A una semana del doble asesinato registrado en el edificio Fiori de Santa Cruz, la Policía aún no ha dado con el paradero de dos extranjeros de nacionalidad peruana, acusados de ser los responsables de la muerte del teniente de la Policía José Agustín Torrez Álvarez, de 31 años, y del informante paraguayo, Silvestre Luis Cardozo Escobar, de 38 años.
Torrez se encontraba en una misión encubierta cuando fue baleado y perdió la vida. El paraguayo sufrió la misma desgracia, ya que fue asesinado de cinco disparos después de ser llevado a un hospital para recibir atención médica.
El doble crimen ocurrió en un edificio ubicado a pocos metros de la Fiscalía quemada y a plena luz del día, al promediar las 09:00 de la mañana. Los autores del crimen descubrieron los verdaderos rostros de sus acompañantes al quitarle el celular al paraguayo, lo que reveló que Torrez era un agente antinarcóticos encubierto que pretendía capturar a los responsables del tráfico de drogas.
La Policía identificó a dos personas como los asesinos, Abel Salas Torres, alias El Toro o El Chara, y André Acosta Loja, conocido como El Charilla o El Milito. Salas sería el autor intelectual, mientras que Acosta sería el autor material del crimen. Sin embargo, hasta el momento, ninguno de los dos ha sido capturado. Las autoridades han arrestado inicialmente a cinco personas presuntamente involucradas en los hechos, tres de las cuales se encuentran en prisión, con detenciones preventivas.
Según la Policía, la misión encubierta, cuyo objetivo era interceptar un alijo de drogas, fracasó, lo que ha causado luto en las filas policiales. Jhonny Aguilera, viceministro de Régimen Interior y Policía, mostró hace unos días fotografías tomadas de cámaras de vigilancia en las que se ve al teniente de la Policía entrando al edificio con una bolsa que supuestamente contenía dinero en efectivo. Después del asesinato del uniformado, Salas salió del lugar llevando la misma bolsa.
Aguilera ha señalado que Torrez había participado en operaciones encubiertas con anterioridad. En una de ellas, logró incautar 300 kilos de droga. Además, en septiembre de este año, con la ayuda del mismo informante, logró dar un fuerte golpe a la organización de El Toro, confiscando una avioneta y capturando a dos pilotos.
Después del operativo de septiembre, Salas se puso en contacto con Yeison L., apodado El Chofer, quien a su vez contactó al paraguayo. Roger Sebastián T.S., un piloto con residencia en Beni, se reunió con Acosta, a quien luego llevó a la casa de su abuela al menos 48 horas antes del doble asesinato.
La Policía ha descubierto que Acosta se dirigió al inmueble de la familia de Roger Sebastián luego de haber cometido el doble crimen. Al frente de esa propiedad quemó la ropa que había utilizado para después darse a la fuga.
Actualmente, tres personas se encuentran en detención preventiva en el penal de Palmasola, Santa Cruz, acusadas de complicidad en el asesinato. Su abogado, Julio Ríos, ha declarado, en una entrevista con el programa Que No Me Pierda, que sus clientes fueron relacionados con el caso porque alquilaron una habitación al peruano, quien es el principal sospechoso del doble asesinato. Ríos ha afirmado que sus defendidos no tenían relación ni conocimiento de las actividades del prófugo.
La “operación encubierta” en la que un policía y un informante fueron asesinados ha generado dudas e incertidumbre en la población. La Fiscalía no estaba al tanto de esta incursión, siendo que deberían haber coordinado acciones.
Fuente: OPINIÓN
