El futbolista y su equipo legal esperan demostrar con una nueva declaración que las relaciones sexuales fueron consentidas
El futbolista Dani Alves está a punto de cumplir tres meses entre rejas desde que fuera detenido por la violación de una joven en la discoteca “Sutton” de Barcelona. Tras el fracaso de sus recursos ante la Audiencia de Barcelona, el brasileño ha solicitado volver a declarar ante la jueza. Una comparecencia que se producirá el próximo 17 de diciembre.
Los magistrados de la sección tercera de la Audiencia de Barcelona desestimaron el recurso de apelación del jugador brasileño contra el auto de prisión de la jueza instructora que lo envió a la cárcel el pasado 20 de enero. En un auto, del que fue la magistrada Carme Guil, los magistrados de la sección 3ª de la Audiencia de Barcelona concluyeron que la decisión de la jueza instructora de enviar a prisión al futbolista era “justificada y necesaria” ante los “indicios fundados” de agresión sexual contra el jugador. Ahora, Alves ha pedido volver a declarar y podrá hacerlo cuantas veces desee ya que la juez está obligada a escucharlo siempre que pida matizar o dar una nueva versión sobre los hechos imputados mientras su equipo legal trabaja para desmontar la versión de la víctima. Asimismo, su equipo legal tratará de desmontar las versiones de la víctima y de los testigos. Y es que uno los puntos que resta más credibilidad al exjugador blaugrana son los bandazos que el jugador ha ido dando en el relato de lo sucedido.
¿Recuerdas las cuatro versiones de Alves?
En un principio, el brasileño negaba por completo los hechos: garantizaba no conocer a esta joven a la que, según la denunciante, obligaba a mantener relaciones sexuales en el interior de un baño VIP de la discoteca Sutton. En un vídeo emitido en exclusiva en el programa Y ahora Sonsoles, el futbolista negaba rotundamente las acusaciones. El vídeo muestra al jugador de fútbol hablando frente a la cámara: “Me gustaría desmentir todo”. Yo estuve en ese sitio, estuve con más gente disfrutando. Todo el mundo de que me conoce sabe que me gusta bailar. Disfrutando, pero sin invadir el espacio de los demás. Siempre respetando el entorno”, declara el ex del Barça.
“Cuando tú eliges ir al baño no tienes que preguntar quién está en el baño para ir”, continúa. Además, niega conocer a la chica que le ha denunciado: “Lo siento mucho, pero no sé quién es esa señorita”. “No sé su nombre, no la conozco. Nunca la he visto, en mi vida”, insiste en el vídeo. La segunda versión, ante sede judicial, fue que había coincidido con la víctima en la discoteca pero que nada había ocurrido en ese baño.
Poco después, acorralado por el contundente relato de la víctima, llegaba la tercera versión en la que admitía haber mantenido relaciones sexuales consentidas con la víctima y que mintió para no hacer daño a su pareja, Joana Sanz.
Y por último llegaría la más surrealista de todas. En un giro inesperado de los acontecimientos, el futbolista ofrecía un cuarto relato en el que se mostraba como la auténtica víctima. “Yo fui el agredido sexualmente y mentí por ella”. “La verdad es que quería proteger a esta señorita” afirmó tras asegurar que la joven se lanzó hacia él cuando él “no había tocado a la chica” en ningún momento. Una declaración que su equipo legal trató de reforzar desmintiendo que las supuestas lesiones de la víctima se correspondan con una violación.
Su estrategia
La nueva declaración de Alves, que tendrá lugar la próxima semana, se enmarca en su estrategia de defensa basada en el consentimiento y la “narración desvirtuada” de la víctima. Y aquí es sonde entran en juego sus dos bazas claves: la “estrategia de la manada” respecto al estado psicológico de la joven y la “teoría del flujo sexual”.
