En los últimos años, Elon Musk criticó a OpenAI, la empresa que está detrás del bot, argumentando que su confianza era “baja” cuando se trataba de seguridad.
Recientemente, se publicó la primera demostración del ChatGPT, el nuevo chatbot que está en boca de todos en Silicon Valley y cuyo éxito ha sido rotundo. Superó el millón de usuarios en solo 5 días. Y no es de extrañar: la gente ha estado compartiendo impresionantes ejemplos de sus capacidades en redes sociales, desde conversaciones informales hasta códigos de programación.
Igual de interesante es la empresa que está detrás de su desarrollo: OpenAI, una organización de investigación, cofundada por Elon Musk y el inversor Sam Altman, y respaldada por una financiación de 1.000 millones de dólares de Microsoft Corp.
Fuentes familiarizadas con la presentación de OpenAI a inversores afirmaron que la organización espera obtener ingresos por 200 millones de dólares el año que viene y por 1.000 millones en 2024. Asimismo, revelaron que la propia empresa fue valorada en 20.000 millones de dólares en una venta secundaria de acciones, según recoge Reuters.
OpenAI cobra a los desarrolladores que obtienen licencias de su tecnología alrededor de un céntimo o un poco más por generar 20.000 palabras de texto y unos 2 céntimos por crear una imagen a partir de una indicación escrita, según su sitio web.
OpenAI también ha llamado la atención como proveedor de inteligencia artificial (IA) y potencial competidor de Google en las búsquedas con ChatGPT, que hasta ahora ha respondido a las consultas de más de un millón de usuarios.
Incluso la IA ha progresado más rápido de lo que muchos predijeron, según declaró Brad Smith, presidente de Microsoft. “Vamos a ver avances en 2023 que la gente hace dos años habría esperado para 2033. Va a ser extremadamente importante no sólo para el futuro de Microsoft, sino para el de todos”, dijo en una entrevista esta semana.
“Una IA peligrosamente fuerte”
En los últimos años, Musk criticó a OpenAI, argumentando que su confianza en la compañía era “baja” cuando se trataba de seguridad, según recoge Business Insider.
En 2018, tres años después de que Musk ayudara a fundar la empresa, renunció a su junta directiva. En ese momento, en un blog corporativo se informó que el director general de Tesla habría renunciado para “eliminar posibles conflictos de interés futuros”, ya que el fabricante de automóviles también desarrolla tecnología con IA. Sin embargo, se indicó que Musk seguiría haciendo donaciones a la organización sin ánimo de lucro.
Tiempo después, el empresario explicó que dejó la compañía porque “no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que el equipo de OpenAI quería hacer”. Asimismo, en 2019, el multimillonario tuiteó que Tesla también estaba compitiendo con OpenAI por los empleados y agregó que no había estado asociado a la compañía durante “más de un año”.
“No estamos lejos de una IA peligrosamente fuerte”, tuiteó Musk en respuesta a una publicación de Altman de principios de diciembre, en la que calificó al ChatGPT de “aterradoramente bueno”.
Fuente: RT