* Se reportó un alto ausentismo escolar y varios motorizados quedaron atrapados por la nieve
Potosí, Kollasuyo Digital
El viento silba en el sudoeste potosino. Una intensa nevada acompañada de vientos huracanados golpea duramente al sudoeste potosino, provocando la muerte de aves silvestres y, al menos, dos crías de ganado camélido, mientras las clases continúan pese al clima extremo y el alto ausentismo estudiantil.
El profesor Juan Carlos Valencia, testigo directo del fenómeno, desde San Pablo de Quemes, reportó que las aves caen muertas, congeladas; mientras el panorama es desolador con un frío extremo que cala hasta los huesos.
La nieve alcanzó una altura de 20 centímetros y los vientos llegaron a los 80 kilómetros por hora y las temperaturas han descendido hasta los 20 grados bajo cero.
A pesar del brutal descenso térmico, las actividades escolares no fueron suspendidas; sin embargo, las aulas registraron un alto ausentismo debido a las enfermedades respiratorias provocadas por el crudo invierno.
Productores de llamas y alpacas manifestaron su preocupación, pues, además de las pérdidas ya registradas, temen que la helada continúe afectando la supervivencia del ganado en los próximos días.
En la región del sudoeste potosino, marcada por intensas heladas y un clima implacable, la mayoría de los estudiantes —provenientes de familias de escasos recursos— asisten a clases envueltos con ropa muy abrigada, mostrando un estoicismo que refleja más una lucha por sobrevivir que una simple rutina escolar.
Sin embargo, según el director distrital Valencia, las clases son irregulares debido al alto ausentismo estudiantil, una situación que podría dificultar la nivelación pedagógica y agravar la brecha educativa en esta parte del país.
La nevada también sorprendió a quienes transitaban por la zona. Al menos cinco grupos de turistas quedaron atrapados en medio del temporal. Algunos vehículos fueron arrastrados por otros de mayor fuerza para sacarlos de los caminos cubiertos de nieve.
Afortunadamente, no se reportaron afectados graves, gracias a la atención oportuna del personal médico de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa (REA).