La necesidad de descubrir tratamientos más eficaces y mejorar el cribado del cáncer de intestino es “urgente”, según los especialistas. Sobre todo, en los casos de aparición temprana, aquellos que se dan entre los 25 y los 49 años.
Y es que, aunque el cáncer intestinal es poco frecuente, el número de casos aumenta, y mucho. Por poner un ejemplo, los australianos nacidos a partir de 1990 tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de intestino que los nacidos en 1950. Además, estos pacientes más jóvenes suelen tener peor pronóstico, ya que suelen presentar la enfermedad en una fase avanzada.
Ahora, una nueva investigación arroja esperanza para las personas con cáncer de intestino. Ha sido llevada a cabo por científicos del Instituto de Investigación Oncológica Olivia Newton-John y de la Facultad de Medicina Oncológica de la Universidad La Trobe, en Australia. Con la doctora Lisa Mielke al frente, han realizado un descubrimiento pionero en el mundo, que abrirá una nueva vía para mejorar los resultados de los pacientes con cáncer de intestino, según anuncian en la revista Science Immunology.
Cabe destacar que la inmunoterapia es uno de los nuevos tratamientos más prometedores contra el cáncer. Este consiste en potenciar la capacidad de las células inmunitarias que todos poseemos para que puedan reconocer y eliminar las células cancerosas, a menudo esquivas. Sin embargo, menos del 10% de los pacientes con cáncer de intestino responden a las inmunoterapias actuales.
Mielke, investigadora principal y jefa del Laboratorio de Inmunidad de las Mucosas y Cáncer del Instituto Olivia Newton-John, explica la importancia de este avance en la investigación. “Hemos descubierto que un importante grupo de células inmunitarias del intestino grueso, las células T gamma delta, son cruciales para prevenir el cáncer de intestino“, apunta.
“Las células T gamma delta son nuestros defensores de primera línea en el intestino. Lo que las hace extraordinarias es que patrullan constantemente y salvaguardan las células epiteliales que recubren el intestino, actuando como guerreras contra las amenazas potenciales de cáncer”, añade Mielke. “Cuando analizamos muestras de pacientes con cáncer de intestino, descubrimos que cuando había más células T gamma delta presentes en los tumores, estos pacientes presentaban mejores resultados y una mayor supervivencia”.
Se trata de una noticia prometedora para Elise Stapleton, una paciente de cáncer de intestino de 36 años a la que inicialmente se diagnosticó una endometriosis recurrente. Sin embargo, en enero de este año recibió el sorprendente diagnóstico: tenía cáncer de intestino en estadio 3.
“Tras despertarme de la operación para extirpar la endometriosis, recibí un bombazo. Los cirujanos me dijeron que habían encontrado un tumor y me operaron para extirpar lo que pudieron”, revela. “Después me sometieron a una segunda operación para extirparme entre 20 y 25 cm del intestino grueso, a quimioterapia de seguimiento en abril y tengo efectos secundarios de la operación y el tratamiento”.
“Mi vida ha cambiado radicalmente. Después de haber pasado por muchas cosas en muy poco tiempo este año, ahora me siento muy fortalecida. Quiero ayudar a concienciar a los jóvenes de que el cáncer de intestino no es sólo una enfermedad de personas mayores y de que confíen en sus instintos: si algo no les parece bien, sigan consultando a los profesionales sanitarios”, aconseja Elise.
Por qué es relevante este descubrimiento contra el cáncer de intestino
El intestino grueso contiene billones de bacterias, virus y hongos, conocidos colectivamente como microbioma. Mientras que algunas bacterias están asociadas a enfermedades, otras son sumamente importantes para el sistema inmunitario. La coautora principal de este estudio, Marina Yakou, del Instituto Olivia Newton-John, describe cómo esta nueva investigación puede conducir a tratamientos mejorados para los pacientes de cáncer en el futuro.
“Descubrimos que la cantidad y diversidad del microbioma del intestino grueso daba lugar a una mayor concentración de una molécula llamada TCF-1 en las células T Gamma delta, en comparación con otras zonas del intestino. Esta molécula (TCF-1) impide que nuestra respuesta inmunitaria natural, las células T gamma delta, luchen contra el cáncer de intestino“, comenta.