Las labores de rescate del sumergible turístico desaparecido en el Atlántico Norte continúan a contra reloj, aunque las posibilidades de encontrar con vida a sus cinco pasajeros son cada vez más remotas. El Titan, operado por la empresa OceanGate Expeditions, se sumergió el pasado domingo con aire suficiente para 96 horas, por lo que el plazo ya se habría agotado a mediodía de este jueves (hora peninsular española).
Sin embargo, los expertos recuerdan que este cálculo es orientativo, ya que la duración real del aire respirable dentro del habitáculo depende de muchos factores, tales como si el batiscafo tiene aún energía o si los ocupantes han podido mantener la calma. En este sentido, las autoridades confían en la experiencia en este tipo de inmersiones de dos de los tripulantes, el piloto Stockton Rush y el explorador francés y también piloto de sumergibles Paul-Henri Nargeolet, que podrían haber ayudado a ahorrar oxígeno.
Si el Titan ha perdido el suministro eléctrico, pueden aparecer otros problemas, como el exceso de dióxido de carbono y la hipotermia, propiciada por la falta de calefacción y las gélidas temperaturas abisales. Además, el sumergible podría estar dañado o atrapado a casi 4.000 metros de profundidad. En este último caso, una de las mayores dificultades sería llevarlo de nuevo a la superficie, algo extremadamente complicado desde el punto de vista técnico.
A bordo se encuentran cinco personas: el piloto y consejero delegado de OceanGate Expeditions, Stockton Rush; el explorador y experto en el Titanic Paul-Henri Nargeolet, y tres pasajeros que pagaron 250.000 dólares para poder visitar el que probablemente sea el pecio más famoso del mundo, a sabiendas de que arriesgaban la vida. Se trata del empresario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman; y el multimillonario británico Hamish Harding.
Los rescatistas mantienen la esperanza
La operación de búsqueda, coordinada por la Guardia Costera de Estados Unidos, se amplió el miércoles con la incorporación de buques de Canadá, Estados Unidos, Noruega, Francia y especialistas de la Armada estadounidense y de la Marina británica. En el dispositivo participan además varios robots submarinos operados de manera remota (ROV), entre los que destaca el Victor 6000 aportado por Francia, uno de los más avanzados del mundo y con mayor versatilidad a grandes profundidades. Durante la mañana del jueves, el buque canadiense Horizon Arctic ha desplegado otro robot submarino que ya ha conseguido llegar al fondo del mar.
Aviones de rescate canadiense detectaron el martes y el miércoles sonidos bajo el agua, lo que ha llevado a concentrar la búsqueda en ese área, pese a que no se ha confirmado que pertenezcan al sumergible. “Cuando estás en medio de una operación de búsqueda y rescate, siempre tienes esperanza“, ha declarado el capitan de la Guardia Costera de EE.UU. Jamie Frederick, quien ha reconocido que no sabían que eran los sonidos.
Aunque se localice la nave, el rescate será muy difícil, advierten los expertos.
Un robot francés capaz de llegar al Titan
Francia se ha sumado a la búsqueda con el envío del barco Atalante, que dispone del robot submarino Victor 6000, capaz de descender hasta 6.000 metros, una profundidad mucho mayor que a la que se encuentran los restos del Titanic (aproximadamente a 3.800). Este ROV está provisto de brazos y puede ser usado para liberar al Titan, en caso de que esté inmovilizado en el fondo, aunque no puede cargar por si solo con las casi 10 toneladas del sumergible. También podría anclar el Titan al cable de un barco de superficie capaz de izarlo.
El sumergible Titan, utilizado con fines turísticos, se encuentra en paradero desconocido desde que el pasado domingo realizase una inmersión para llegar al pecio del Titanic, el famoso trasatlántico hundido hace más de un siglo.
No es la primera vez que el sumergible tiene problemas. El aparato es experimental e informes previos habían advertido de que los fallos podían ser “de menores a catastróficos”.
Fuente: EL PAÍS