Con 34 años ha desplazado a Barbra Streisand como la artista con mayor cantidad de álbumes que han alcanzado el número 1 en la historia. Y es capaz de generar 5.000 millones de euros para las ciudades que visita.
Las entradas para su concierto en España se agotaron en apenas 3 horas. Tiene más de 105 millones de fans o swifties en el mundo (un 53% de los estadounidenses señalan serlo) y genera millones de euros para las ciudades que visita. Se trata de Taylor Swift y, teniendo en cuenta que apenas cuenta con 34 años, su currículo es impresionante. Ha ganado 12 premios Grammy, 40 American Music Awards (nadie ha ganado más que ella), 39 Billboard Music Awards (ídem anterior), ha establecido 117 Records Guinness y fue la persona más joven en la lista de Rolling Stone de los 100 mejores compositores de todos los tiempos. A esto hay que sumarle que la Asociación de la Crítica Musical Británica ha creado un premio en su honor. No es raro que los científicos comiencen a hacerse preguntas.
Su último álbum, “Speak Now (Taylor’s Version)”, debutó en julio en el puesto número 1, lo que le dio a Swift el puesto número 12 en el primer puesto, superando a Barbra Streisand por la mayor cantidad de álbumes número uno de una artista mujer. La pregunta lógica es ¿qué la hace tan especial? Una de las claves podría estar en su faceta de compositora. Rolling Stone la describió como “una experta en composición con un don intuitivo para la arquitectura de verso-coro-puente”.
Y, de acuerdo con Harvard, esto podría ser cierto, pero hay más. En una serie de entrevistas a Stephanie Burt, profesora de literatura, Alexandra Gold, profesora de psicología y Matthew Andrews, profesor de desarrollo internacional, todos de Harvard, se intentó buscar los motivos de éxito de la popular artista nacida en Pensilvania.
De acuerdo con Burt, una de las críticas literarias más reconocidas según la revista Time, Taylor Swift “tiene muchos dones diferentes como compositora, tanto a nivel macro, cómo la canción cuenta una historia o presenta una actitud, como a nivel micro, cómo encajan las vocales y consonantes, y ella es capaz de ejercitar ese rango. No me sorprendería descubrir que su conjunto de composiciones tuviera un mayor número de palabras que cualquier conjunto de éxitos comparables de un compositor comparable, excepto alguien como Bob Dylan”. Lo cual ya es mucho teniendo en cuenta que este último ha ganado el Nobel de Literatura.
En lo que a fans respecta, hay que recordar que ella fue una de las primeras artistas que utilizó las redes sociales e internet para difundir su música. Pero no solo basta con eso para mantener la fidelidad… Hay algo más. Alexandra Gold apunta directamente a su capacidad para las relaciones: “Aunque hay aspectos de ella con los que tal vez no parezca muy identificable (es una celebridad y vive una vida muy diferente a la de sus fans), es fácil identificarse con lo que canta. Hay algo que es muy común en la experiencia humana. Mucha gente creció junto a ella. Cuando estaban teniendo algunas de estas primeras experiencias, tal vez con relaciones o entrando en la edad adulta, ella lo hacía al mismo tiempo y cantaba sobre eso. La historia de su vida se correspondía con la historia de la vida de sus fans, de alguna manera”.
A esto hay que sumarle otro aspecto muy importante vinculado a la “rebeldía”. Los seguidores pueden admirar su calidad musical y los críticos sus composiciones, pero Taylor Swift, de acuerdo con Gold, tiene una “rebeldía” poco frecuente en la industria y que la ha convertido en una artista muy respectada. Reclamó la propiedad de algunos de sus primeros trabajos y ha logrado publicar regrabaciones de sus álbumes más antiguos. En pocas palabras: no ha pactado con el “establishment” y esa rebeldía es un identificador clave para los más jóvenes que ven en ella un ejemplo a seguir.
Y, aunque no es oro todo lo que reluce, su caso podría ser la excepción, ya que todo lo que toca se convierte en este metal. ¿Un ejemplo? La Reserva Federal de Estados Unidos ha señalado el efecto que tienen sus giras en la economía de las ciudades incluidas en sus giras. Y esto se ha cuantificado: las giras de la artista generan unos 5.000 millones de euros para las ciudades anfitrionas. El mencionado informe señala dos casos concretos, Filadelfia y Chicago, para mostrar cómo la ocupación hotelera alcanzó casi un 100% coincidiendo con las fechas del Era’s Tour. A eso hay que sumarle que cada swiftie, según una encuesta realizada por QuesionPro, se gastaría un promedio de 1.300 dólares al acudir a “una cita” con la cantante. Nada extraño que la ciencia se interese por ella viendo estos datos.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA