Sentir agotamiento a mitad de la jornada es tan frecuente que muchos lo consideran inevitable. Sin embargo, para los especialistas consultados por Everyday Health, la fatiga persistente no debe aceptarse como una parte normal de la vida cotidiana. Detrás de esa baja energía suelen esconderse hábitos diarios que pueden modificarse, permitiendo así mejorar la vitalidad.
Stacie J. Stephenson, nutricionista certificada, advierte que cuando la fatiga aparece pese a dormir suficientemente y no existen enfermedades detectadas, el origen suele estar en las elecciones cotidianas. “Sentirse con poca energía puede ser común, pero ciertamente no es normal”, sostuvo la especialista. El primer paso para recuperar la vitalidad es examinar la rutina y detectar conductas que drenan la energía.
Los hábitos que más impacto tienen en la energía
1. Consumo excesivo de azúcar y carbohidratos refinados
Uno de los factores más frecuentes que alimentan el cansancio diario es la alimentación, especialmente cuando esta incluye una alta cantidad de azúcares y harinas refinadas.
Mia Syn, dietista registrada, explica que productos como pan blanco, arroz pulido, cereales azucarados o papas fritas generan picos rápidos de azúcar en sangre seguidos de caídas abruptas, lo que provoca somnolencia, irritabilidad y dificultades para concentrarse.

El consumo excesivo de azúcar y carbohidratos refinados provoca picos de energía seguidos de caídas abruptas (Imagen Ilustrativa Infobae)
Su recomendación es limitar estos alimentos y apostar por comidas equilibradas, incluyendo carbohidratos ricos en fibra, proteínas magras y grasas saludables, para mantener la energía estable durante todo el día.
2. Falta de movimiento físico
La inactividad física, aunque pueda parecer que ahorra energía, en realidad la reduce. Stephenson explica que gastar energía haciendo ejercicio ayuda a incrementarla: el movimiento regular mejora el sueño, aumenta el estado de alerta y ayuda a combatir el insomnio.

La falta de actividad física reduce la energía y afecta el estado de alerta y el sueño (Imagen Ilustrativa Infobae)
Se recomienda integrar actividades que eleven el ritmo cardíaco, refuercen los músculos y mantengan la flexibilidad, ya que este tipo de ejercicios tienen un impacto directo sobre los niveles de energía general.
3. Saltarse el desayuno
Omitir la primera comida del día afecta negativamente el rendimiento matutino. Johannah Sakimura, dietista registrada, resalta que tras varias horas de ayuno nocturno, el cuerpo necesita alimento para arrancar.
Recomienda combinar carbohidratos saludables como frutas y cereales integrales, con proteínas procedentes de huevos, yogur, frutos secos o queso para mantener la saciedad y evitar caídas energéticas antes del almuerzo.
4. Permanecer sentado durante largos periodos
Estar mucho tiempo sentado sin moverse dificulta la circulación sanguínea y reduce el oxígeno que llega al cerebro, disminuyendo la capacidad de alerta y la memoria.
Stephenson sugiere levantarse al menos cinco minutos por hora y, si es posible, caminar al aire libre. Incluso la simple exposición al color verde o a la naturaleza puede mejorar el ánimo y la sensación de energía.
5. Consumo elevado de cafeína
Las bebidas con cafeína, como el café y las gaseosas, ofrecen un impulso rápido pero temporario. Syn advierte que el cuerpo desarrolla tolerancia, llevando a ingerir dosis cada vez mayores.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) establece que hasta 400 mg diarios es seguro para adultos sanos, el equivalente a unas cuatro o cinco tazas de café, aunque recomienda no llegar a ese límite.


