Científicos demostraron que el bacilo responsable de la infección “disminuye” su presencia en el organismo, según un estudio citado por Muy Interesante. Qué ocurre con las vacunas y los tratamientos
A pesar de un siglo de avances médicos y campañas de vacunación masiva, la tuberculosis se niega a ceder su lugar entre las enfermedades más letales del planeta. Cada año, más de un millón de personas mueren enfrentando un enemigo microscópico que parece siempre tener una carta oculta.
Nuevos hallazgos científicos han demostrado que el Mycobacterium tuberculosis, bacteria responsable de la tuberculosis, posee una sorprendente capacidad para sobrevivir en organismos previamente vacunados: aparentar estar “muerta”
La investigación internacional, en la revista npj Vaccines y resaltada por Muy Interesante, aporta una explicación clave a la persistencia de una enfermedad que supera el millón de muertes anuales. Este avance pone en evidencia los serios desafíos que enfrenta el desarrollo de vacunas y tratamientos más efectivos, incluso con la aplicación masiva de BCG.
La tuberculosis: una amenaza global que no se detiene
Si bien en algunos países se percibe la tuberculosis como una reliquia del pasado, sigue siendo la infección bacteriana más mortal. El bacilo causante ha logrado adaptarse y resistir tanto a los antibióticos como a las defensas del sistema inmunitario, incluso en individuos vacunados o en quienes ya tuvieron la infección.

Esto se debe, en parte, a que el microorganismo puede mantenerse latente —es decir, inactivo pero vivo— durante años, reactivándose cuando las defensas del organismo disminuyen. Según Muy Interesante, esta habilidad desafía las herramientas actuales de prevención y control, y explica por qué la erradicación es tan esquiva.
Descifrando las tácticas de evasión
El estudio internacional fue realizado por equipos de las universidades de Tufts, Utah y Harvard. Para investigar cómo el bacilo sobrevive en organismos inmunizados, los científicos emplearon modelos de ratón y la técnica genética TnSeq, que permite detectar qué genes son esenciales para la bacteria en diferentes condiciones.
Se introdujeron distintos mutantes bacterianos en grupos de ratones: algunos vacunados con BCG, otros con vacunas experimentales, ratones previamente infectados y tratados, y un grupo control sin inmunización.

Los resultados fueron reveladores: en los animales inmunizados, la bacteria dejó de depender de muchos genes que normalmente son cruciales durante la fase aguda de la infección y, en su lugar, activó genes vinculados a la respuesta al estrés y a la entrada en estado inactivo.
Así, el bacilo logra pausar su crecimiento y adoptar una estrategia genética de supervivencia, minimizando su visibilidad ante el sistema inmunitario.
El letargo bacteriano: una estrategia sofisticada
El hallazgo central del estudio es que Mycobacterium tuberculosis detiene su replicación cuando detecta un entorno inmunitario hostil, confiando en genes encargados de adaptarse al estrés y reducir al mínimo su actividad. Los autores concluyeron: “La bacteria requiere genes que le permiten adaptarse al estrés y detener su crecimiento al encontrarse con el entorno restrictivo inducido por la respuesta inmune adaptativa”.

Así, reduce la presencia de genes de virulencia como Esx-1 y Mce1, y emplea menos aquellos necesarios para captar ácidos grasos, lo que subraya la transición a un metabolismo bajo y sin llamar la atención.
Este comportamiento coincide con la tuberculosis latente, donde el bacilo puede existir durante años sin causar síntomas, pero siempre listo para reactivarse si las condiciones se vuelven favorables.
La vacuna BCG se aplica cada año a más de 100 millones de bebés y es muy eficaz para prevenir las formas graves de tuberculosis infantil. Sin embargo, su protección en adultos es limitada, sobre todo contra la tuberculosis pulmonar, la variante más común y transmisible.
Aunque la vacuna estimula una respuesta inmune vigorosa, Mycobacterium tuberculosis ha desarrollado la capacidad de reactivarse años después, aun en personas previamente vacunadas o infectadas.

El estudio aporta una posible causa: al detectar la respuesta inmunitaria, la bacteria se adapta, reduce su metabolismo y permanece latente, preparada para resistir durante largos periodos.
Un nuevo rumbo en la estrategia anti-tuberculosis
Según los autores, “comprender cómo M. tuberculosis sobrevive a la inmunidad inducida por la vacuna puede informar el desarrollo de nuevas vacunas o terapias adyuvantes”.
Este enfoque centrado en el estudio de la biología del patógeno aporta una perspectiva innovadora, más allá de los clásicos enfoques dirigidos únicamente a fortalecer el sistema inmune del huésped.
El trabajo divulgado en npj Vaccines y por Muy Interesante es un avance decisivo para comprender y combatir la persistencia de la tuberculosis. Atacar el estado de letargo bacteriano y latente del bacilo es ahora el gran objetivo para controlar y, eventualmente, erradicar la tuberculosis.
Fuente: Infobae