Desde la enfermedad de Parkinson hasta el temblor esencial, estos trastornos también afectan la postura y el tono muscular. En exclusiva para Infobae, Ineco brindó estrategias para impulsar el bienestar frente a estas condiciones
El 29 de noviembre se conmemora el Día Mundial de los Movimientos Anormales, una fecha importante para sensibilizar a la población sobre los trastornos que afectan el movimiento, la postura y el tono muscular.
“Estos trastornos pueden impactar a personas de todas las edades y, aunque algunos tratamientos son costosos, son fundamentales para mejorar la calidad de vida de quienes los padecen”, comenta la doctora Anabel Chade, jefa de la Clínica de Parkinson y Enfermedades Relacionadas de INECO.
“Conocer el impacto social y económico de estas condiciones es esencial para desarrollar programas de tratamiento y rehabilitación efectivos que ayuden a los pacientes a mejorar su bienestar general”, agrega la doctora.
¿Qué son los movimientos anormales?
Los movimientos anormales abarcan una serie de trastornos que afectan tanto la motricidad como el control muscular. Entre los más comunes se encuentran la bradicinesia (movimiento lento), el temblor, la corea, las disquinesias y los tics.
- Parkinsonismo: se caracteriza por rigidez muscular, temblores y lentitud para realizar movimientos. Si bien el Parkinson es la forma más conocida, existen otras causas de parkinsonismo como la parálisis supranuclear progresiva y los parkinsonismos secundarios a medicamentos o lesiones vasculares.
- La enfermedad de Parkinson es una condición neurodegenerativa progresiva que implica la pérdida de neuronas dopaminérgicas. Los síntomas motores más frecuentes incluyen dificultad para iniciar el movimiento, temblor en reposo y rigidez muscular. Los síntomas no motores, como trastornos del olfato, problemas de sueño, y alteraciones emocionales como depresión y ansiedad, pueden preceder a los síntomas motores y son igualmente importantes para su diagnóstico temprano.
- Síndrome de piernas inquietas: esta condición se manifiesta por una sensación incómoda en las piernas que obliga a la persona a moverse para aliviar los síntomas. Afecta a aproximadamente el 10% de la población y puede empeorar durante la noche, alterando el descanso del paciente. En algunos casos, puede estar relacionado con deficiencias de hierro o problemas renales.
- Temblor Esencial: uno de los trastornos más frecuentes, el temblor esencial, puede interferir con las actividades diarias como comer, beber o tomar objetos. En muchos casos, no es necesario un tratamiento a menos que interfiera significativamente con las tareas cotidianas.
- Disquinesia tardía: es un tipo de movimiento involuntario provocado por el uso prolongado de medicamentos, especialmente aquellos que afectan el sistema dopaminérgico, como los utilizados en trastornos psiquiátricos o problemas del sueño.
- Distonía: se refiere a contracciones musculares involuntarias que provocan posturas anormales. Puede afectar diversas partes del cuerpo, como el cuello (tortícolis), los ojos (blefaroespasmo) y los brazos o piernas. El tratamiento más efectivo suele ser la aplicación de toxina botulínica.
- Síndrome de Tourette: trastorno neuropsiquiátrico que se manifiesta principalmente en la infancia o adolescencia, caracterizado por tics motores y fonatorios. Los tics pueden ser controlados brevemente, pero el alivio viene después de realizar los movimientos repetitivos. Los tratamientos incluyen medicamentos dopaminérgicos y terapia cognitivo-conductual.
Consejos para el manejo de los movimientos anormales
Realizar un diagnóstico preciso es crucial, ya que los movimientos anormales pueden variar en presentación. Un diagnóstico adecuado permite acceder a un tratamiento apropiado.
Según el tipo de trastorno, los tratamientos pueden incluir medicamentos dopaminérgicos o aplicaciones de toxina botulínica para tratar movimientos involuntarios.
La kinesiología, la terapia ocupacional, la psicoterapia y la fonoaudiología son fundamentales para mejorar la calidad de vida del paciente, ayudando con la marcha, las posturas y el tono muscular.
Estos grupos proporcionan apoyo emocional y ofrecen estrategias valiosas sobre cómo lidiar con los síntomas. También son una excelente manera de mantenerse informado sobre los avances terapéuticos.
Mantenerse activo mediante ejercicios, actividades al aire libre y hobbies, así como aprender a pedir ayuda, puede mejorar significativamente la calidad de vida.
Identificar qué factores empeoran o alivian los síntomas ayudará a los pacientes a manejar mejor su condición.
El Día Mundial de los Movimientos Anormales nos recuerda la importancia de estar informados y de buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Estos trastornos afectan no solo la motricidad, sino también el bienestar emocional y social de quienes los padecen. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son claves para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Fuente: INFOBAE