Potosí, 16 de mayo de 2024 – Gestores culturales de Potosí han levantado su voz para solicitar un plan integral que proteja la esencia de la Bajada del Tata Qaqcha, una festividad minera de gran arraigo en la región.
A pesar de que la Ley 349, promulgada el 14 de marzo de 2013, declara al Carnaval Minero de Potosí como Patrimonio Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia, los gestores culturales señalan que no se ha tomado en cuenta a los actores más importantes de esta celebración: los trabajadores mineros.
Según el artículo 2 de la mencionada ley, se encomienda al Ministerio de Culturas, al Gobierno Autónomo Departamental de Potosí y al Gobierno Autónomo Municipal de Potosí desarrollar tareas para el fomento, promoción, preservación y difusión del Carnaval Minero de Potosí. Sin embargo, los gestores culturales enfatizan que los mineros, quienes descienden de los socavones para bailar y venerar al Cristo Minero y a la Virgen de la Candelaria, son los principales interesados en salvaguardar la esencia de esta tradición.
La vestimenta original, los materiales de trabajo, las herramientas y otros elementos utilizados en la Bajada del Tata Qaqcha son parte fundamental de la identidad de esta festividad y deben ser preservados, afirman los gestores culturales.
Preocupados por la creciente estilización de las danzas presentadas por las cooperativas mineras, los gestores culturales sugieren la creación de un Plan de Salvaguarda de la fiesta que involucre a todas las entidades relevantes. Este plan buscaría proteger la esencia del Carnaval Minero para las futuras generaciones.
La Bajada del Tata Qaqcha y la veneración de la Virgen de la Candelaria se remontan a la época republicana de los años 1940. Durante esta festividad, los mineros descienden de los socavones cargando las imágenes del Qaqcha y recorren en procesión desde sus parajes o bocaminas hasta el sector de la Ckasa. Desde allí, los grupos de cooperativistas se trasladan a sus locales o salones de fiesta para continuar con la velada y posterior celebración en honor al Qaqchito.
Los gestores culturales esperan que su llamado sea escuchado y que se tomen medidas concretas para proteger esta valiosa tradición minera.