Es uno de los componentes nutricionales más demonizados en el último tiempo, por lo que muchas personas buscan eliminarlo de su alimentación. Cuál es el consumo recomendado por la OMS y qué sucede con la que se encuentra naturalmente en algunos alimentos
El azúcar es uno de los nutrientes más demonizados en el último tiempo. Forma parte de muchos alimentos que se consumen a diario e incluso es el componente que les da a las frutas su dulzor tan característico. Sin embargo, muchas personas buscan reducir al máximo su consumo o incluso eliminarlo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, esto equivale a unos 25 gramos al día.
Además, el máximo ente sanitario internacional aclara que, cuando se refiere a la reducción de azúcares, está hablando de los monosacáridos (como la glucosa y la fructosa) y los disacáridos (como la sacarosa o el azúcar de mesa), que se agregan a los alimentos y las bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, así como azúcares que están naturalmente presentes en miel, jarabes, jugos de fruta y concentrados de jugo de fruta. En cambio, no se refiere a los azúcares de las frutas frescas y verduras o los azúcares presentes de forma natural en la leche, “porque no hay evidencia sobre los efectos adversos de consumir estos azúcares”, según expresa.
¿Qué aporta el azúcar a nuestro cuerpo?
El azúcar pertenece al grupo de los hidratos de carbono, que son los compuestos orgánicos más abundantes en la naturaleza, y es una muy buena fuente de energía, ya que proporciona cuatro calorías por gramo.
Dentro de los hidratos de carbono, los azúcares forman parte del grupo de hidratos de carbono de absorción rápida. Esto significa, a grandes rasgos, que cuando se ingiere un alimento que contiene azúcares, debido a su estructura, el cuerpo los digiere y absorbe con muchísima facilidad y sin apenas esfuerzo, obteniendo así energía de forma rápida.
Por este motivo reciben este nombre, a diferencia de los hidratos de carbono complejos, que en cambio, son más lentos de digerir y absorber. Por lo que aportan energía durante más tiempo.
El azúcar es una fuente de energía de fácil y rápida asimilación necesaria para el organismo, fundamentalmente para el cerebro, los músculos y el sistema nervioso. Proporciona un sabor agradable que facilita la aceptación de otros alimentos tales como lácteos, frutas y jugos, entre otros, colaborando de éste modo a incluirlos en nuestra alimentación. Por eso, es recomendable su consumo moderado, dentro de una dieta equilibrada, en todas las etapas de la vida.
Es importante entender que el consumo de azúcar suprime una hormona llamada leptina, la cual es la responsable de generar la sensación de saciedad después de comer. Ante el consumo excesivo de azúcar seguirá el deseo insaciable de comer y seguir sintiendo el sabor del dulce.
Así, al dejar de comer azúcar el cuerpo vuelve a regular el apetito de manera adecuada y los alimentos aportan mayor sensación de saciedad, lo que genera que el cuerpo tenga una menor ingesta de calorías y dulce que es saludable para el organismo.
En ese sentido, los especialistas destacan siete cosas que pasan en el cuerpo si se deja de consumir este alimento por un mes:
- Aumenta la energía. Este ingrediente vuelve lentas a las personas y en varias ocasiones desganadas. Por esto se recomienda comer mayor cantidad de proteínas, grasas saludables y alimentos no procesados.
- Mejora la creatividad y el estado de ánimo. El consumo excesivo de azúcar puede afectar algunas de las funciones del cerebro. Por lo que al dejarla, se despeja el cerebro y con mejores funciones cognitivas.
- Reduce los antojos y el apetito. Cuanta más azúcar se consuma, más deseos se tendrá de comer. Cuando se disminuye la porción de azúcar en la dieta, o se saca por completo, habrá menos antojos.
- Pérdida de peso. Cuando la energía que otorga este alimento no se quema justo después de consumirla, se convertirá en grasa para el cuerpo además de ser calorías vacías.
- Reduce la ansiedad. Esto también altera las hormonas como la insulina, lo que lleva a un desequilibrio en los niveles hormonales.
- Mejora la piel. Al digerir el azúcar, se podrían producir moléculas que dañan el colágeno y la elastina.
- Se duerme y se descansa mejor.
¿Cuáles son los tipos de azúcar?
Según el sitio MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “el término azúcar se usa para describir una amplia gama de compuestos que varían en dulzura”.
