Este año, el Trópico sufrió más de un rapto por mes. En unos casos hubo niños de por medio y en otros las recompensas que pidieron los raptores fueron exorbitantes, hasta un millón de dólares.
Solo este año, se han registrado al menos 13 secuestros en esa región de Cochabamba.
Los crímenes se registraron en los municipios de Puerto Villarroel, Entre Ríos, Villa Tunari y Chimoré, de acuerdo con un reporte oficial de la Fiscalía Departamental.
El progresivo aumento de este delito ha convocado la intervención de las fuerzas del orden mediante operaciones a gran escala. En mayo, la Policía desbarató una banda de al menos tres personas involucradas en ocho raptos.
Ese entonces, el comandante departamental de la Policía en Cochabamba, René Ríos, informó que equipos de inteligencia de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) fueron desplazados en varios puntos del Trópico.
Sin embargo, dadas las circunstancias de los sucesos más mediáticos la preocupación se mantiene entre la ciudadanía.
29 DE ABRIL
Cerca de las 19:30 horas de ese sábado, un joven de 23 años, Michael, fue sacado a la fuerza de un local de Shinahota por cinco encapuchados armados. Poco después, su padre fue contactado por los malhechores, quienes pedían un millón de dólares americanos a cambio de entregarlo a salvo.
Este fue el inicio de las negociaciones ejecutadas mediante una aplicación telefónica, que concluyeron con la cifra siendo disminuida a 400 mil y luego 50 mil dólares. “Yo pienso que se han equivocado de persona. Le rogaría al señor Ministro [Eduardo del Castillo], por favor, ayúdeme, por favor, le rogaría”, suplicaba el progenitor en un video difundido en redes sociales.
La Policía Boliviana puso en marcha las acciones para dar con el paradero de los secuestradores y de Michael, quien, a su vez, había sido arrestado por portación de arma de fuego y agresiones físicas en 2021 y 2019.
Finalmente, después de que el clan exigiera una pausa en las operaciones policiales, liberaron a la víctima en la carretera a Bulo Bulo, tras 57 horas de captura.
Tres personas fueron arrestadas y liberadas, dejando solo a los audios intercambiados como evidencia para dar con los delincuentes.
16 DE MAYO
Ese martes, tres personas —padre, hijo y su trabajador— fueron llevadas por la fuerza hasta Bulo Bulo. Los autores del delito pedían 100 mil dólares.
Se indicó que inicialmente dejaron libertad al empleado, y como este no retornaba al lugar con el dinero, soltaron al empleador. El hijo, que estaba enmanillado a un árbol, logró liberarse y escapar.
Un adolescente fue aprehendido con fines investigativos, quien habría revelado que le pagaban 2 mil dólares por cada secuestro y que el clan estaría compuesto por al menos 16 individuos.
El 18 de mayo, el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, presentó a la banda detrás de este triple secuestro, quienes estarían conectados a al menos ocho hechos en el Trópico, incluido el de Michael, algunos de los cuales no fueron denunciados por temor a represalias.
Estas personas tenían antecedentes por posesión de sustancias controladas y armas.
17 DE JUNIO
La víctima fue Diego Armando, un joven de 23 años que fue interceptado por desconocidos, mientras se dirigía a Eterazama desde su domicilio en Villa Tunari. Dos días después, el lunes 19 de junio, fue liberado sin el pago de rescate, que, de acuerdo a declaraciones de la madre del muchacho, involucraba una suma de 36 mil dólares.
Los secuestradores habrían indicado que Diego les debía dinero.
21 DE JUNIO
Alrededor de las 15:00 horas de ese miércoles, un hombre de 40 años, Tomás, fue interceptado por siete delincuentes armados, en el barrio San Francisco, del municipio de Entre Ríos.
Este caso se complicó por porque pese a que la familia de Tomás no tenía intenciones de acudir a la Policía, un funcionario de la Alcaldía pidió la intervención de las fuerzas del orden, mismas que accedieron al video entre uno de los secuestradores y la esposa de la víctima, en la que exigían 100 paquetes de droga y 80 mil dólares como rescate.
Aun con la comunicación entre la Policía y la familia trabada, se logró la detención de la esposa de uno de los secuestradores, y eventualmente, Tomás fue liberado. Ya estable, condujo a la Policía al lugar donde estuvo retenido durante la noche y al sitio donde lo abandonaron.
15 DE AGOSTO
Ese martes, un pequeño de 12 años con su uniforme escolar, fue secuestrado por un grupo de enmascarados a bordo de una furgoneta, quienes se bajaron del vehículo y lo tomaron por la fuerza a las afueras de su domicilio, en el municipio de Ivirgarzama.
28 DE AGOSTO
13 días después de este último hecho, se reportó el caso más reciente, en el Sindicato Todos Santos de Antofagasta, de Villa Tunari.
En esta ocasión, las víctimas fueron dos hermanitos, de aproximadamente 4 y 6 años, quienes fueron secuestrados por hombres encapuchados y armados mientras salían de su escuela. La madre de los niños recibió una llamada en la que los autores exigían una suma de dinero que no fue revelada.
Fueron liberados en menos de una hora, presumiblemente debido a que los secuestradores se sintieron acorralados por el despliegue de la Policía, cuyo Plan Z instruyó bloquear las rutas hacia el oriente y los accesos a Cochabamba.