“Si Demi Moore quiere poner su cuerpo desnudo sobre el mío, ‘adelante, por favor’. Debería sentirme tan afortunada”, bromeó Margaret Qualley en una entrevista con The Times en el marco del estreno de La sustancia (The Substance) en 2024.
La película de la cineasta francesa Coralie Fargeat se convirtió rápidamente en una de las favoritas de la crítica y el público, debido a que eligió temáticas específicamente punzantes para la sociedad actual y la industria de Hollywood: el envejecimiento femenino y los estereotipos de belleza.
Al ser un body thriller, no es sorpresa alguna que el rodaje significara un desafío tanto para las actrices como su directora. Sin embargo, no sólo fueron las escenas que involucraron prostéticos que demandaron un esfuerzo físico y emocional para las protagonistas.
Margaret Qualley incluso recordó una ocasión donde tuvo que encerrarse a llorar en un baño tras un primer ensayo. Su papel, Sue, es la versión “mejorada y perfecta” de la vieja y desgastada presentadora de fitness Elisabeth Sparkle (Demi Moore).
Hacer el baile de “Pump It Pup” fue doloroso
Hermosa, sensual y “con todo en su lugar” —según los comentarios masculinos en la película—, así se describe al personaje. Previo a la filmación, la actriz de 30 años aprendió la rutina sexy de baile de “Pump It Pup” en privado, pero la primera vez que realizó esas sentadillas y movimientos sugerentes ante las cámaras fue bastante duro
Ese tipo específico de sexualidad no se adapta a mí”, admitió para The Times. Y cuenta que la razón por la que rompió en llanto fue “porque estaba profundamente avergonzada”.
Tomando en cuenta el reto que supondría hacer esa clase de baile, Qualley se embriagó a primera hora en la mañana y se dijo a sí misma: “No puedo hacer esto frente a todos”. Finalmente, el tequila y la marihuana en su sistema fueron el gran empujón para lograrlo tal como Coralie Fargeat lo había imaginado en su guion.
Aunque hubo esfuerzo y preparación física de por medio para que Margaret esculpiera su cuerpo como aquellas mujeres de los 80 con curvas y pechos prominentes, los resultados no convencían a Fargeat. No se parecía a la “Jessica Rabbit” que tuvo en mente para crear a Sue.
Entonces, debido a que no existe una “sustancia” en la vida real que permita hacer crecer los senos en cuestión de semanas, Margaret Qualley sentenció: “Tuvimos que pegarlos”.
La directora logró contactarse con un equipo de prótesis que, según reveló la actriz, “me dotó del mejor escote de la vida, solo que no era la mía”. Ese fue el primer paso para encontrar a Sue, pero el proceso de Elisabeth fue enteramente distinto.
Demi Moore repitió 15 veces una desgarradora escena
A diferencia de su co-estrella, el trabajo de Demi Moore en La sustancia consistió en mostrarla tal como era: sin ediciones para eliminar imperfecciones físicas, ni excesos de maquillaje para disfrazar sus líneas de expresión sus más de 60 años.
Todo esto para luego transformarla, mediante prostéticos, en una anciana con la piel arrugada, los senos completamente caídos y casi sin cabellera.
Aunque la artista de Hollywood necesitó ayuda de las prótesis para el acto final del largometraje, hubo antes una escena en particular que le resultó “muy difícil”, debido a la carga emocional que llevaba en sí. Bajo la dirección de Coralie Fargeat, se necesitaron al menos 15 tomas para que saliera bien.
Cuando Elisabeth es invitada a salir por un ex compañero de la escuela, ella inicialmente no estaba interesada, pero más tarde decide pegarle una llamada para acceder a la cita. Antes de cruzar la puerta, se vistió y maquilló, pero se quedó pegada al espejo mirando su reflejo. Allí empieza lo tenso de la escena.
“Es uno de los momentos más desgarradores de la película. Creo que todos nos sentimos identificados cuando intentamos mejorar nuestro aspecto y cada vez lo empeoramos más”, recordó la ganadora del Globo de Oro en entrevista con Variety.
Una y otra vez, Elisabeth retocaba su maquillaje, cada vez de manera más agresiva. Pero, una vez que se veía a sí misma, el resultado era desagradable y horrible de mirar. Fargeat realizó muchas tomas y, según Moore, tenía la cara “en carne viva” y hubo un “punto en el que no podía hacerlo más”.
“Era una especie de locura. Hay tres montajes para esa escena, y fácilmente 15 tomas para cada uno”, reveló la actriz. “Además, la idea de mirarse al espejo y ver sólo lo que está mal… es como si quisieras hacerte más feo para ver cómo te sientes”.
Demi Moore dijo que Coralie Fargeat quería seguir adelante, porque su estilo de filmación es captar todas las tomas posibles y elegir la que mejor encaje con su visión.
Sin embargo, una vez que Demi tenía el rostro lesionado de tantas veces intentándolo, el maquillador tuvo que intervenir y le espetó a ambas: “Hemos terminado”.
“Ruidoso, excesivo y violento” es como la cineasta de origen francés planteó este proyecto desde un inicio: “Fue muy difícil de realizar, y nadie quería hacerlo de la manera en que yo lo quería hacer”, confesó a Variety.
Su propósito detrás de La sustancia era demostrar que las mujeres no deben ser juzgadas ni medidas entre ellas en base a su juventud o belleza, sino por lo que pueden lograr. Por esta razón, la película es considerada una sátira feminista del siglo XXI.
Como ícono de los 80 y 90, Demi Moore fue una pieza esencial en su desarrollo. “Demi ha hecho muchas cosas. Esto dice mucho sobre dónde la sociedad dirige su mirada”, expresó luego de que la actriz se llevara el primer Globo de Oro de su carrera y enunciara un discurso en el que minimizada por un productor que la llamó “actriz de palomitas de maíz” en referencia su falta de talento más allá del cine comercial.