La Agencia Antinarcóticos de EEUU “ayudó al Chapo a eliminar, matar o arrestar a sus competidores”, asegura el cineasta Romain Bolzinger, que indaga en la serie documental “Narco circus” los vínculos de Estados Unidos con el cártel de Sinaloa
El periodista y cineasta Romain Bolzinger ha dirigido el nuevo documental “Narco Circus“, que se presentará en otoño, en el que indaga en las presuntas complicidades entre Estados Unidos y los cárteles del narcotráfico mexicanos. Se trata de una serie documental de cuatro capítulos que según ha contado el cineasta a la periodista estadounidense Sharyl Atkisson abarca desde el año 2000 hasta la actualidad. El documental promete generar polémica en la medida en que vincula directamente a las administraciones norteamericanas con el cártel de Sinaloa y especialmente con el capo de la droga más famoso de la última década, que cumple actualmente prisión en una cárcel de Estados Unidos.
La serie “Narco Circus” aborda cómo Estados Unidos gestionó junto al Gobierno de la República de México bajo la presidencia de Felipe Calderón la lucha contra las mafias de la droga. Cabe recordar que Calderón fue el primer presidente mexicano en declarar la guerra a los cárteles y para ello sacó a la calle al Ejército. Desde entonces diversas organizaciones de derechos humanos han calculado que han muerto más de 200.000 personas relacionadas con la violencia de las bandas organizadas.
Para Bolzinger, autor del documental “Estados Unidos contra la obesidad”, la guerra abierta de Calderón contra los cárteles de la droga “fue solo una fachada y condujo al surgimiento del infame capo de Sinaloa, el Chapo Guzmán”. Su tesis, defendida por otros expertos, sostiene que el gobierno mexicano ayudó a “crear este gran monstruo”. En la entrevista, el cineasta explica lo siguiente: “A principios de la década de 2000, el Chapo Guzmán no es un narcotraficante famoso. Es un traficante entre tantos otros. Y con la ayuda del Gobierno mexicano primero pudo crecer mucho y después con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos también. Y lo más interesante de esa historia es que el Chapo Guzmán fue informante de la DEA durante 10 años. Entonces la DEA ayudó al Chapo a eliminar, matar o arrestar a sus competidores”.
A la pregunta sobre si existió un pacto con el cártel de Sinaloa, Bolzinger responde: “Nunca lo sabremos. Pero la DEA y el gobierno mexicano ayudaron a crear un gran monstruo, que se convirtió en el Cartel de Sinaloa, que ahora es muy poderoso, y ahora es casi imposible desmantelar esta organización”.
Uno de los episodios más delicados para Estados Unidos en su trabajo en México relacionado con el narcotráfico fue el fallido operativo “Rápido y Furioso”, entre 2006 y 2011, por el que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos introdujo más de 2.000 armas en México con chip de seguimiento para vender a presuntos criminales y dejarlas pasar hacia la frontera con el objetivo de poderlas rastrear e identificar así a los responsables del tráfico de armas que posteriormente irían a manos de narcotraficantes.
En otro caso en 2014, durante la investigación en Chicago contra el hijo de un líder del cártel de Sinaloa trascendió que el operativo “Rápido y Furioso” fue parte de un acuerdo con EEUU para financiar y armar al cártel de Sinaloa para recibir a cambio de esta organización criminal información contra los cárteles rivales considerados más peligrosos.
En 2021 trascendió que a finales de la década de 1990, el Chapo Guzmán intentó secretamente mientras estaba encarcelado llegar a un acuerdo con la DEA para entregar a sus rivales y obtener inmunidad a cambio. Según el periodista desveló Noah Hurowitz, el capo mexicano ofreció información sobre los cárteles rivales Arellano Félix y Beltrán Leyva y sobre su propio socio, Héctor “El Güero” Palma, a cambio de beneficios personales. Guzmán dijo que podría entregar “información sobre el paradero de depósitos de droga, escondites de armas, toda la infraestructura del grupo y funcionarios corruptos en Tepic”, escribió Hurowitz.
El cártel de Sinaloa se ha convertido en una de las organizaciones criminales más globalizadas, presente en más de 40 países. “Al cártel de Sinaloa se la suele ver como una organización jerárquica”, explicó en su día a LA RAZÓN el experto en seguridad Robert J. Bunker. “Sin embargo, también se la considera una federación de traficantes, en la que los jefes principales están en los escalones superiores y el Mayo y el Chapo (en su día) eran el pegamento que mantenía todo unido. Ahora tenemos a los príncipes, los Chapitos, mezclándose con El Mayo“, añadió el experto estadounidense.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA