Recientes casos han generado una profunda inquietud en la sociedad boliviana, en particular aquellos que implican a adolescentes que han perpetrado delitos graves, como el feminicidio y asesinato.
Se trata de un caso que ha conmocionado a Cochabamba. Un adolescente de 16 años, identificado como F.C.S.Q., ha acabado con la vida de Kevin V.V., de 17 años, quien era su compañero de curso.
El cuerpo de Kevin fue encontrado el lunes 16 de octubre en un callejón de la zona de Villa Marquina, cuando el sol ya se ocultaba. La identificación se logró gracias a una carátula en uno de sus cuadernos.
SENTENCIA Y DUDAS
Las pistas que llevaron al autor se fortalecieron el miércoles 18 de octubre, cuando F.C.S.Q. admitió su culpabilidad en un proceso especial de “terminación anticipada” y fue condenado a seis años de privación de libertad en el Centro de Reintegración Social Cometa. Los motivos detrás del crimen aún no han sido esclarecidos, ya que el adolescente asegura no recordar el momento del asesinato, solo algunos eventos previos y posteriores, como el consumo de alcohol y suministro de pastillas a su compañero, quien murió a causa de un trauma encéfalo craneal cerrado debido a golpes con una piedra.
Eduardo Mérida, abogado de los padres de Kevin, ha apelado la sentencia debido a las dudas que rodean el caso, a pesar de comprender las diferencias en el sistema de justicia para menores. Creen que el menor de edad podría revelar los móviles y otros detalles del hecho en un proceso regular. En comparación, un adulto enfrentaría una sentencia de 30 años por el mismo delito. La familia de la víctima solicita que F.C.S.Q. sea trasladado a la cárcel de El Abra cuando alcance la mayoría de edad, que sería a los 18 años.
LA TRAGEDIA
El crimen de Kevin ocurrió el lunes por la tarde, cuando su cuerpo fue descubierto en un callejón de Villa Marquina, en Quillacollo. Él y sus compañeros debían participar en un desfile en Falsuri, pero un grupo, incluyendo a F.C.S.Q., no asistió a la actividad educativa.
La madre de Kevin, Severina, se enteró de la tragedia después de llegar a casa, tras acompañar a un vecino a su última morada. Su tía le mostró las imágenes circulando en redes sociales, donde vio a un niño con el uniforme de un colegio de Quillacollo tirado en el suelo, y la carátula del cuaderno con el nombre de su hijo. La confirmación de la identidad de Kevin la dejó aturdida.
Zacarías, el padre de Kevin, llegó a Cochabamba desde Perú, donde estaba por motivos laborales. La pareja está devastada por la pérdida de su hijo.
LAS PRUEBAS
La evidencia de las cámaras de vigilancia confirmó la presencia de Kevin y F.C.S.Q. juntos. La grabación mostró a F.C.S.Q. huyendo después del ataque con una piedra a Kevin. Los compañeros de clase lo identificaron a través de los videos y proporcionaron información a la Policía. Además, el adolescente dejó de responder a mensajes y llamadas, faltó a la escuela en los días previo y posterior al crimen y eliminó su cuenta de Facebook.
Los investigadores, con una orden de allanamiento, encontraron en la casa del adolescente partes de su uniforme quemadas y los zapatos que usó el día del crimen. Según el comandante de la Policía de Cochabamba, Jorge René Ríos, el menor admitió que habían consumido alcohol y sustancias controladas. Se investiga la posibilidad de que otros estudiantes estén relacionados con el asesinato, por lo que continúan las indagaciones.
Estas grabaciones fueron cruciales para identificar al autor del crimen de Kevin. Además, valiosos testimonios, como el de la dueña de una tienda, una niña y un conductor de trufi, contribuyeron a la investigación. Kevin y el adolescente detenido visitaron una tienda donde compraron agua, y según la propietaria, Kevin presentaba rastros de sangre, lo que sugiere una pelea previa. Una niña vio a los dos adolescentes en su camino a casa y encontró a Kevin en el suelo con una herida en la cabeza. Corrió a su hogar y alertó a su tía, quien comunicó a todo el vecindario.
EL LUTO Y EL RECUERDO
La familia de Kevin está sumida en el dolor, acompañada por amigos, vecinos, profesores y compañeros de clase. En el cementerio de Falsuri, le dieron el último adiós a Kevin, escoltados por la banda estudiantil.
Kevin tenía aspiraciones de ser policía o militar, y sus padres lo recuerdan como un joven tranquilo y dedicado, que no consumía alcohol. Creen que pudo haber sido obligado por su compañero, quien, según varios testimonios, tenía problemas de conducta y adicción a las drogas. Las investigaciones siguen en curso para determinar si el adolescente detenido es el único responsable del crimen.
