Según el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, un hombre se puso en contacto con los bloqueadores en Parotani y les ofreció armamento. Sin embargo, la entrega no se concretó, por lo que le tendieron una trampa.
Cochabamba está consternada por un quíntuple asesinato ocurrido en Pucamayu, una comunidad cercana a Corani Pampa. Tras los crímenes, se ha revelado que uno de los asesinados había ofrecido en venta armamento, en particular fusiles FAL, a los comunarios. Las autoridades apuntan a cinco hombres como autores y coautores del hecho. Uno de ellos ya fue aprehendido y, según las autoridades, confesó su participación en el crimen.
Thadhashy Félix L.M., su esposa Trinidad M.P., su hermana Auristela Liza L.M., el amigo de la hermana, Juan Carlos R.M., de profesión militar, y Cristian S., un cadete dado de baja del Ejército, son las víctimas mortales. Según el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, Ernesto A.Ch. es señalado como el responsable de acabar con la vida de estas personas, utilizando una escopeta. Sin embargo, antes de ser asesinados, las víctimas fueron sometidas a torturas. Sus cuerpos fueron enterrados.
La Policía también está buscando como presuntos coautores a Juan A.S., Sergio P., Juan C. y a otro hombre, cuya identificación aún se encontraba en proceso, pero que aparentemente sería un “nuevo afiliado”.
El rescate de los cuerpos se extendió hasta altas horas de la noche. Según la información proporcionada por Aguilera, los cuerpos fueron enterrados en dos lugares distintos: en uno se encontraban Thadhashy, su esposa, su hermana y el amigo, mientras que en otro sector Cristian S. Se presume que los autores del crimen habrían trasladado los cuerpos a otra comunidad con el objetivo de “involucrar” a otra comunidad en el hecho.
CRONOLOGÍA: LOS MOMENTOS CLAVE
Todo comenzó el martes 12 de noviembre, cuando Cristian S. contactó a Thadhashy L. para contratar sus servicios de taxi por tercera vez. Alrededor de las 07:20, el vehículo de Thadhashy, un auto rojo, pasó por la zona de Tutimayu, en Sacaba. A las 07:47, circuló por la tranca de Aguirre, cerca de Colomi. Más tarde, a las 12:47, Thadhashy llamó a su esposa, Trinidad M., para pedirle que consiguiera 27.800 bolivianos para su liberación.
En los audios de la conversación entre los esposos, se escucha a Thadhashy decir que estaba amarrado y que, si no entregaban el dinero, lo colgarían. Los habían acusado de estafas y robos, y los mantenían “retenidos”. A las 14:30, Trinidad M. presentó la denuncia en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Sacaba. Según la Policía, se envió un equipo de Inteligencia al lugar, pero la familia, antes de obtener respuestas, decidió intervenir por su cuenta. La esposa de Thadhashy llamó a su cuñada, Auristela Liza L., quien a su vez contactó a su amigo Juan Carlos R.M. Ambos eran parte de la Fuerza Aérea Boliviana; Auristela trabajaba como maestra en la Escuela de Idiomas, mientras que Juan Carlos era militar.
Las tres personas llegaron a Pucamayu con la suma de dinero exigida, pero, al llegar al lugar alrededor de las 00:45 del 13 de noviembre, Cristian S., según la versión de Aguilera, los señaló como los “proveedores del armamento”. Para ese momento, los comunarios ya creían haber capturado al “jefe” de la banda de estafadores y ladrones, como se pudo escuchar en audios filtrados de grupos de WhatsApp de la comunidad. Estaban decididos a no conformarse solo con los 27.800 bolivianos y buscaban que el caso tuviera un desenlace más severo.
Fue en ese instante cuando las tres personas que habían viajado para rescatar al taxista quedaron secuestradas, a la 01:00. Tres horas más tarde, a las 04:00, Thadhashy, su esposa, su hermana y el amigo militar habrían sido asesinados. A las 05:15, también mataron a Cristian S., quien inicialmente había logrado escapar, pero fue capturado poco después. Se sabe que, como castigo por su huida, lo obligaron a cavar su propia fosa antes de enterrarlo, presuntamente con vida.
A las 06:00, los comunarios procedieron a incinerar el auto rojo. Según los familiares, la última comunicación telefónica con las víctimas ocurrió alrededor de las 23:30 del 12 de noviembre. Luego, el 14 de noviembre, se conformó un Comité de Crisis que comenzó a trabajar en una Orden de Operaciones de Rescate. También se iniciaron negociaciones con dirigentes de la comunidad para lograr la liberación de los secuestrados, pero las respuestas fueron negativas y con severas advertencias.
El 16 de noviembre, a las 07:00, se realizó un sobrevuelo sobre la comunidad de Pucamayu. A las 18:00, Ernesto A.Ch., quien habría confesado su participación en los crímenes, fue detenido. El 17 de noviembre se realizaron entrevistas con comunarios, y el día de ayer se llevó a cabo, desde la madrugada, una operación de búsqueda y rescate en el lugar de los hechos.
EL OFRECIMIENTO DE ARMAMENTO
Según Aguilera, el contacto entre Cristian S. y los comunarios de Pucamayu se produjo durante los bloqueos en Parotani, donde este grupo habría sido asignado para bloquear.
En ese contexto, Cristian se acercó a ellos, les dijo que era hijo de una maestra que había trabajado en la zona y les ofreció armamento. Como adelanto, los comunarios le entregaron 27.800 bolivianos, pero él no cumplió con la entrega de lo acordado. Entonces, le tendieron una trampa, diciéndole que había “nuevos clientes” y que debía acudir nuevamente. Fue entonces cuando lo retuvieron.
Cristian se hacía pasar por militar, ya que en algún momento había sido cadete, aunque fue dado de baja del Ejército. Para Aguilera, este hecho representó una ventaja, pues su conocimiento de la jerarquía y el dialecto militar le permitió ganarse la confianza de los comunarios y que creyeran en él.
La Policía sigue avanzando en la investigación del caso y, de manera preliminar, se conoció que otro hombre fue aprehendido ayer en Sacaba.
Fuente: OPINIÓN
