Estas personas no procesan el duelo y entran en un ciclo de relaciones breves y superficiales
Tarea casi imposible la de huir de la presión social por encontrar una pareja. Desde las películas Disney de la infancia hasta los grandes clásicos de la literatura o los libros actuales, de las trilladas canciones de amor a los banales eslóganes publicitarios, el amor abarca cada parámetro de nuestra vida. No es de extrañar que para muchas personas la soltería se entienda como un fracaso personal e, incluso, vital.
Ante este miedo a no tener pareja, son muchos los que caen en las conocidas relaciones liana, un fenómeno que describe el salto constante de una pareja a otra sin permitir el procesamiento emocional de las rupturas previas ni pasar por un duelo.
Las relaciones liana se caracterizan por la sucesión rápida de vínculos sentimentales, donde la persona evita el duelo tras una ruptura y busca reemplazar la tristeza por la emoción inicial de una nueva relación. Este patrón genera un ciclo de relaciones breves y superficiales, marcadas por la urgencia y la intensidad, en las que incluso la convivencia puede precipitarse. La falta de tiempo para que las emociones se estabilicen impide la construcción de lazos profundos, y la novedad se convierte en el principal estímulo. En estos casos, la relación termina antes de que la emoción de la novedad disminuya.
La psicóloga María del Pilar Sánchez explica que este desencanto suele aparecer cuando la comparación con parejas anteriores revela que las expectativas idealizadas no se cumplen. Este proceso indica que no se ha elaborado adecuadamente el duelo por la relación anterior, lo que lleva a buscar de nuevo el bienestar en otra persona. Así, se perpetúa un ciclo en el que la búsqueda de placer inmediato sustituye la gestión emocional de la pérdida.

Víctimas constantes de la dependencia emocional
Quienes mantienen este tipo de vínculos tienden a desarrollar dependencia emocional, aclara la psicóloga. Esta se define como una necesidad excesiva de mantener una relación afectiva, otorgando un valor desmedido a las emociones agradables que proporciona la compañía y la validación del otro. Las relaciones de pareja, que en condiciones saludables aportan satisfacción y bienestar psicosocial, pierden su función positiva cuando se pasa de “querer a alguien” a “necesitarle”.
No existe una única causa para el desarrollo de las relaciones liana, pero se observan patrones comunes entre quienes las practican. El temor a la soledad impulsa a muchas personas a buscar constantemente una pareja o potencial pareja, como forma de evitar el vacío emocional. Este miedo puede llegar a convertirse en anuptofobia, el miedo irracional a permanecer soltero para siempre.
Además, quienes presentan este patrón suelen mostrar inseguridad, falta de autovalidación y un autoconcepto negativo, mientras idealizan a los demás. La necesidad de complacer y recibir refuerzo positivo externo se convierte tanto en causa como en consecuencia de una baja autoestima, generando un círculo vicioso: la inseguridad fomenta la búsqueda de compañía y validación, lo que a su vez incrementa la dependencia y la inseguridad.
En ocasiones, la falta de autoconocimiento también está presente. Estas personas no reconocen ni valoran sus propias emociones, por lo que dependen de los demás para identificarlas y gestionarlas. Aprenden que solo se sienten bien en presencia de otra persona y atribuyen a los demás el control sobre su estado emocional, cayendo en un patrón irracional donde creen que solo el comportamiento ajeno puede modificar sus sentimientos.
Fuente: Infobae