Y tras enumerar que los azúcares comunes incluyen: glucosa, fructosa (el azúcar que se encuentra en forma natural en las frutas), galactosa, sacarosa (azúcar de mesa común), lactosa (el azúcar que se encuentra naturalmente en la leche) y maltosa (producto de la digestión del almidón), reconocieron que la mayor parte del azúcar en la alimentación estadounidense proviene de azúcares que se añaden a los productos alimentarios.
En ese sentido, destacaron: “Muchos alimentos con azúcares agregados a menudo aportan calorías sin otros nutrientes. Estos alimentos y bebidas con frecuencia se denominan calorías ‘vacías’. Por lo contrario, los alimentos que contienen azúcares naturales (como las frutas) también incluyen vitaminas, minerales y fibra”.
¿Qué químicos se usan para refinar el azúcar?
En su estado natural, el azúcar es color marrón, por lo que podrá deducirse qué tan refinada está de acuerdo a su tono.
Cuánto más blanca, es probable que tenga menos nutrientes por estar más refinada.
El refinamiento del azúcar es como el pulido de las piedras para hacer diamantes: se van quitando impurezas hasta llegar a la perfección aunque en este caso, estas impurezas sólo son físicas pues representan todo el contenido nutricional.
El proceso de refinamiento consta de ocho pasos:
- Lavado de la caña de azúcar. En este paso se controlan las cañas que se van a utilizar como materia prima y se lavan de forma uniforme para eliminar suciedades.
- Molienda. La caña de azúcar se mete a un molino para que comience la molienda, durante su recorrido se le agrega agua caliente para que así se disuelva al máximo la sacarosa.
- Clarificación. En esta fase todo lo que anteriormente se recopiló, es tratado con cal y posteriormente decantado. Esto se debe a que todas las fibras de la caña deben ser removidas para que lo único que quede sean los carbohidratos de la planta. El resultado en esta instancia es una melaza color café.
- Evaporación. Aquí se obtiene una meladura o jarabe con productos sólidos. La intención es eliminar el exceso de agua para que el proceso sea más eficiente.
- Cristalización. En este punto los azúcares comienzan a formar cristales mucho más parecidos a lo que se conoce. Tienen formas irregulares y un color turbio todavía, pero se agregan carbohidratos externos para que comience a tomar el aspecto deseado.
- Centrifugación. En cilindros grandes y de malla muy fina, se introducen los cristales para enjuagarlos y así refinarlos. En este paso se elimina la melaza que queda para que no haya imperfecciones. El azúcar obtenido dentro de las mallas se disuelve con agua caliente. para que al solidificar de nuevo, forme cristales más puros y de forma más regular.
- Refinado. Aquí se extrae y se elimina toda aquella materia inorgánica. Posteriormente se le agrega ácido y sacarato de calcio para quitar las impurezas.
- Secado. El azúcar obtenido anteriormente se lava con grandes condensadores de vapor y se seca con aire caliente para después clasificar el azúcar de acuerdo a su tamaño.
Cuáles son las frutas que más y menos azúcar tienen
Bien sabido es que el consumo de fruta es uno de los hábitos más recomendados en el marco de un estilo de vida saludable. De hecho la OMS recomienda consumir, al menos, cinco raciones al día para estar sano.
Sin embargo, estos alimentos también tienen fructosa natural, por lo que existe la duda de si consumirlos está recomendado, por ejemplo, en un plan de descenso de peso.
Para hacerse una idea, la cantidad de azúcar de las frutas oscila entre 1 y 20 gramos por cada 100 gramos. Y siempre es preferible consumir la pieza de fruta entera para aprovechar todos sus beneficios, puesto que, si se toma como jugo, el cuerpo absorbe con mayor rapidez estos azúcares, provocando que los niveles de glucosa en sangre se eleven rápidamente.
En este sentido, las opciones de frutas sin demasiado azúcar son la palta (0,7 gramos por cada 100), el limón (2,5 gramos), los arándanos (4 gramos), las frambuesas (5 gramos), la guayaba (5 gramos), el melón (6 gramos), la sandía (6 gramos), las frutillas (7 gramos) y la mandarina (10 gramos).
Del otro lado, las frutas que más azúcar tienen son los dátiles (63 gramos), la naranja (23 gramos), las uvas (20 gramos), la banana (entre 20 y 17 gramos), los higos (16 gramos), el mango (14,8 gramos), las cerezas (12 gramos) y la piña (10 gramos).
Fuente: INFOBAE