El mediocentro del City logra el primer Balón de Oro masculino desde el de Luis Suárez en 1960 y la centrocampista del Barça su segundo consecutivo en una gala en la que faltó el Real Madrid, enfadado al no ganar Vinicius
La noche en la que un futbolista español volió a ganar el Balón de Oro, 64 años después del único de un hombre, el de Luis Suárez en 1960, y en la que una española, Aitana Bonmatí, levantó su segundo consecutivo, derivó también en una noche tremendamente enrarecida para el fútbol español, con el plante del Real Madrid al conocer que la revista France Football, ahora en colaboración con la UEFA, no iba a coronar a Vinicius.
La seducción que provocó el juego de España en la última Eurocopa recibió en el Teatro du Châtelet de París un reconocimiento que no obtuvo la generación dorada, la de las dos Eurocopas y el Mundial. Rodrigo Hernández (Madrid, 28 años), que subió al escenario con muletas después de romperse el mes pasado el ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha, ganó el Balón de Oro: “No es una victoria solo mía, sino del fútbol español, y de tantos jugadores que se lo merecían y no lo ganaron, como Xavi, Iniesta, Iker, Busi…”, dijo. “Es una victoria del fútbol español y sobre todo de la figura del mediocentro. Tenemos el trabajo más ensombrecido, pero hoy ha salido a la luz”.
Las votaciones de 100 periodistas de sendos países que le coronaron situaron a otros cuatro integrantes de la selección entre los 15 primeros: Carvajal (4), Lamine Yamal (8), Dani Olmo (13) y Nico Williams (15).
Lamine, además, se llevó el Kopa, a mejor joven del año, en una noche que también reconoció con el premio Sócrates la lucha de Jenni Hermoso por que el fútbol sea un espacio seguro para las mujeres.
La gala volvió a coronar a Aitana Bonmatí, de 26 años, como mejor jugadora del mundo, el cuarto Balón de Oro seguido de una futbolista española, después de los dos de su compañera en el Barça Alexia Putellas: “Esto no se consigue sola. Estoy muy agradecida y soy muy afortunada de tener a mi lado a grandes jugadoras que me han hecho seguir evolucionando y siendo mejor”, dijo. Y recordó lo que la fija a la tierra pese a tocar tan a menudo el cielo: “Soy una persona de pueblo. Sigo viviendo en el mismo pueblo donde nací, con mi gente. Me hace sentir la misma persona que hace 15 años, y eso es lo que me hace estar bien y feliz”. El podio del galardón femenino lo completaron sus compañeras Carol Graham Hansen y Salma Paralluelo.
Normal que el Barça se llevara el premio al mejor club femenino del año. Como el Madrid se llevó el masculino. Pero no había nadie en el teatro para recogerlo, como tampoco estaban Carlo Ancelotti para recibir el de mejor entrenador ni Kylian Mbappé, el Gerd Müller de máximo goleador empatado con Harry Kane.
El aviso de que Vinicius no ganaría provocó una reacción radical del Madrid, que el lunes por la mañana desmontó la expedición que había previsto a París. Creían que si el galardón no era para el brasileño, y primaba ganar la Eurocopa sobre la Champions, como entendían que sucedía con Rodri, Dani Carvajal debía estar por delante, después de levantar los dos trofeos y haber sido además escogido MVP en la final de Wembley. “Es obvio que el Balón de Oro-UEFA no respeta al Real Madrid. Y el Real Madrid no está donde no se le respeta”, difundió el club. A última hora del lunes, Vinicius escribió en su cuenta de X (Twitter): “Haré 10 veces si es necesario. No están preparados”.
La decisión sacudió el ambiente alrededor de la gala, sobre la que se había mantenido el secreto mucho más de lo acostumbrado. La tradición dictaba que France Football sometía al ganador a una sesión de fotos y una entrevista días antes de la entrega, pero este año no fue así. Al conocer la decisión del Madrid, la organización dijo a Efe que consideraba “incomprensible” el sonado plantón del club presidido por Florentino Pérez.
La ausencia en el día que se podía coronar a Rodri disgustó a Luis de la Fuente: “No es bueno para el fútbol que una entidad como el Real Madrid no esté presente en una gala de estas características”, dijo el seleccionador.
Rodri, la brújula de De la Fuente, sintió el flechazo de haber encontrado su manera de entender el fútbol en plena explosión de la época de oro del fútbol español: “Coincidió con el bum del fútbol táctico, de Guardiola, de la selección española…”, cont hace unos años en una entrevista en EL PAÍS. Aquella transformación derivó en tres títulos grandes consecutivos: las Eurocopas de 2008 y 2012 y el Mundial de 2010. Cuando levantaron la primera copa, el madrileño tenía 12 años y ya se enredaba en debates tácticos con sus entrenadores en la cantera del Atlético. Una década más tarde, ya en la primera plantilla del club rojiblanco después de su paso por el Villarreal, cuando se vio ante la encrucijada de escoger qué tipo de fútbol quería jugar, optó precisamente por Guardiola, y dejó atrás a Simeone y 70 millones de euros en el Metropolitano.
También los debates futbolísticos con el argentino y algunos de sus compañeros. Rodrigo sostenía que el equipo corría demasiado y explicaba que cuando aseguraba un pase lo hacía para que descansaran y armaran bien el siguiente asalto. “Aquí jugamos así”, le dijeron muchas veces. Y él quería jugar de otra forma.
Por eso emigró a Mánchester en el verano de 2019, pese a que trataron de seducirle con la idea de que Simeone podría terminar de perfeccionar su juego defensivo. Pero esa mili ya la había hecho. La temporada anterior, en el Villarreal, ya había sido el futbolista con más recuperaciones en la Liga, y en la última en el Atlético, lideró ese apartado en su equipo. Desde muy pequeño, Rodri miró el fútbol de otra manera, buscando ventajas en la comprensión de la pizarra: “Veía que si era capaz de entender el juego iba a tener mucha ventaja respecto a mis rivales, y más a esas edades, que no hay tantos conceptos”, explicó en EL PAÍS.
De modo que en el punto en el que decidió el rumbo del resto de su carrera se fue con Guardiola, con quien no todo fue perfecto desde el comienzo, como recordó Laporte en una entrevista en EL PAÍS en 2023: “Me acuerdo de su primer año, que andaba medio perdido, y quería hacer demasiadas cosas. Y ahora es que hace todas las cosas perfectas. Entiende el juego, sabe dónde están los espacios, no pierde un balón…”.
La conversación se produjo en la víspera de ganar con España la final de la Nations League. Aquella noche, Rodri señaló la victoria como la primera pieza imprescindible para poder empezar otro ciclo como aquel que le llevó a escoger su camino: “Ganar será importante para crear una cultura ganadora”, dijo después de ser elegido MVP de la final. El mediocentro venía lanzado. Ocho días antes había ganado en Estambul la Champions con el City marcando el gol de la victoria (1-0), en una final en la que también fue señalado como MVP. Aquel año parecía aún más destinado a llevarse el Balón de Oro, pero Messi había ganado en diciembre el Mundial Qatar y sumó su octavo trofeo.
Ha sido este año, el de la nueva cumbre del fútbol español.
Fuente: EL PAÍS