El pan, considerado un alimento esencial para las familias potosinas, ha comenzado a escasear en la ciudad, mientras su precio se dispara sin control. En algunos casos, los panificadores ya venden la unidad hasta en 1 boliviano, ignorando abiertamente la norma municipal.
La Ordenanza vigente establece que el pan de batalla debe venderse a razón de tres unidades por un boliviano, pero esta disposición ha quedado reducida a una ficción ante la especulación y la falta de control efectivo.
“Los precios se están disparando por los cielos”, reconoció el intendente municipal, mayor Álvaro Villa, al señalar que el alza de los insumos ha desatado una ola de informalidad.
Pese a los operativos de control, los panificadores imponen precios a su conveniencia, agudizando una crisis que golpea directamente al bolsillo de la población.