Con un profundo sentimiento de indignación, decenas de personas con discapacidad se concentraron hoy en la puerta de la Gobernación de Potosí, donde alzaron sus voces en defensa de los derechos que, según denuncian, las autoridades han dejado de cumplir. El reclamo es claro: ramplas de acceso y oportunidades laborales, exigencias que se hacen más urgentes con el pasar de los días.
Gary Ramírez, dirigente del sector, expresó con amargura que las promesas gubernamentales se han quedado en papel, mientras la realidad de su comunidad es cada vez más desgarradora. “Nuestras bases exigen pasar de los derechos a los hechos”, afirmó, subrayando la necesidad crítica de acceso al trabajo para cientos de personas que, en su condición, se ven completamente marginadas.
El problema no solo es de acceso o empleo; la tragedia que enfrentan es mucho más profunda. Según Ramírez, el número de personas con discapacidad sigue aumentando, impulsado principalmente por las secuelas del trabajo en los oscuros y peligrosos socavones de las minas de Potosí, además de los constantes accidentes de tránsito que marcan vidas para siempre.