Ayer, en plena oscuridad y a las 3 de la madrugada, individuos intentaron ingresar con violencia a las instalaciones de Radio Kollasuyo, ubicada en pleno centro de la ciudad.
Esta histórica emisora, durante décadas, ha sido y es voz del pueblo potosino. Lo que podría parecer un acto aislado, no lo es: detrás de la violencia hay un mensaje claro: amedrentar para silenciar Radio Kollasuyo.
La denuncia y las imágenes publicadas por la propia emisora confirman daños materiales y el terror que sembraron en la señora portera y su niña, quienes irrumpieron en la madrugada.
Radio Kollasuyo no es un medio cualquiera: es una institución con más de medio siglo de presencia en Potosí, un referente informativo regional, no en vano es “la potencia informativa”.
¿Por qué estos atentados son más que “delincuencia común”? Porque el escenario —entrada forzada a las 3 de la madrugada, destruyendo, amenazando y buscando provocar miedo— coincide con tácticas clásicas de intimidación: provocar que el medio reduzca su denuncia, censure cobertura o se autocensure por miedo.
Cuando la entrada es violenta, a esa hora, y en el centro de la ciudad, el objetivo no parece ser robar dinero o equipos, únicamente, sino enviar un mensaje a periodistas y locutores: “cállense”. Esa es una amenaza directa contra la Libertad de Prensa, Expresión e Información.
Las agresiones a medios no ocurren en el vacío: suelen vincularse a contextos de tensión social o confrontación política, y la historia de Potosí lo confirma.
Atacar una redacción no sólo daña bienes; intenta quebrar el hilo informativo que conecta a la ciudadanía con la verdad. Las sociedades democráticas deben ver en cada agresión a un medio de comunicación o la prensa una alerta: se ponen en riesgo derechos fundamentales —la libre expresión y el acceso a la información— que sostienen la toma de decisiones públicas.
El Director, personal administrativo y periodistas de esta casa radial Kollasuyo: Exigimos una investigación rápida, pública y transparente.
Que la Policía y la Fiscalía esclarezcan los hechos, que se identifique a los responsables materiales e intelectuales y que se aplique la ley. Pero la exigencia no puede ser sólo punitiva: las instituciones del Estado deben garantizar protección real a instituciones públicas, privadas, casas comerciales, que la Policía acuda con prontitud utilizando sus vehículos, realizando patrullajes permanentes, ya que la población está desprotegida de los organismos de seguridad, con mecanismos que eviten la repetición de estos atentados.
A la sociedad potosina le corresponde, además, un gesto claro: acompañar y respaldar a quienes informan. La Radio existe porque la audiencia la sostiene; la responsabilidad como oyentes es no admitir la violencia contra los medios. Cada acto de intimidación que quede impune es una invitación a la autocensura. No queremos una ciudad donde la noticia llegue mutilada por el miedo; queremos un Potosí informado y valiente.
Atacar a Radio Kollasuyo es intentar apagar la memoria y la voz colectiva. Pero la verdad no se apaga con violencia: se fortalece con resistencia. Hoy levantamos la voz por los periodistas, técnicos y trabajadores de esta emisora herida por decir la verdad y luchar por la libertad.
Cuando un medio es atacado a las 3 de la madrugada, no buscan robar: buscan callar. Y cuando quieren callar a radio Kollasuyo, es porque su verdad les duele.
El que entra con violencia a un medio de comunicación no está atacando paredes ni equipos: está atacando el derecho de un pueblo entero a saber la verdad.
La cobardía siempre actúa en la oscuridad. Los violentos entraron mientras Potosí dormía; pero mañana tendrán que enfrentarse a un pueblo despierto.
Amedrentar a la Prensa es la confesión más clara de quienes le temen a la transparencia. La violencia contra un periodista es el último refugio de quien ya perdió el argumento.
Si dejamos que un atentado quede impune, mañana no se apagarán sólo las radios: se apagarán las libertades. Y sin Libertad de Prensa, ninguna libertad sobrevive.
Cuando intentan silenciar a un medio, como a Radio Kollasuyo, no buscan apagar un micrófono: buscan apagar una conciencia. Pero un pueblo con memoria nunca se deja amordazar.
La Villa Imperial ha resistido a bombas, ametralladoras, dictaduras, abusos y traiciones. No será un grupo de violentos quienes dobleguen la voz que informa a su pueblo.
La Libertad de Prensa no se mendiga: se defiende. Y hoy, Potosí debe defender a Kollasuyo como parte de su propia dignidad.
Hoy decimos con firmeza: ¡Kollasuyo es del Pueblo y para el Pueblo!
LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES
HA SIDO NUESTRA PALABRA
PDSTA. BENIGNO CASTILLO PÉREZ
JEFE DE PRENSA DE RADIO KOLLASUYO

