Quienes lo conocen saben que ansiaba vivir este momento desde hace mucho tiempo y hoy ya es una realidad: es el Rey del Reino Unido. A los 74 años, el soberano fue ungido con una espectacular ceremonia en la Abadía de Westminster, como dicta una tradición de más de 1000 años
Las campanas de la Abadía de Westminster replicaron cerca del mediodía, anunciando a toda la isla de Gran Bretaña, que ya había un nuevo rey. Tras décadas cumpliendo su rol como príncipe de Gales, al hijo de Isabel II le llegó su turno. Quienes lo conocen en la intimidad aseguran que desde hace años soñaba con este momento. Mucho se especuló respecto a la abdicación de la reina en favor de su nieto Guillermo, aunque solo quedó en ello: rumores de palacio y deseos en voz alta de gran parte de los ciudadanos.
Carlos de Inglaterra lució este mediodía la corona de San Eduardo, la misma que llevo su madre hace 70 años atrás. Esta pieza tiene mucha relación con el rey. Se hizo expresamente para el anterior rey Carlos, Carlos II, en 1661 para reemplazar a la corona medieval del siglo XI, desaparecida tras la ejecución en 1649 de Carlos I. Pero el padre de William y Harry solo la usó durante la ceremonia. La joya más preciada de los Windsor regresó a su cofre de cristal en la torre de Londres. En adelante el rey llevará la corona Imperial del Estado que es menos pesada.
Una lluvia incesante y protestas de los antimonárquicos obstaculizaron las calles de Londres. Pancartas, cánticos, carteles que rezaban “No eres nuestro rey” y una revuelta que dio como resultado 8 personas detenidas, opacaron por momentos el día más importante Carlos y su reina Camilla. Aunque ese malestar fue superado con el cariño y devoción de los que apoyan a su rey y defienden “a capa y espada” la continuidad de este sistema ancestral.
Otro suceso que atentó con enturbiar esta coronación fueron las estrofas que cantó la hinchada del equipo de fútbol del Glasgow Celtic en el último partido “Metete la coronación en tu trasero”. Pero es conocida la ironía que dominan los ingleses y nadie como ellos para salir de una situación inoportuna. Al parecer este desaire llegó a oídos de Carlos III y sólo se limitó en desearles “un buen juego”.
El colorido y la extravagancia, mezclados con la pasión que los habitantes de la tierra de Shakespeare imprimieron en sus trajes, fue un deleite. Sombreros, paraguas, coronas de varios tipos y tamaños, maquillaje, todo se justificaba para este 6 de mayo de 2023. Fecha en que el príncipe más famoso de la tierra y la mujer de su vida, se convirtieron en rey y reina de los británicos.