Además de la capital, Jartum, la violencia arrasa a otras regiones del país y hace extremadamente difícil el suministro de ayuda
La ONU reclamó este jueves la apertura de nuevos corredores humanitarios en Sudán para poder suministrar ayuda a la población a la espera de que el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) observen un verdadero alto el fuego, después de varias treguas que no han sido respetadas.
“Mi llamamiento hoy no es sólo a que el alto el fuego deba respetarse, sino (…) a la apertura de diferentes corredores humanitarios para permitir llevar asistencia a aquellos que la necesitan. Y puedo decir que hoy casi todos los sudaneses necesitan ser asistidos”, dijo el coordinador humanitario de Naciones Unidas en el país, Abdou Dieng.
Por vía telefónica desde Port Sudan -adonde casi todo el personal de la ONU ha sido trasladado-, Dieng explicó a los periodistas que la violencia hace extremadamente difícil el suministro de ayuda y dijo que, a la espera de que haya una tregua que se cumpla, se deberían abrir corredores para facilitarlo.
Según subrayó, pese a los repetidos altos el fuego que se han anunciado, los combates continúan y los saqueos se han convertido en algo generalizado en todo el país. Dieng recordó que la situación humanitaria en Sudán ya era dramática antes del conflicto y no ha hecho más que empeorar en los últimos días.
Choques en Jartum y Darfur
Los enfrentamientos entre el ejército sudanés y los paramilitares continuaron este jueves en la capital Jartum y en la región de Darfur se recrudecieron los choques en la 13ª jornada del conflicto, pese a un cese el fuego que comenzó el martes.
El ejército afirmó en la noche del miércoles haber accedido a un diálogo en Juba, la capital de Sudán del Sur, para extender una tregua de tres días, que expira el viernes, con las milicias de las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Testigos reportaron a la agencia de noticias AFP que aviones militares surcaron el cielo de los suburbios del norte de la capital y los enfrentamientos con ametralladoras y armas pesadas en tierra prosiguen.
Según el ministerio de Salud de Sudán, al menos 512 personas murieron y 4.193 resultaron heridas desde el inicio de conflicto el 15 de abril, pero es probable que el balance real sea más elevado.
Además de la capital, la violencia arrasa a otras regiones del país, especialmente en el estado de Darfur del Oeste. En la capital de esta región, Genena, se registraron saqueos, asesinatos y quemas de casas, según la ONU. Esta zona ya fue escenario de una sangrienta guerra en la década de 2000.
Darfur ha sido un campo de batalla entre el ejército y las FAR desde que comenzó el conflicto. Según una crónica de la agencia de noticias AP, en Genena vecinos dijeron que milicias tribales empezaban a participar en los combates, arrastradas por odios ancestrales entre las dos comunidades principales, una que se identifica como árabe y otra como africana oriental o centroafricana. El jueves por la mañana, combatientes con uniformes de las FAR atacaron varios vecindarios de Genena y expulsaron a muchas familias de sus casas.
Prolongar la tregua
La ONU y varios países han estado tratando de mediar en los últimos días entre el Ejército y las FAR para que detengan el conflicto.
De visita en Washington, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, abordó este jueves la situación en Sudán con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, que también ha estado involucrado para tratar de resolver esta crisis.
Blinken dijo este jueves que Estados Unidos trabaja “activamente” con los generales enfrentados en Sudán para prolongar el alto el fuego que está por expirar y que él ayudó a negociar.
El jefe de la diplomacia estadounidense dijo que esperaba ofrecer más información “en las próximas horas”. Y señaló que Estados Unidos también estaba trabajando para establecer una ruta más regular para la salida de extranjeros de Sudán.
Éxodo masivo
Los combates provocaron un éxodo masivo a Egipto y Etiopía, ahondando la crisis en este país de 45 millones de habitantes, uno de los más pobres del mundo, ubicado en el norte de África.
Más de 14.000 sudaneses y 2.000 ciudadanos de otros países llegaron a Egipto desde el comienzo de los combates, precisó jueves el ministerio egipcio de Asuntos Exteriores. Quienes permanecen en Sudán deben enfrentar carencias de alimentos, falta de agua y de electricidad, además de cortes de las líneas telefónicas y de internet.
En los últimos días, los gobiernos extranjeros organizaron operaciones por tierra, aire y mar para evacuar a miles de sus ciudadanos. En total, 14 hospitales fueron bombardeados, según un sindicato de médicos y otros 19 fueron evacuados, ya que estaban bajo ataque, carecían de material, de personal o debido a que los combatientes tomaron las zonas aledañas.
Aprovechando el caos, cientos de detenidos huyeron de tres prisiones, una de ellas la cárcel de alta seguridad de Kober, donde estaban recluidos los altos cargos del régimen de Omar al Bashir. Entre los prófugos figura un miembro del antiguo gobierno que está requerido por la Corte Penal Internacional (CPI), acusado de crímenes contra la humanidad.
Al Bashir, de 79 años, se encontraba también en la cárcel, pero el ejército indicó el miércoles que fue trasladado a un hospital militar antes de que empezaran los combates “debido a su condición de salud”, sin precisar la fecha de su traslado. Al Bashir fue derrocado por el ejército bajo la presión popular en abril de 2019.
Los dos generales que están enfrentados en el conflicto actual enterraron las expectativas de una transición a la democracia cuando se aliaron en 2021 para sacar a los civiles del poder. Después, Burhan y Daglo entraron en conflicto por sus desacuerdos sobre la integración de los paramilitares en el seno del ejército.
Fuente: INFOBAE