RETOS LEGALES Y PENAS “MÍNIMAS”
Varias instituciones han expresado su preocupación por la imposición de penas consideradas “mínimas” a adolescentes que podrían salir de los centros de rehabilitación a una edad temprana, planteando interrogantes sobre su potencial riesgo para la sociedad.
Este no es el único caso de menores involucrados en crímenes graves en Bolivia. Las estadísticas del Ministerio Público muestran que se registraron 1.036 casos relacionados con la justicia penal juvenil desde enero hasta agosto de 2023, con un promedio de cuatro menores implicados al día en delitos de diversas categorías.
De estos 1.036 casos, 200 tuvieron lugar en Santa Cruz, 195 en Cochabamba, 165 en La Paz, 118 en Tarija, 112 en Chuquisaca, 89 en Potosí, 87 en Beni, 52 en Pando y 18 en Oruro.
En cuanto a la naturaleza de los delitos, el Ministerio Público ha informado que 416 de las causas están relacionadas con asuntos de género, 49 están vinculadas al narcotráfico, 314 son de índole patrimonial, 214 están relacionadas con personas y 43 corresponden a otros motivos.
F.C.S.Q., al igual que otros adolescentes de entre 16 y 17 años, está siendo sancionado en virtud de la Ley 548 (Código Niño, Niña y Adolescente). Esta ley establece que “la responsabilidad penal de la o el adolescente será atenuada en cuatro quintas partes respecto del máximo penal correspondiente al delito establecido en la norma”. Además, la ley señala que para delitos castigados con penas de 15 o 30 años de privación de libertad, la sanción se cumplirá en un centro especializado en lugar de una cárcel. Para delitos cuya sanción máxima sea de 15 años, se aplicarán medidas socioeducativas con restricción de libertad y en libertad.
Además, el artículo 269 de esta ley establece que los adolescentes menores de 14 años están exentos de responsabilidad penal.
OTROS CASOS IMPACTANTES
Estos casos, como el de Ángela en Achacachi, La Paz, asesinada por dos compañeros, resaltan la necesidad de revisar la forma en que se juzga a los adolescentes involucrados en crímenes graves, como feminicidio, asesinato y violación, considerando medidas que protejan a la sociedad.
Diversas instituciones y grupos de la sociedad han planteado la propuesta de que los adolescentes que cometan delitos graves, como feminicidio, asesinato y violación, sean sometidos a juicios como adultos.
El caso de Matusalén Matute Mancilla, ocurrido en 2021, generó un profundo impacto en la opinión pública. Este hombre, de 22 años, reincidió en actos violentos, exhibiendo una completa falta de remordimiento y comportamiento psicopático.
Matusalén puso fin a la vida de Mayerli Sandy, una joven a punto de cumplir 19 años. Su cuerpo fue hallado desmembrado en un bosque cercano a la zona de Alto Inca Llojeta, en La Paz. No fue la primera vez que Matusalén se vio involucrado en actividades criminales. En 2014, fue condenado por el delito de violación y asesinato de una niña en la comunidad Santa Ana de Mosetén en Palos Blancos, en la provincia de Sud Yungas, en La Paz. Además, se le atribuyó la muerte de otra menor, a la que aparentemente le había extirpado las vísceras, generando sospechas de trata y tráfico de órganos por parte de la comunidad. Sin embargo, la investigación en ese caso no avanzó.
Lo impactante es que Matusalén tenía tan solo 15 años cuando cometió el crimen en Palos Blancos, lo que le valió una condena de seis años de privación de libertad en el Centro de Rehabilitación de Qalahuma por los delitos de violación e infanticidio. Sorprendentemente, abandonó la prisión el 18 de diciembre de 2020 y, casi nueve meses después, volvió a cometer un crimen.
LLAMADO POR UN CAMBIO EN LA JUSTICIA JUVENIL
En Bolivia, se han documentado varios casos en los que los autores de crímenes son menores de edad, como el ejemplo de un adolescente de 17 años que, el 5 de mayo de 2022, asesinó a Laura Daniela C., de 32 años, propinándole 14 puñaladas en el circuito de la laguna Alalay, en Cochabamba. Tras un proceso judicial que se extendió varios meses, este joven recibió una condena de seis años de privación de libertad por feminicidio. En septiembre de 2021, otro menor, también de 17 años, envenenó a su enamorada, una joven de 15 años, en una cancha deportiva en la zona de Valle Hermoso, Cochabamba, y fue condenado a seis años de privación de libertad.
Estos casos ejemplifican la presencia de adolescentes involucrados en crímenes graves en el país y plantean importantes interrogantes sobre el sistema legal y las penas aplicadas.
Fuente: OPINIÓN
