Por qué “Black Mirror” cobró relevancia en la huelga de actores

Un episodio de la serie de ciencia ficción Black Mirror parece haber anticipado una inquietante posibilidad en Hollywood. El capítulo titulado “Joan es horrible” de la sexta temporada, que explora las implicaciones de la inteligencia artificial (IA) en la industria del entretenimiento, ha cobrado una relevancia inesperada en medio de la huelga de actores en el gremio SAG-AFTRA.

El relato ficticio sigue a una mujer llamada Joan, cuya vida se convierte en el material central para una serie protagonizada por Salma Hayek en una plataforma llamada Streamberry. La trama se cuestiona el alcance de intervención de la IA y el ecosistema de creación de contenido en la era del streaming. Pero, lo que parecía ser una advertencia distópica sobre el futuro de la industria del entretenimiento es ahora un temor real para los figurantes o extras.

El Sindicato de Actores de Cine y la Federación Americana de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA) ha estado en negociaciones con la Alianza de Productores de Películas y Televisión (AMPTP) durante el último mes. Sin embargo, las conversaciones se estancaron y la fecha límite para renovar o no el contrato con los grandes estudios se extendió hasta el 12 de abril. Al día siguiente, la presidenta del sindicato, Fran Drescher, confirmó el paro de actividades y pronunció un discurso contundente en el que denunció el trato “vergonzoso” y “repugnante” de la AMPTP.

Uno de los principales puntos de conflicto para SAG-AFTRA y el Gremio de Escritores (WGA) ―que también ha estado en huelga desde el 2 de mayo― ha sido el rápido desarrollo e implementación de la IA, los temores de cómo podría reemplazar potencialmente a guionistas y actores humanos, y cómo debería protegerse la profesión.

Según fuentes de Rolling Stone Magazine, la propuesta de la AMPTP vinculada a la inteligencia artificial daría paso a que las empresas puedan escanear a los extras, pagarles por un día de trabajo, y luego poseer ese registro de su imagen para usarlo indefinidamente en cualquier proyecto que deseen, sin consentimiento ni compensación adicional. Esta sugerencia ha sido descrita por los artistas como una violación de sus derechos y una amenaza para su sustento.

Los figurantes son esenciales para las escenas concurridas y las tomas de multitudes en proyectos de cine y televisión. Este trabajo, aunque pequeño, sirve como un camino para los actores que buscan entrar en el negocio, les permite aprender cómo funciona un set, comienzan a crear conexiones en la industria y eventualmente podrían conseguir roles más grandes, explica la publicación estadounidense.

Asimismo, si un actor ha trabajado como extra para una empresa específica, hay una buena posibilidad de que ese estudio recurra a su base de datos de IA para reducir costos. Así usaría los datos escaneados para otro show en lugar de contratar a ese mismo talento nuevamente, incluso si es años después.

La situaciones descritas ya no parecen tan surrealistas como antes, y por ello ―tanto guionistas como actores― insisten en la protección de su espacio y de su imagen. Solo algunas semanas atrás, Annie Murphy (protagonista de Joan is Awful) había declarado lo siguiente a The Hollywood Reporter: “La huelga de escritores es desconcertante, porque se trata de seres humanos pidiendo que no se les reemplace por máquinas. El hecho de que estamos viviendo una era en la que personas tienen que rogar para que sus trabajos no sean sustituidos, me resulta impactante”.

En un mundo donde la ficción a menudo se inspira en lo cotidiano, es inquietante ver cómo la realidad puede imitar a la ficción de formas tan perturbadoras.