A partir del fracaso de “Red One”, la nueva película de Chris Evans y Dwayne Johnson, The Independent analiza la crisis de las grandes sagas marcadas por el cambio en las expectativas de la audiencia, la competencia de franquicias y el auge del streaming
En tiempos no tan lejanos, el cine navideño era sinónimo de grandes éxitos de taquilla: películas como Elf (2003), Mi pobre angelito (1990) o Duro de matar (1988) no solo llenaban los cines en diciembre, sino que se convertían en parte esencial de las festividades, un fenómeno que convocaba a generaciones a “calentar” butacas.
Sin embargo, en los últimos años, esa tradición parece desvanecerse, tal como analiza un artículo de The Independent. Los gigantes de Hollywood optaron por otras fórmulas, y las películas navideñas de gran presupuesto perdieron su lugar en la taquilla.
¿Qué cambió en la industria cinematográfica para que las películas navideñas, alguna vez imprescindibles, ahora se sientan como una rareza en el calendario de estrenos?
El reciente fracaso de Red One, una comedia de acción navideña protagonizada por grandes estrellas como Chris Evans y Dwayne Johnson, pone de manifiesto la crisis que atraviesa el género.
Las razones detrás de este declive son variadas. La saturación de contenido en plataformas de streaming y el cambio en las expectativas del público, que prefiere ver estas películas desde la comodidad de sus hogares, redujeron el interés por acudir al cine para disfrutar de una película navideña.
A esto se suma la competencia con otros géneros, como las secuelas de grandes franquicias, que dominaron el calendario de estrenos de diciembre en los últimos años. Sin la presencia de grandes lanzamientos navideños, el género festivo parece haber perdido su estatus de evento masivo en la pantalla grande, dando paso a una nueva era de películas navideñas más modestas, tanto en presupuesto como en alcance, pone de manifiesto la crisis que atraviesa este género.
Además, muchos espectadores asumieron que la película estaría disponible en Prime Video antes de Navidad, lo que redujo el incentivo para ir al cine. Este fracaso subraya las dificultades de las sagas de gran presupuesto en la era de las nuevas tecnologías, subraya The Independent.
Sin embargo, muchas de las producciones navideñas adoptaron un enfoque más irónico y sarcástico. Las películas tienden a subvertir las expectativas tradicionales, combinando elementos de comedia negra, acción o incluso terror, lo que las aleja del tono festivo clásico.
Este cambio en la narrativa refleja una tendencia más amplia en la cultura cinematográfica, donde los géneros más populares buscan desafiar las convenciones y ofrecer algo más “reflexivo” o “moderno”, a menudo a través del humor irónico o la parodia. Este cambio dificultó que las películas navideñas mantengan el mismo tipo de conexión emocional con el público.
Las secuelas de franquicias como Avatar, Spider-Man o Matrix ahora dominan el calendario de estrenos de fin de año, siendo consideradas apuestas más seguras para los estudios, dado su atractivo global y su base de seguidores fieles. Esto llevó a que las películas navideñas, que históricamente eran una fuente importante de ingresos para el mes de diciembre, se vean desplazadas y relegadas a un segundo plano.
En lugar de arriesgarse con ideas originales, prefieren contratar grandes estrellas para garantizar el éxito de la taquilla. Este enfoque hizo que las películas navideñas recientes se vuelvan predecibles y menos emocionantes, ya que, en lugar de explorar temas frescos, se enfocan en fórmulas que no logran captar el mismo impacto emocional.
Las producciones modernas a menudo recurren a elementos de acción, comedia o terror, como en Violent Night o Silent Night, pero no siempre logran conectar con el espíritu tradicional de la Navidad, lo que hace que se perciban como imitaciones sin una propuesta innovadora.
Además, la insistencia en contar con grandes nombres en el elenco llevaron a una sobrecarga de producciones centradas en las estrellas más que en la historia misma. Este enfoque comercial restó la esencia emocional que antes caracterizaba al cine navideño, llevando al género hacia una dirección que parece alejarse de sus raíces auténticas.
El futuro de estas películas podría pasar por un regreso a las historias más simples y genuinas, aquellas que no dependen de efectos visuales deslumbrantes ni de grandes estrellas. Como señala el cineasta Michael Dowse, las películas navideñas deben tener “pureza de corazón” para resonar con el público.