El presidente de Estados Unidos aspira a convertirse en el primer ganador del premio FIFA de La Paz
Los prolegómenos del mayor espectáculo deportivo del mundo arrancan en la casa del mayor showman político del planeta. Este viernes se celebra el sorteo del Mundial de fútbol de 2026 para configurar los 12 grupos en las que se encuadrarán las 48 selecciones, el mayor número de equipos que ha disputado nunca una fase final. En total, se disputarán 104 partidos en apenas 40 días. El torneo está llamado a convertirse en la mayor exhibición del fútbol en el mayor mercado publicitario del mundo, con una estimación de cerca de siete millones de asistentes a los estadios. El campeonato está organizado conjuntamente por Estados Unidos, Canadá y México. Pero el presidente estadounidense, Donald Trump, aspira a convertirse en el auténtico protagonista del evento fuera de los terrenos de juego por su carácter colérico y exhibicionista, sus controvertidas políticas y sus tensas relaciones con sus vecinos del norte y del sur.
Aunque la presidenta de México, Claudia Shimbaun, anunció esta semana que acudirá al sorteo, ha dejado claro que su presencia será breve. Intenta evitar al mínimo su encuentro con el inquilino del Despacho Oval. La relación entre ambos mandatarios, muy opuestos en cuanto a su visión política, no es muy fluida. Como tampoco lo es con el primer ministro canadiense, Mark Carney, con quien Trump mantiene una volátil relación después de que hace unos meses amenazara con anexionarse Canadá. Es el único país del G-7, por cierto, con el que Estados Unidos no ha firmado un acuerdo comercial sobre los aranceles.
Trump parece emocionado con el torneo. Ha asegurado en varias ocasiones que se va a implicar personalmente para que el campeonato sea un éxito. Y desde luego que, en este caso, está cumpliendo su palabra. Nada más ganar las elecciones presidenciales del año pasado, ordenó crear un grupo de trabajo en el que involucró a sus principales ministros para coordinar los trabajos de seguridad y logística del Mundial. “El esfuerzo que ha hecho este equipo se ha convertido en la mayor operación de evento deportivo jamás realizada en Estados Unidos”, aseguró el miércoles Andrew Giuliani, el representante de la Casa Blanca para el Mundial.
El sorteo clasificará a las 48 selecciones participantes en 12 grupos de cuatro. Pasarán a la siguiente ronda los 32 mejores primeros y segundos de cada grupo, así como ocho de los mejores terceros. Para conformar los grupos se han diseñado cuatro bombos de 12 equipos que irán escupiendo las bolas con los nombres de los combinados nacionales.
El proceso tiene algunas peculiaridades. Los tres países organizadores estarán en el bombo 1, lo que a priori les evita un grupo más asequible. Además, los cuatro primeros clasificados del ranking FIFA, España, Argentina, Francia e Inglaterra, no podrán cruzarse entre sí hasta, al menos, semifinales.
Aún hay cuatro bolas que están pendientes de las últimas rondas de clasificación para los países que tendrán que disputar los playoffs. Entre ellos destaca Italia, Suecia o Polonia, Turquía y Dinamarca, entre otros.
El primer partido se disputará el 11 de junio en el Estadio Azteca de Ciudad de México y la final se disputará en el estadio Metlife de Nueva Jersey, a unos pocos kilómetros de Nueva York.
Andrew Giuliani, hijo del exalcalde de Nueva York y abogado de Trump, apostilló: “La Copa del Mundo 2026 también nos ayudará a celebrar el 250º aniversario de Estados Unidos el 4 de julio de 2026. Por cierto, habrá un partido en Filadelfia, donde se firmó la Declaración el 4 de julio de 1776″. Durante su intervención para explicar los esfuerzos de seguridad y procedimientos para aligerar la concesión de visados para los siete millones de visitantes que se esperan para asistir al Mundial deslizó: “¿Te imaginas si Estados Unidos e Inglaterra jugaran el 4 de julio en Filadelfia? Veamos si eso realmente ocurre. Espero que Inglaterra no busque vengarse de nosotros 250 años después en el campo”. Pero este funcionario no descartó que se fueran a producir redadas y detenciones en los alrededores de los estadios durante los partidos, alimentando el miedo de miles de aficionados a las persecuciones y deportaciones masivas aprobadas por la Administración Trump.
La cita mundialista también está salpicada por las estrechas relaciones de Trump y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. El presidente estadounidense invitó al suizo a su toma de posesión como presidente. El día anterior, en un mitin republicano, lo citó hasta en cinco ocasiones para darle las gracias y alabar su amistad. Lo ha invitado a la Casa Blanca en repetidas ocasiones y lo llama para que lo acompañe en sus viajes oficiales por países de Oriente Próximo. El millonario neoyorquino ha ofrecido todas las facilidades a Infantino para celebrar el campeonato en Estados Unidos, pero algunas de sus decisiones han dejado un rastro de polémica.
Durante el sorteo, la FIFA concederá el “Premio de la Paz”, un reconocimiento que se inventó Infantino al ver la decepción de Trump tras no ser galardonado con el Nobel de la Paz, que este año fue entregado a la opositora venezolana María Corina Machado. Trump ansiaba ese reconocimiento, según expresó en público en varias ocasiones. Aunque aún se desconoce oficialmente quién ganará el premio de la FIFA, todo el mundo sabe el nombre de la persona que lo recogerá.
La ceremonia tendrá lugar en el Kennedy Center, situado a orillas del río Potomac, en Washington DC. Se trata de un centro de interpretación de artes escénicas donde, antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en su segundo mandato, se exhibían óperas y obras de teatro. Pero tras el desembarco del republicano en el Despacho Oval ordenó cambiar la dirección del centro y colocar a personas afines. La elección de este centro está envuelta en polémica y acusaciones de corrupción por ofrecerse a la FIFA a alquilar sus instalaciones de forma gratuita.
La ceremonia del sorteo está concebida como un espectáculo de alcance mundial, según los organizadores. Estará presentado por el exfutbolista Rio Ferdinand y la locutora Samantha Johnson. Están previstas las actuaciones del cantante italiano, Andrea Bocelli; la estrella del pop Robbie Williams, y la intérprete estadounidense Nicole Scherzinger. Pero lo llamativo es la actuación del legendario grupo estadounidense Village People, que cerrará la gala con la interpretación de su famoso YMCA, una de las canciones favoritas de Trump, que suele usar en sus mítines y encuentros con el mundo MAGA.
Fuente: El País

