CRISIS ENERGÉTICA.- La escasez de diésel en Bolivia dejó de ser un problema coyuntural y se ha convertido en una crisis estructural. El declive productivo, la dependencia de importaciones y el costo de la subvención han paralizado al transporte, golpeado al agro y puesto en jaque la economía nacional.
Un país que pasó de exportador a importador
Bolivia, históricamente exportadora de hidrocarburos, atraviesa una transformación crítica: hoy importa hasta el 85% del diésel que consume. La producción de líquidos cayó más de 50% en la última década, obligando al país a depender de compras externas que presionan las reservas en dólares.
Filas interminables y transporte paralizado
Desde inicios de 2024, las largas filas en surtidores son la expresión más visible de la crisis. Camiones pasan hasta tres días esperando combustible y el transporte pesado funciona apenas con un 30% de sus unidades, lo que encarece fletes y eleva precios en la canasta familiar.
La subvención: una carga insostenible
Con un precio de Bs 3,72 por litro frente a los Bs 8,88 del mercado internacional, la subvención se ha vuelto una trampa fiscal. El Estado gasta casi $us 3.000 millones anuales en mantener artificialmente bajos los precios, drenando divisas y estimulando el contrabando hacia países vecinos.

Sectores más golpeados: agro y transporte
El agro, dependiente del diésel para maquinaria y logística, advierte que están en riesgo 1,6 millones de hectáreas de siembra. La falta de combustible amenaza la seguridad alimentaria y las exportaciones. El transporte pesado, a su vez, denuncia pérdidas millonarias por la paralización.
Causas de fondo: dólares, desinversión y contrabando
La raíz inmediata de la crisis está en la falta de divisas para pagar importaciones. Sin dólares, YPFB no puede cumplir con proveedores y el suministro se corta. A esto se suma la falta de inversión en exploración y el incentivo al contrabando, que desvía miles de litros de diésel subsidiado al mercado ilegal.
Posibles soluciones: medidas urgentes y reformas
El análisis de expertos y entidades especializadas sugiere un plan en tres tiempos:
- Corto plazo: agilizar créditos internacionales, autorizar importación privada para sectores clave y reforzar controles contra el contrabando.
- Mediano plazo: incentivar la inversión en exploración y acelerar los proyectos de biodiésel.
- Largo plazo: reformar gradualmente la subvención y diversificar la matriz energética hacia renovables.
Conclusión
La crisis del diésel en Bolivia refleja un problema estructural que combina debilidad productiva, dependencia de importaciones y políticas fiscales insostenibles. Resolverla exige decisiones difíciles y un plan estratégico que combine urgencia, reformas y visión de largo plazo.
La Situación del Diésel en Bolivia
Un análisis visual de la oferta, demanda y subvenciones del carburante clave para la economía nacional.
Irregularidades en la Provisión
Desde finales de 2023 y principios de 2024, Bolivia ha experimentado una provisión irregular y deficiente de diésel, generando largas filas y afectando a sectores productivos clave. Esta situación ha puesto de manifiesto los desafíos estructurales del país en materia de hidrocarburos.
Fuente de datos: Análisis basado en informes de prensa, datos de YPFB y el Ministerio de Hidrocarburos. Los porcentajes son aproximaciones para fines ilustrativos.
Infografía generada en 2025.
Fuente: Nueva Presencia