El Gobierno recupera el control de la mayor parte de las carreteras cortadas por los movimientos indígenas que exigen la habilitación electoral del expresidente
El trágico desenlace de una protesta contra la exclusión de Evo Morales de las elecciones generales de agosto, con un saldo de cuatro policías y un campesino muertos, ha puesto al expresidente boliviano contra las cuerdas. Se ha convertido en el peor villano de las redes sociales. Además, los partidos de derecha e izquierda que participan en los comicios se reunieron en una “cumbre” con el presidente Luis Arce y representantes de todos los poderes estatales para ratificar que las elecciones se realizarán sin el líder cocalero. Fiel a su estilo, Morales ha subido la apuesta. “La única lucha que se pierde es la que uno abandona”, dijo en la radio cocalera Kawsachun Coca. “La lucha va a continuar, porque hay una decisión del movimiento indígena y sepan que yo (la) voy a acompañar hasta el último”.
Morales aseguró que no huirá del país, pese a las varias causas que tiene abiertas en su contra, una por abuso de menores y otra, la más reciente, por terrorismo y sabotaje de un acto electoral. Si no está preso es porque vive refugiado en la zona cocalera del Chapare, donde domina sin contestación y es protegido por la población.
Morales también declaró que la “cumbre” que convocó el Tribunal Electoral el jueves tuvo el propósito de “proscribir a Evo, al evismo y finalmente al movimiento indígena y de criminalizar la protesta social”. Esta reunión, en la que participaron todos los candidatos, inclusive los tres de izquierda —Andrónico Rodríguez, Eduardo del Castillo y Eva Copa—, se organizó para defender las elecciones de las “fuerzas oscuras” que, según el presidente del Electoral, Oscar Hassenteufel, complotan contra una salida pacífica a través de las urnas.
Ocurrió al día siguiente del brote de violencia en la ciudad de Llallagua, en el que murieron cinco personas golpeadas y baleadas. Cuatro de las víctimas eran policías y el hecho aisló más a Morales. El expresidente es la figura política con más rechazo entre los electores urbanos, mientras que mantiene su popularidad entre los sectores campesinos, como han mostrado los cortes de ruta que se armaron hace 12 días para exigir su habilitación electoral.
Antes de las muertes, los bloqueos habían logrado paralizar el tránsito en el eje oriente-occidente, el más importante del país. Después, en cambio, la Policía retomó el control de dos carreteras muy relevantes y los militares ocuparon Llallagua. En este momento, los bloqueos de caminos están reducidos al Chapare, donde en octubre del año pasado los cocaleros resistieron más de un mes por la misma causa: “Sin Evo no hay elección”.
El exmandatario se ha quejado de “racismo y fascismo” por los ataques que está recibiendo en las redes sociales y, más sutilmente, en muchos medios de prensa. En Llallagua, los universitarios salieron a defender la ciudad de los “evistas” con los mismos cánticos que se escucharon en las protestas de noviembre de 2019 que fueron clave en el derrocamiento de Morales. El exheredero de este, Andrónico Rodríguez, ahora el mejor situado en las encuestas electorales, quedó atrapado en un dilema, sin poder condenar ni tampoco avalar los bloqueos campesinos. Sus adversarios de la centroderecha están aprovechando esta incomodidad para recordar su pasado “evista”. Por otra parte, los oficialistas de Arce describen a su exlíder como un “abusador” e incluso como un “asesino”.
Evo Morales quedó fuera de las elecciones por varias medidas judiciales de las que considera autor al presidente Arce, su exministro de Haciendo. El presidente coqueteó con una reelección, pero la crisis financiera hizo imposible esta aspiración
Antes de morir por los efectos políticos del deterioro económico, Arce mató políticamente a quien antes ya se había convertido en su peor enemigo: le quitó el Movimiento al Socialismo y, según Morales, también hizo anular la personería jurídica de otro partido que quería prestarle su sigla. Esto bastó para impedir que se inscriba, lo que sacó del juego a la principal figura electoral y política que ha tenido Bolivia en este siglo. Además, el Tribunal Constitucional lo inhabilitó definitivamente para ser presidente, solo que sus enemigos no precisaron recurrir a ella para impedirle participar.
Como para simbolizar la soledad de Morales, la página de Facebook de la radio cocalera Kawsachun Coca, por la que se conocía la información del Chapare y el evismo en las redes, fue cerrada por esta plataforma tras denuncias anónimas por propagación de información falsa e “incitación al odio”. “Esta decisión constituye un ataque directo contra la libertad de expresión y una vulneración inaceptable de los derechos fundamentales de nuestro pueblo a informarse de manera veraz y plural”, reaccionó el expresidente boliviano.
Fuente: EL PAÍS