Se estima que la sequía está afectando a un 85% de los municipios de Bolivia. Y la Nación Guaraní, extendida por el chaco boliviano (que abarca Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca), lo está viviendo en carne propia. Los indígenas guaraníes están acostumbrados a temperaturas por encima de los 40 grados, pues así es el Chaco, pero este año la falta de agua ha sido motivo de preocupación, porque está poniendo en peligro su modo vida, hasta de existencia.
Justino Zambrana, exasambleísta departamental y expresidente nacional de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), reconoce que este pueblo indígena ha sabido adaptarse al hostil territorio chaqueño, pese al escaso acceso al agua. Resalta que gracias al esfuerzo de sus padres y de los mburuvicha reta (capitanes) han podido “domesticar” la producción de maíz en esas condiciones adversas.
Sin embargo, lamenta que los gobiernos sólo se hayan preocupado por sacarle al Chaco boliviano el gas y petróleo, pero no de establecer políticas de Estado para atender las necesidades de las personas que viven en este territorio.
“Nunca hubo una política seria, vivimos de postergación en postergación, pese a la presencia de las petroleras en el lugar”, dice Zambrana y advierte que el Chaco boliviano está en riesgo.
Su condición de dirigente guaraní le ha permitido visitar varias comunidades indígenas en los tres departamentos, por eso asegura que la producción agrícola y ganadera está en riesgo.
“La perforación de pozos de agua ya no es suficiente”, dice, y lamenta que ésta haya sido la única solución paliativa que se ejecutó por años. Y ni siquiera ha sido una respuesta equitativa, pues han sido beneficiados aquellos que responden a la autoridad de turno, sea nacional, departamental o municipal.
Planes a gran escala
El expresidente de la APG indicó que la Nación Guaraní tiene varias propuestas que pueden ejecutarse a corto, mediano y largo plazo, para el manejo del agua.
Que implican el almacenamiento de grandes volúmenes en tanques de agua, el tratamiento y disposición del agua según las necesidades, agua de riego por micro goteo, la recuperación de los suelos y de los bosques para salvaguardar las fuentes de agua.
Zambrana advierte que si no se asume un cambio estructural, la falta de agua pondrá en riesgo la existencia misma de los pueblos indígenas en el Chaco.
“La nueva generación se está viendo obligada a dejar sus comunidades. Hacemos un llamado sincero a las autoridades, ya no queremos soluciones parches. La vida en el Chaco está en riesgo”, recalcó.
Justino Zambrana: “Hacemos un llamado sincero a las autoridades, ya no queremos soluciones parches. La vida en el Chaco está en riesgo”
Adelantó que preparan una propuesta, que espera sea tomada en cuenta por el Estado boliviano. “El Gobierno se esfuerza por hallar reservorios de gas, pero ahora es tiempo de buscar reservorios de agua, porque es lo que necesitan poblaciones como Charagua, Gutiérrez, Boyuibe o Macharetí”.
Ayuda internacional
Zambrana indicó que hay interés de organizaciones internacionales de cooperar con los pueblos indígenas, sin embargo, la burocracia y la política desde el Gobierno nacional estaría frenando esta ayuda.
“Hay mucha burocracia, y eso no es ahora, es de hace 15 años atrás. Los pueblos indígenas tenemos planes de desarrollo, basados en nuestra autonomía, pero eso está ahí, porque el Gobierno lo frena todo”, lamentó.
Migración, la opción de los más jóvenes
Claudia Camacho, del Centro de Investigaciones y Promoción Campesina, vive en el municipio de Camiri, que es parte del Chaco cruceño, y visitó comunidades como Huacareta, Macharetí y Huacaya, donde pudo constatar que el cambio climático está provocando la migración de los indígenas más jóvenes.
“Hay zonas afectadas por la sequía, donde los jóvenes se han visto obligados a emigrar en busca de trabajo. Las comunidades se están quedando con poblaciones adultas”, comentó, a tiempo de advertir que si no existe cambio estructural, esta situación puede afectar a las naciones indígenas.