La confidencialidad extrema, que resguarda los nombres y deliberaciones en cada disciplina, busca proteger la integridad de la distinción y evitar presiones externas sobre uno de los reconocimientos más admirados del mundo
El proceso de selección de los Premios Nobel es uno de los secretos mejor preservados del mundo académico y científico.
Durante 50 años, los nombres de los candidatos y los detalles de las deliberaciones se mantienen bajo un régimen estricto de confidencialidad, una medida que, según National Geographic, refuerza el prestigio y la integridad de estos galardones internacionales.
Este nivel de reserva, junto con un sistema de evaluación exhaustivo, consolidó a los premios Nobel como el máximo reconocimiento para quienes se distinguen en ciencia, literatura, paz y economía.
El valor simbólico y real de los premios trasciende fronteras y disciplinas. Desde su origen a comienzos del siglo XX, estos galardones distinguieron a figuras y organizaciones cuyas contribuciones dejaron una huella en la humanidad. La ceremonia de entrega, celebrada cada 10 de diciembre, representa la culminación visible de un proceso que involucra a expertos de todo el mundo y que, como señala National Geographic, se reproduce cada año con igual meticulosidad y reserva.
Proceso de nominación y evaluación
Entre los seleccionados figuran profesores universitarios, expertos reconocidos y galardonados previos, encargados de proponer a quienes consideran merecedores del premio. Las reglas impiden que los nominadores se postulen a sí mismos y exigen que las propuestas sean presentadas antes de finalizar el año.
Para cada categoría, se conforma un comité de selección integrado por expertos de reputación internacional, responsables de analizar en profundidad los méritos de cada candidato. Los comités examinan publicaciones, investigaciones, logros literarios, proyectos humanitarios y avances económicos, según corresponda. La composición internacional de los comités busca asegurar una evaluación imparcial y global.
Los criterios de valoración varían. Por ejemplo, en disciplinas científicas se prioriza la originalidad y el impacto de los hallazgos, mientras en Literatura se pondera la calidad de la obra y su influencia cultural. Durante varios meses, los comités se reúnen para debatir y consensuar una
lista corta de posibles galardonados, posteriormente remitida a las instituciones responsables de cada premio.
Confidencialidad y selección final
La confidencialidad representa uno de los ejes centrales del proceso Nobel. Como explica National Geographic, ni la cantidad de candidatos, ni las nominaciones, ni la lista de finalistas pueden hacerse públicas hasta que hayan transcurrido 50 años desde la entrega del premio.
Este secreto —que añade un aura de misterio a los galardones— se protege mediante un compromiso formal de confidencialidad que asumen nominadores, comités e instituciones responsables.
Dicha política tiene raíces en el testamento de Alfred Nobel, quien ordenó que la selección debía realizarse sin influencias externas ni campañas públicas, para asegurar que el mérito científico o humanitario fuese el único criterio de decisión. El objetivo es evitar filtraciones o presiones externas que pudiesen comprometer la integridad del proceso.
La decisión final sobre los premiados corresponde a las instituciones responsables de cada categoría, que pueden optar por seguir las recomendaciones de los comités de selección o tomar una decisión independiente.
Los resultados se anuncian a comienzos de octubre en jornadas separadas para cada disciplina, y la decisión es definitiva. En tanto, el momento de la entrega también tiene dos etapas: mientras el Nobel de la Paz se otorga en Oslo y los demás lo hacen en Estocolmo.
El secreto Nobel: archivo cerrado y revelaciones después de medio siglo
Finalizada la proclamación de los ganadores, todas las nominaciones y documentos vinculados se almacenan en un archivo cerrado bajo la custodia de la Fundación Nobel en Suecia, donde la información permanece inaccesible durante medio siglo.

Tras su apertura, los archivos Nobel se convirtieron en una fuente valiosa para historiadores y sociólogos de la ciencia, revelando nominaciones sorprendentes y permitiendo estudiar cómo evolucionaron los criterios de excelencia a lo largo del siglo XX.
Vale destacar que, según la Fundación Nobel, Alfred Nobel decidió crear los premios después de leer su propio obituario por error en un periódico francés, que lo apodó “el mercader de la muerte” por su invención de la dinamita. Impactado por la idea de ser recordado solo por desarrollar un explosivo, decidió destinar la mayor parte de su fortuna a premiar a quienes contribuyeran de manera positiva a la humanidad.
Fuente: Infobae