El cuerpo celeste orbitará cerca de la Tierra durante las próximas décadas hasta que ocurra el probable impacto.
Una nueva ‘miniluna‘, nombrada 2022 NX1, ha comenzado a orbitar cerca de la Tierra. Sin embargo, este acompañamiento astronómico no terminará bien, ya que el cuerpo celeste probablemente terminará impactando contra nuestro planeta en la década de 2070.
La primera vez que se observó al objeto fue en julio de 2022. Al principio, no se sabía si tenía origen artificial (un trozo de cohete) o natural (un asteroide o fragmento de la Luna). Ahora, un estudio publicado en la revista Astronomy & Astrophysics ha identificado sus características y su destino.
¿Qué se sabe de la ‘miniluna’ 2022 NX1?
Los autores del nuevo estudio, astrónomos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) observaron el objeto en un espectrógrafo instalado en el Gran Telescopio Canarias, en la isla de La Palma.
Los resultados indican que, por la radiación que refleja, se trata de un asteroide de entre 5 y 15 metros de ancho. Asimismo, determinaron que su composición podría ser de tipo rocoso o mayormente metálica.
Sobre su órbita, en realidad no da vueltas completas alrededor de la Tierra, más bien la acompaña en su viaje de 365 días alrededor del Sol. Cuando 2022 NX1 se acerca a nuestro planeta, es capturado por su gravedad temporalmente, dibuja un arco y se aleja. Es lo que se conoce como órbita de herradura.
Impacto contra la Tierra
De acuerdo con los cálculos del equipo de astrónomos, esta nueva ‘miniluna’ fue capturada por la gravedad de la Tierra en 1981 y, en 2022, cuando se descubrió por primera vez. En tanto, se estima que volverá a acercarse en 2051.
“A consecuencia del encuentro cercano a finales de ese año o principios de 2052, su trayectoria posterior podría resultar alterada de tal modo que tendría una cierta probabilidad de colisionar con la Tierra a partir de diciembre de 2075”, dijo el autor principal De la Fuente Marcos a la Agencia SINC.
No obstante, debido a su tamaño, la mayor parte de su estructura podría desintegrarse en la atmósfera y llegar a la superficie como pequeños meteoritos.
Fuente: LA REPÚBLICA