Con respecto a la primera. Desesperados por dar un giro a una situación que parece más que complicada, su equipo legal se centra en debilitar a la víctima. Por ello, el abogado del futbolista, Cristóbal Martell, sigue manteniendo “una auténtica batalla legal con la prueba psicológica que se le tiene que hacer a la joven”. Las medidas que solicita su abogado tienen la clara intención de reducir la credibilidad del relato de la víctima y a intentar probar que su estado psicológico no es compatible con el de una víctima de abuso sexual. Esta estrategia ya la utilizó Agustín Martínez Becerra en el caso de La Manada de los Sanfermines en el año 2016 y ha sido uno de los temores de la víctima desde el mismo día en que formalizó su denuncia.
Y es que todo parece confirmar que el equipo legal utilizara los métodos del caso de “La Manada” donde incluso se llegó a admitir un informe de un detective privado que realizó un seguimiento de la víctima para demostrar demostrar que “su día adía y sus actividad en redes sociales no era compatible con una víctima de violación”.
Esta agresiva estrategia de defensa es bastante habitual en los juicios por violación y ya ocurrió también en el caso de Santi Mina. El equipo legal del futbolista decidió espiar a la víctima. Querían saber qué tipo de vida llevaba y decidieron contratar a detectives privados que la investigaran. Lo hicieron en 2019.
Uno de los detectives declaró que la joven llevaba ropa ajustada y salía de copas y otra detective incluso llegó a hablar con la víctima fingiendo que estaba interesada en alquilar una vivienda en su edificio. Esa conversación se incorporó al informe que hicieron. Asimismo, los psiquiatras contratados por el futbolista cuestionaron el estrés postraumático que sufría la víctima y argumentaron que su modo de vida no era el de una mujer violada.
La teoría del “coito seco”
Otro de los pilares de su defensa se centra en que el “flujo vaginal” de la víctima no es compatible con sexo forzado. Su equipo legal argumenta que “el flujo vaginal” de la víctima resulta “incompatible con un coito forzado”. Asimismo, apuntan a “la falta de lesiones en la cavidad vaginal” de la joven y a la ausencia de otras señales de “reducción física”. Tras analizar los informes forenses, sus abogados insisten: “los análisis no se corresponden con un coito en seco y el flujo vaginal desmiente la violación”.
Una teoría que desmiente la ciencia. A tenor de las diferentes investigaciones científicas y forenses este argumento no es solo denigrante para la víctima sino también ridículo. Las autoridades suelen plantear la posibilidad de lubricación femenina, y por ende del consentimiento, como un área genital sin lesiones (o con lesiones no indicativas de penetración) en un caso donde se ha documentado por otros medios la penetración vaginal (por ejemplo el examen químico o por testimoniales). Esta creencia particular está muy extendida entre abogados penalistas y suele ser un argumento en los juicios por la parte del imputado poniendo en duda la honestidad de la víctima.
Para demostrar hasta qué punto la lubricación e incluso los orgasmos involuntarios durante una violación eran frecuentes, uno de los mayores expertos en fisiología de la sexualidad del Reino Unido, Roy Levin, publicó en 2004 la mayor revisión de bibliografía científica sobre la excitación sexual y orgasmos en casos de estimulación forzada o no consensuada. Tras revisar exámenes médicos de mujeres agredidas sexualmente comprobaron que efectivamente muchas lubrican, aumenta el flujo sanguíneo en los genitales, reconocen haber experimentado placer físico contra su voluntad, gimen de placer, y entre un 4-5 por ciento de los casos llegan a tener un orgasmo.
Existe la creencia de que el hecho de que las víctimas de violencia sexual no presenten heridas o desgarres que indiquen lucha normalmente se relaciona con que hubo consentimiento. Sin embargo, muchas veces tiene que ver con reacciones fisiológicas del cuerpo intentando sobrevivir al ataque. Estudios de laboratorio demuestran además que el estrés, el miedo, el dolor o la repulsión suelen disminuir la respuesta sexual, pero a veces generan el efecto contrario: incrementan el flujo sanguíneo a los genitales y, por tanto, la lubricación.
Habrá que esperar hasta el próximo lunes para conocer el nuevo relato del brasileño pero fuentes cercanas a la investigación insisten en la “apabullante cantidad de pruebas e indicios” que tiene el juzgado contra Alves y en la solidez del testimonio de la víctima.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA