El desastre en las aguas del sur de Grecia causa al menos 79 muertos y varios cientos de desaparecidos. 104 hombres han sido rescatados con vida. Las autoridades detienen a varios de los supervivientes por supuesto tráfico de personas
En el puerto de Kalamata, una doble valla rodea la nave donde han pasado la noche la mayoría de los supervivientes del naufragio de un pesquero abarrotado de migrantes en la madrugada del miércoles en la fosa de Calipso del mar Jónico, un abismo azul de unos 4.000 metros de profundidad cercano a las costas del sur de Grecia. Justo enfrente, en una dársena del mismo puerto, yacían este jueves una treintena de los al menos 79 migrantes que han perecido en este suceso.
El trágico suceso ha conmovido a todos aquellos que han conocido esta dolorosa noticia. El no encontrar rastro alguno de las mujeres y niños que viajaban en el barco ha generado un profundo dolor, dejando vacíos inmensurables en los corazones de sus seres queridos. La incertidumbre y la angustia se han apoderado de las familias, quienes buscan desesperadamente respuestas y esperanzas de encontrar a sus seres queridos con vida.
En medio de esta tragedia, es necesario reflexionar sobre las condiciones de seguridad de las embarcaciones y las medidas necesarias para proteger a los pasajeros, en especial a mujeres y niños, quienes son los más vulnerables en situaciones de emergencia. No se puede permitir que tragedias como esta se repitan y se pierdan más vidas inocentes en nuestros mares.
Las autoridades y organismos internacionales deben asumir la responsabilidad de investigar las causas de este naufragio y tomar las medidas necesarias para evitar futuros desastres. Es crucial mejorar los protocolos de seguridad, garantizar el cumplimiento de las normas marítimas y establecer sistemas de salvamento más efectivos. La vida humana debe ser lo más importante en cualquier travesía, y es inaceptable que se ponga en riesgo debido a la falta de precaución o negligencia.
En momentos como este, es fundamental la solidaridad y el apoyo a las familias afectadas. La comunidad internacional debe unirse para brindar consuelo a los seres queridos de los desaparecidos y ofrecer recursos y ayuda para enfrentar esta dolorosa realidad. Todos los esfuerzos deben estar orientados a encontrar respuestas, justicia y a prevenir que tragedias como estas vuelvan a repetirse. Debemos aprender de lo ocurrido y trabajar juntos para construir un mundo más seguro para todos.
Fuente: EL PAÍS