Una nueva interpretación demostraría que el enigmático manuscrito tendría un propósito oculto.
El manuscrito Voynich es un famoso texto europeo de principios del siglo XV que presenta ilustraciones herbarias, farmacéuticas, astrológicas y también referencias anatómicas, incluidos cientos de mujeres desnudas. Pero durante décadas hamantenido ocultos muchos de sus secretos. Un reciente artículo, publicado en Social History of Medicine, por Keagan Brewer y Michelle L. Lewis, propone que el sexo es uno de los temas detallados en el manuscrito y que el diagrama más grande representa tanto el sexo como la concepción.
El manuscrito Voynich ha desconcertado y fascinado durante mucho tiempo a los historiadores y al público. Este documento de finales de la Edad Media está cubierto de ilustraciones de estrellas y planetas, plantas, símbolos del zodíaco, mujeres desnudas y fluidos azules y verdes. Pero el texto en sí (que se cree que es obra de cinco escribas diferentes) está cifrado y aún no se comprende.
“Nuestro estudio – señala Brerwer – investiga la cultura de la autocensura, el borrado y el cifrado de los secretos de las mujeres, centrándose en el Dr. Johannes Hartlieb (c. 1410-1468). Hartlieb tenía temores duraderos sobre la propagación de secretos femeninos, que culminaron en un llamado a enviar “cartas secretas” para ocultar recetas de abortivos y anticonceptivos. Sobre la base de esta evidencia, proponemos que las Rosetas, la ilustración más grande y compleja del manuscrito Voynich, representan el coito y la concepción. Esta hipótesis explica muchas de las características de la ilustración y establece una variedad de posibilidades de investigación futuras”.
Por ejemplo, una sección contiene ilustraciones de mujeres desnudas sosteniendo objetos adyacentes a sus genitales u orientados hacia ellos. Estos no pertenecerían a un manuscrito únicamente herbario o astronómico. Para dar sentido a estas imágenes, Brewer y Lewis investigaron la cultura de la ginecología y la sexología de finales de la Edad Media, a las que los médicos de la época a menudo se referían como “secretos de mujeres”.
“Primero, analizamos al médico bávaro Johannes Hartlieb, que vivió en la época y el lugar en que se realizó el manuscrito Voynich (alrededor de 1410-1468) – añade Brewer -. Hartlieb escribió sobre plantas, mujeres, magia, astronomía y baños. También recomendó el uso de “letras secretas” (como una cifra, un alfabeto secreto o similares) para ocultar recetas y procedimientos médicos que puedan resultar en anticoncepción, aborto o esterilidad”.
Hartlieb sentía un fuerte temor a que los “secretos de las mujeres” se hicieran ampliamente conocidos. Le preocupaba que sus escritos pudieran facilitar las relaciones sexuales extramatrimoniales y que Dios lo condenara si esto sucediera. En sus escritos, el médico alemán, se niega a escribir sobre ciertos temas, como los ungüentos vaginales posparto, el placer sexual de las mujeres, las afirmaciones de las mujeres que dan a luz a animales, las posiciones coitales “correctas” para la concepción o los cambios en la libido.
“Al analizar las ilustraciones de Voynich – continúan los autores en el estudio – proponemos que las Rosetas, la ilustración más grande y elaborada del manuscrito, representa una comprensión medieval tardía del sexo y la concepción. En la época medieval tardía se creía que el útero tenía siete cámaras y la vagina dos aberturas (una externa y otra interna). Creemos que los nueve grandes círculos de las Rosetas los representan”.
Para apoyar esta teoría, Brewer y Lewis también señalan que los castillos y las murallas de la ciudad ilustrada pueden representar un juego de palabras con el término alemán schloss, que tenía significados que incluían “castillo”, “cerradura”, “genitales femeninos” y “pelvis femenina”.
“Si bien muchas características de la ilustración aún están por comprenderse – concluye Brewer-, nuestra propuesta merece un examen minucioso. Esperamos que futuras investigaciones sobre el manuscrito lo aborden a través de una lente similar. Quizás, con suficientes pistas, podamos encontrar una manera de decodificar finalmente este texto esquivo”.
Fuente: LA RAZÓN