Este lunes se cumplen 100 días de la vuelta al poder de Luiz Inacio Lula da Silva. Los comienzos fueron muy turbulentos con el asalto a las instituciones del país por parte de partidarios de Jair Bolsonaro. Ahora, la principal preocupación es la economía.
Con el corresponsal de RFI en Brasil, Marcos Moreno
Ocho días después de asumir el poder, Lula da Silva ya tuvo que enfrentarse a un intento de golpe de Estado. Cientos de personas asaltaban la sede del gobierno, el Tribunal Supremo y el Congreso.
“Rescata algunos valores que forman parte de la sociedad brasileña por que el pueblo brasileño tiene características conservadoras, pero también progresistas”, dice Clarisse Gurgel, profesora de Ciencias Sociales de la Universidad UniRio.
Con la promesa de traer al pobre al presupuesto, el equipo de Lula Da Silva ha presentado recientemente la propuesta de una nueva estructura fiscal que prevé el fin del déficit en 2024, pero su aprobación depende del Congreso.
Los tipos de interés no bajan y, según Rosianne dos Santos tampoco el valor de los productos básicos del mercado. “Ninguna de sus promesas se está cumpliendo, yo de alguna manera me he arrepentido de haberle votado”, afirma.
En enero una acción firme contra la minería ilegal acabó con años de omisión del gobierno de Jair Bolsonaro. Se requisaron aviones, balsas y maquinaria y se impusieron multas en las tierras indígenas Yanomami. Los mineros furtivos salieron de la zona y salió a la luz una gran crisis sanitaria. Fue una muestra clara de un giro en la política medioambiental, como destaca Claudio Evandro.
“Mandó recursos y medicinas a los indígenas enfermos, comida. Está ayudando al pueblo y va a hacer más todavía”, reivindica.
Este martes Lula da Silva viaja a China, donde intentará una vez más situarse como un líder destacado a nivel internacional en la mediación en la guerra de Ucrania.
Fuente: RFI