El pasado 11 de septiembre, Javier Milei celebró que 87 diputados argentinos respaldasen su veto al aumento del 8% de las jubilaciones mínimas. Con esos votos, la oposición no alcanzó los dos tercios que necesitaba para anular el veto presidencial a una ley aprobada poco antes. El martes por la noche, Milei convocó a un asado en la quinta presidencial a quienes definió como los “87 héroes que le pusieron un freno a los degenerados fiscales”. Cada asistente pagó por la cena 20.000 pesos, equivalentes a unos 20 dólares, pero aun así se convirtió en un gesto polémico sobre el que el portavoz presidencial, Manuel Adorni, tuvo que salir a dar explicaciones al día siguiente.
“La casta come asado”, coreaba un grupo de jubilados que se manifestó cerca de la residencia presidencial, situada en la localidad de Olivos, a las afueras de Buenos Aires. La protesta tuvo lugar a la misma hora a la que iban llegando los invitados. Además de los integrantes del partido oficialista, La Libertad Avanza, asistieron legisladores del Pro —el partido del expresidente Mauricio Macri— y de la Unión Cívica Radical. “Esta gente se maneja como si no hubiera un pueblo que se muere de hambre”, declaró a las cámaras unas de las manifestantes, al recordar que una de cada diez personas en Argentina tiene ingresos insuficientes para comprar alimentos y la mitad de la población vive por debajo de la línea de la pobreza.
Todos los presidentes de Argentina han celebrado asados, la comida por excelencia de encuentros y celebraciones en este país del extremo sur de América. Pero ninguno antes de Milei había blandido una motosierra como símbolo del recorte del gasto estatal ni había convertido a la austeridad en una bandera con la que diferenciarse de sus predecesores.
El portavoz presidencial compartió en sus redes fotografías de los funcionarios en el momento de entregar sus tarjetas de débito para pagar la cena. Pero el argumento de que se la costeó cada uno de su bolsillo no ha convencido a quienes recuerdan que el salario del presidente argentino, el de los ministros y el de los legisladores sale de las arcas públicas, al igual que las pensiones. Un diputado argentino gana 4,3 millones de pesos (unos 4.300 dólares), 15 veces más que la jubilación mínima. En el caso de los senadores, sus ingresos mensuales equivalen a 26 jubilaciones mínimas.
“No fue una celebración”, respondió este miércoles Adorni en una rueda de prensa casi monopolizada por la polémica cena. El portavoz gubernamental acusó al kirchnerismo de haber quebrado el sistema de jubilaciones al incluir en él a más de tres millones de personas que no realizaron todos los aportes contemplados por ley. “El sistema está roto y quebrado y lo tenemos más claro que nadie. No entiendo el paralelismo entre comer un asado que pagamos todos y los jubilados”, se defendió Adorni ante la insistencia de un periodista sobre la falta de empatía del Gobierno con una mayoría de argentinos que no llegan a fin de mes, en un momento en el que el consumo de carne vacuna está en un mínimo histórico. “No entiendo la falta de empatía, ¿dónde está la falta de empatía?”, respondió de nuevo el portavoz presidencial.
La foto de Milei de pie en la cabecera de una gran mesa preparada en Olivos ha provocado una oleada de indignación que han aprovechado sus adversarios políticos. “Negarle el aumento a los jubilados e irse a festejar con un asado es la era de la crueldad, como dijo Martin Kohan”, sostuvo el jefe del bloque radical en el Senado, Martín Lousteau. “La casta festeja con asado. Los jubilados no tienen para remedios (medicamentos)”, criticó la diputada peronista Natalia Zaracho por X (antes Twitter). “Fiesta de Olivos Temporada 2. Festejando con los ‘héroes’ de la casta cómo arruinaron a millones de jubilados”, subrayó el referente de la izquierda Nicolás del Caño al trazar un paralelismo entre la foto del asado de Milei con la de la fiesta de cumpleaños de la exprimera dama Fabiola Yañez en la que participó el expresidente Alberto Fernández en plena pandemia.
La reunión llegó en vísperas del debate legislativo sobre el presupuesto con déficit cero presentado por Milei para 2025. El presupuesto del presidente ultraderechista pone “un cepo al Estado” al proyectar una nueva caída del gasto público destinado a jubilaciones, ciencia y educación, sectores muy golpeados ya por los recortes en sus primeros nueve meses de gestión.
Fuente: EL PAÍS