El jugador ha tenido una exposición, una continuidad y un éxito con la selección que todavía no se ha dado con el Barcelona. El desafío para la entidad azulgrana es precisamente que los fans asocien definitivamente la figura y el éxito del Lamine al universo Barcelona.
También la vida de Xavi Hernández, el entrenador que propició el debut de Lamine Yamal cuando tenía 15 años, cambió después de ser proclamado como el mejor centrocampista continental en 2008, el año que España ganó la Eurocopa con Luis Aragonés. La dimensión que tomó entonces Xavi en el Barça puede servir de referencia a Lamine. La duda está en saber si el diabólico delantero ayudará a combatir la orfandad provocada por la salida de Messi o si su fulgor remite más a la irrupción de Ronaldinho en 2003. El recuerdo de Ansu Fati, ahora mismo un jugador inclasificable en su vuelta al Barça, obliga a medir muy bien los pasos de Lamine.
Ansu ha sido víctima de las lesiones y también de una carga que no favoreció precisamente su estabilidad como delantero del Barça. A diferencia de Lamine, que fue ungido por el propio Messi siendo un niño en la fotografía de Joan Montfort, Ansu asumió la responsabilidad de ser el sustituto del argentino desde el momento en que se vistió con la zamarra del 10. El peso fue excesivo para un jugador que compitió además sin el contexto adecuado en un momento de urgencias en el Barcelona. “Hay que medir bien los tiempos”, argumentan en el club, “y eso significa cuidar a Lamine y montar un equipo competitivo en la Liga y en Europa”.
A sus 17 años, la salud física y mental de Lamine dependerá de su preparación y del número de partidos que dispute con su equipo y con la selección de De la Fuente. “Hay que aprender a escuchar al cuerpo y regular su exposición”, opinan desde los servicios médicos barcelonistas. “No se puede jugar día sí y día también. Mira por ejemplo cómo actúa Alcaraz. El físico de Lamine no es aún el de un profesional adulto y el calendario resulta extenuante, como se ha visto con muchas figuras de la Eurocopa”. El delantero precisa de una atención personalizada y también de un equipo en el que pueda expresarse tan bien como pasó en Alemania.
La actuación de la selección ha reforzado precisamente las convicciones futbolísticas del Barcelona y las aspiraciones de Lamine, deseoso de reunirse con Nico Williams, su mejor socio en la Eurocopa. Hansi Flick, el sustituto de Xavi, pretende disponer de dos extremos puros como Lamine y Nico. Así que el club ya ha empezado a buscar la manera de pagar la cláusula de 58 millones que contempla el contrato del futbolista con el Athletic. También el director deportivo, Deco, intenta negociar con el agente de Nico. La competencia será enorme, pero el Barça confía en que el jugador rojiblanco quiera seguir jugando junto a Lamine.
Aunque ha rebajado la masa salarial en unos 200 millones, el Barça todavía excede el límite permitido por la Liga. Necesita cubrir además el agujero de 60 millones dejado por Líbero y capitalizar sus arcas con nuevos socios y patrocinios como el de Nike. La semana pasada ya inscribió a Pau Cubarsí y a Lamine, quien el 2 de octubre del año pasado firmó su primer contrato profesional hasta 2026 y con una cláusula de 1.000 millones. El temor del Barcelona es que el contrato se tenga que revisar a menudo como ya pasó con Messi. El interlocutor y agente del futbolista es un viejo conocido del presidente Laporta: Jorge Mendes.
El valor de Lamine, según una estimación publicada por La Gazzetta dello Sport, el diario italiano que le calificó como “el bebé dorado”, es de unos 300 millones, el más caro de la final de la Eurocopa disputada por España contra Inglaterra. El delantero azulgrana, que ya recibió el premio al mejor joven, ha sido incluido también en el once ideal del torneo, juntamente con Nico, Dani Olmo, Rodri, Fabián y Cucurella, y su gol en la semifinal contra Francia ha sido elegido como el mejor del torneo por los observadores técnicos de la UEFA.
El club azulgrana entiende que cuenta con una estrella de impacto mundial para reactivar el negocio y optimizar la marca Barça y también para competir con un Real Madrid que ya presume de Mbappé. La afrenta resulta igualmente esperanzadora para la Liga. La figura de Lamine Yamal se considera decisiva para superar la nostalgia que desde hace tiempo apresa a un Barça capitalizado últimamente por fichajes como los de Lewandowski (35 años) y Gündogan (33). “Sigue trabajando, hermano, porque puedes conseguir lo que quieras”, le susurró Rodri a Lamine.
“Hablamos de un jugador que tiene condiciones para marcar una época”, sostiene Albert Capellas, quien fue coordinador del fútbol base azulgrana, entrenador en Dinamarca y miembro del equipo técnico de preparadores como Jordi Cruyff. “Atrae, engancha, hace que el aficionado compre una entrada o ponga la televisión para verle jugar. Lamine disfruta, no siente la presión, no se esconde nunca, le gusta tener la pelota, asumir la responsabilidad y los compañeros le encuentran siempre. Tiene personalidad y madurez”, remacha Capellas.
“Lamine entiende mejor que nadie la relación espacio-tiempo, que ha sido siempre la clave de nuestro juego”, recuerda un exmiembro del área de metodología azulgrana. “No solo regatea y marca goles, sino que por su vista panorámica siempre acierta en la toma de decisiones y su elasticidad le permite salir de las situaciones de mayor apuro y perfilarse bien en cada jugada”, subrayan en el Barcelona. Lamine Yamal se siente dichoso, suspira por jugar con Nico y aguarda con ganas el partido del próximo año entre Argentina y España para enfrentarse a Messi.
Quizá para entonces el Barça ya sabrá si el presente y el futuro son más esperanzadores que aquel glorioso pasado escenificado en la pancarta que Laporta colgó en el Bernabéu a su regreso al palco del Camp Nou. “Ganas de volver a veros”, aseguraba aquel eslogan del año 2021 cuando Lamine Yamal todavía jugaban en el Intantil A del Barcelona. Aquel fue el último año en el que ese endemoniado delantero se alineó con niños de su edad para empezar una carrera imparable hasta alcanzar la Eurocopa.
Fuente: EL PAÍS