Las probabilidades de que se produzca este fenómeno son elevadas a partir de julio y agosto
Tras tres años consecutivos de un inusualmente persistente y prolongado fenómeno La Niña, que ha afectado a los patrones de temperatura y precipitaciones en distintas partes del mundo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha avanzado este miércoles la posibilidad de que durante los próximos meses se produzca un episodio cálido del fenómeno El Niño.
Las probabilidades de que se produzca este fenómeno durante la primera mitad del año son bajas (15% en abril-junio), aunque aumentarán progresivamente entre mayo y junio (hasta un 35%) y crecerán notablemente entre julio y agosto (55%). Sin embargo, la Organización matiza que estas previsiones dependerán de la elevada incertidumbre asociada a las predicciones en esta época del año. conocida técnicamente como barrera de la predictibilidad primaveral.
El secretario general de la OMM, el profesor Petteri Taalas, destaca que el enfriamiento provocado por el largo episodio de La Niña contuvo temporalmente el aumento de las temperaturas mundiales, “a pesar de que el período de los últimos ocho años fue el más cálido jamás registrado”. Ante la probable llegada del fenómeno El Niño, Taalas apunta la posibilidad de que “se produzca otro repunte de las temperaturas mundiales”.
El patrón climático El Niño-Oscilación Sur (ENOS) es un fenómeno natural que se produce por la interacción entre el océano y la atmósfera en las zonas oriental y central del Pacífico ecuatorial, lo que cambia los patrones climáticos extremos en todo el mundo, especialmente en las regiones tropicales de África, Asia, Oceanía y América Latina, que son particularmente vulnerables a los peligros naturales. Su fase de calentamiento se conoce como El Niño, que suele desencadenar lluvias abundantes en unas zonas, con las consiguientes inundaciones y sequías prolongadas con pérdidas de cultivos, y el aumento de enfermedades y muertes de personas y animales en otras. Después de cada episodio de El Niño suele llegar uno de La Niña, que es la fase fría, aunque no siempre es así.
Pese a que la combinación de El Niño y el cambio climático provocaron que 2016 fuera el año más cálido jamás registrado, hay un 93% de probabilidades de que al menos un año hasta 2026 supere este registro, y un 50% de probabilidades de que la temperatura global alcance temporalmente los 1,5°C por encima de la era preindustrial, según un estudio del Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, que es el principal centro de predicciones climáticas anuales de la OMM.
La actual La Niña comenzó en septiembre de 2020 con un breve descanso en el verano boreal de 2021. Se trata de un fenómeno climático que se produce por el enfriamiento generalizado de las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico ecuatorial central y oriental, unido a cambios en la circulación atmosférica tropical. La Niña se ha vinculado a la sequía persistente en el Gran Cuerno de África y gran parte de América del Sur, así como con precipitaciones superiores a la media en el sudeste asiático y Australasia.
Una nueva previsión climática regional publicada la semana pasada advirtió que la catastrófica situación en el Cuerno de África empeoraría aún más debido a que se prevé una escasa temporada de lluvias entre marzo y mayo. El Niño y La Niña son fenómenos naturales, pero están teniendo lugar en un contexto de cambio climático inducido por el ser humano, que eleva las temperaturas globales, lo que afecta a los patrones estacionales de lluvia y hace que el clima sea más extremo.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA