democratizar el acceso a nuestra tecnología. Que se tenga acceso al uso de nuestra tecnología, de nuestra aplicación, ya lo hicimos con la vacuna de COVID-19 en los países más pobres del mundo.
El acceso, desde el punto de vista tecnológico, a este tiempo de tratamiento es justamente una de las fortalezas que nosotros como compañía y como plataforma traemos. En Moderna pensamos constantemente sobre este tema de acceso y vamos a generar soluciones innovadoras para lograr que esta generación de nuevas medicinas llegue a cada rincón del planeta. Este avance lo cambia todo también por eso.
Fuente: Infobae